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Las hermanas de la oscuridad (1)

Oct 16, 2023 | 2 Comentarios

Dejo a continuación un nuevo avería dedicado en esta ocasión a The Sisters of Mercy. El cual, debido a su extensión, dividiré en dos partes.

Por supuesto, recomiendo leerlo escuchando un tema de la banda británica. Concretamente, con el que abre su primer disco de idéntico título al del Lp en el que se encuentra: «First and last and always».

 

Las hermanas de la oscuridad

Si Andrew Eldritch hubiera muerto en los primeros años de la década de los 90, tal vez The Sisters of Mercy ocuparían uno de los más altos lugares en el escalafón de grupos icónicos de rock de los 80. Sin embargo, el que haya continuado vivo y sea actualmente más célebre por sus desconexiones durante los conciertos y sus actitudes egocéntricas, ha provocado cierto hastío en sus seguidores y ha rebajado muchísimo el halo de misterio y magnetismo que podría rodear a la banda. Algo de todas maneras bastante difícil de sostener puesto que, como todos sabemos, es muy difícil mantener una aureola arcana y secreta en el mundo de rock tras varias décadas funcionando, aunque no se graben ya discos como sucede con la banda británica en concreto.

Por ello, hablar de The Sisters of Mercy hoy en día es más parecido a hacerlo de un fantasma que de un grupo de rock. Supone más hablar del deseo que de la realidad. Pero ese es también el encanto y el enigma de una banda cuyas canciones parecidas a cejas nocturnas no han envejecido. Continúan tocando las aristas de la piel como el primer día. Tal vez porque retrataron los abismos con el espíritu de los más sombríos poemas de Charles Baudelaire e intentaron describir la vida contemporánea con versos más oscuros que el más negro de los colores, logrando así convertir cada una de sus composiciones en una danza fúnebre, un funeral melódico a mayor honra de la insulsