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Ulises 31 (4)

Oct 9, 2023 | 2 Comentarios

Dejo a continuación el último avería dedicado a Ulises 31. El cual recomiendo leer escuchando la sintonía creada para el final de cada capítulo por Haïm Saban y Shuki Levy e interpretada por Jacques Cardona (junto al grupo Apollo): «Ulysse revient».

Quien desee leer el primero puede hacerlo pinchando en este enlace:

https://averiadepollos.com/ulises-31-1/

Quien quiera leer el segundo haciendo lo propio aquí:

https://averiadepollos.com/ulises-31-2/

Y quien quiera bucear por el tercero puede pinchar en el siguiente enlace:

https://averiadepollos.com/ulises-31-3/

 

Ulises 31 (4)

Entrando ya en el nivel argumental, creo que no me excedo al afirmar que la mayoría de episodios de Ulises 31 son deliciosos. Están llenos de hallazgos temáticos y son sumamente equilibrados. En gran medida, el mérito es de Nina Wolmar. Una gran conocedora de la cultura griega que, con ayuda del equipo franco-japonés tantas veces citado, logró renovar una historia ampliamente conocida como la del regreso de Ulises a Itaca. Lo importante en este caso no es sólo el equilibrio y belleza con la que combinó algunos de los pasajes y personajes de La Odisea con varios de los mitos griegos más conocidos sino cómo fue capaz, a su vez, de mezclar armónicamente todas esas historias con varias de las más logradas ocurrencias del cine de ciencia ficción más o menos reciente o algunos clásicos literarios.

Hay episodios que parecen estar directamente inspirados en La invasión de los ultracuerpos o las películas de zombis y otros en los que es patente el influjo de Alicia en el país de las maravillas, Flash Gordon, Metrópolis, el arte del dibujante Moebius o el de un filme como El increíble hombre menguante cuyo influjo es esencial en «Los lestrígonos». A su vez, se producen diversos acercamientos a historias de raigambre bíblica como es el caso del Arca de Noe en La segunda arca, capítulos que por momentos remiten a la psicodelia o al surrealismo maravilloso y en otros a un filme como El malvado Zaroff como es el caso del genial El mago negro y alguno en concreto («La esfinge») en el que nos sumergimos dentro de las siempre enigmáticas fronteras de la antigua cultura egipcia. De todas formas, por si esto no fuera suficiente, aún hay  mucho más.

Es, por ejemplo, sumamente inteligente el acercamiento a los personajes clásicos griegos de todos conocidos. Sobre todo, porque muchos no son exactamente como los conocemos por la mitología. En la mayoría de las ocasiones su esencia es respetada pero eso no significa que sus atributos se mantengan idénticos. Por ejemplo, el mítico Dios Cronos es tan cruel como lo imaginamos gracias a La Teogonía de Hesíodo pero en Ulises 31 su crueldad no radica en los hechos que lo convierten en un tirano parricida sino en otros asimilables (pero no iguales) que dan lugar a un personaje un tanto diferente. Un mérito indiscutible de Wolmar y sus ayudantes que se repite, como acabo de subrayar, con muchos otros personajes. Por ejemplo, el Sísifo de Ulises 31 es muy parecido al clásico pero unas cuantas características a su alrededor cambian puesto que en la serie el rey de Corinto cree estar trabajando en una planta de purificación y no tiene conciencia de su real castigo hasta la llegada de Ulises. El dios Eolo, como en La Odisea, también aparece pero no es un agente benefactor sino un villano que pone en muchos aprietos a Ulises y sus compañeros. Algo parecido podemos, a su vez, indicar de decenas de personalidades de la cultura griega cuya esencia se ve por un lado recreada y por otro, modificada y ampliada en Ulises 31 como ocurre con los monstruos Escila y Caribdis que en la serie se convierten en dos planetas o la hechicera Circe que en principio pareciera no llegar a culminar su romance con Ulises como en La Odisea y en vez de trabajar en la construcción de un gran telar lo hace aquí en una Biblioteca Galáctica con la que anhela convertirse en reina del conocimiento.

Además de lo ya indicado, es necesario, casi obligatorio recalcar las brillantes ideas y escenas que se desarrollan en varios capítulos y que muestran la originalidad e ingenio de los creadores de Ulises 31. Es cierto que había capítulos en los que la inventiva flaqueaba un poco como es el caso del dedicado a las sirenas o El planeta perdido. Pero en general, es inevitable rememorar con asombro muchos de los hallazgos como, por ejemplo, varias mágicas escenas como aquellas en las que los zotrianos se encontraban inmóviles pero veíamos a sus sombras desplazarse bajo ellos, la de Ulises empujando un enorme reloj mientras Telémaco, Thais y Nono envejecían en el país de Cronos, la particular y cruenta partida de ajedrez en la que participaba Ulises durante su estancia en los dominios de Eolo o su lucha como un ser diminuto contra Antifates el Grande y su gato tras caer en el mar de los Lestrígonos.

En este recuento de momentos mágicos de Ulises 31 cuyo mérito hay que achacárselo a Nina Wolmar tampoco podemos olvidar instantes estelares como el encuentro de Ulises y Telemaco con sus yoes del pasado en un delicioso capítulo («Ulises encuentra a Ulises»), ni los de Thais y el hijo de Ulises corriendo por una cinta de Moebius en el inquietante El sillón del olvido, aquellos en los que Thais y Telémaco se contemplaban en unos espejos que les mostraban la verdadera estatura de su yo interior en La esfinge o también en este último capítulo, el trascendente momento en el que Ulises resolvía el acertijo propuesto por La esfinge. Aquel mítico que reza que el hombre es el único animal que durante su infancia camina a cuatro patas, en su juventud y madurez con dos y en su vejez con tres (pues necesita un bastón).

En cualquier caso, si tuviera que quedarme con un solo capítulo de Ulises 31 (algo realmente muy difícil, casi cruel) sería (sólo después de mucho meditarlo) con «El laberinto del minotauro». Más que nada porque la lucha entre Ulises y el monstruo en medio de espejos que (como podría decir Borges) multiplican, esconden y deforman la imagen del minotauro es realmente fascinante. También la muerte de este ser con piel azul es realmente estremecedora. Provoca dolor. Tanto como la constante fuga hacia ninguna parte de un Ulises al que siempre se le escapa el camino a la Tierra por determinados momentos o detalles. Lo que hace su recorrido por el Olimpo una experiencia tan estremecedora como despiadada.

Lamentablemente, como dije en otro avería, la serie concluyó precipitadamente con un final que no hacía honor a la grandeza de esta odisea espacial. La fructífera (pero tensa) relación creativa entre trabajadores franceses y japoneses terminó provocando todo tipo de conflictos que se resolvieron en un final digno pero cerrado en falso.  Lo que no es en absoluto obstáculo alguno para reconocer la grandeza de una serie llena de magia y momentos increíbles. Una deliciosa arca artística con sabor a obra mayor, a obra maestra. Un estruendo en la animación infantil como pocos se han visto gracias a su capacidad de combinar de manera equilibrada las más diversas influencias y mundos. Tanto es así que creo que no estoy exagerando al afirmar que Ulises 31 es una de esas obras que en parte resumen la historia del arte y en parte la de la humanidad (al menos de Occidente) siendo, a su vez, divertida y molona. Un espectacular viaje cultural al que siempre, siempre hay que volver para comprender de dónde venimos y a lo que podemos aspirar. Shalam

من لا يسعد بالقليل لن يسعد بالكثير

Quien no es feliz con poco, no lo será con mucho

2 Comentarios

  1. andresrosiquemoreno

    1imagen….ojos vacios, ojos de escultura griega, ojos de los retratos de amadeo modigliani……
    2imagen…estilo zombie-fosbury…..
    3imagen…..hombre mostacho, principe de oro y el aviso para los aviones de vuelo rasado…..
    4imagen….me han convertido en una t.v. antigua(mochica)…
    5imagen….me parezco a jodie foster de taxi driver…..
    6imagen….este laurel se convirtio en trebol de cuatro hojas, a mi dejame en paz que voy a contar el telediario….
    7imagen….el minotauro del saco (si no te duermes)……
    PD…https://www.youtube.com/watch?v=76rOZbxoZMY..danza griega de las musas….

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  2. Alejandro Hermosilla

    1) Esa mirada de Zeus al que ponía voz Constantino Romero. En este caso los dioses dan miedo porque tienen la mirada hueca y no ven a los hombres. Les damos igual. 2) La epopeya de los hombres flotantes. 3) En fila de más alto a más pequeño. El asombro ante lo desconocido. 4) Un Dios que sabe que la vida es tiempo aunque es inmortal. Esos dos relojes en su sombrero. 5) Ambiguedad mítica. Esto podría ser el comienzo de una historia de amor o de odio. 6) El anti Narciso. Parecen estar interesados en todo menos en su parecido. 7) En el minotauro resplandece una inteligencia superior, animal. PD: muy bonita la danza pero la canción es directamente sublime. Trascendente.

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Autor: Alejandro Hermosilla

Mi nombre (creo) es Alejandro Hermosilla. Amo la escritura de Thomas Bernhard, Salvador Elizondo, Antonin Artaud, Georges Bataille y Lautreamont.

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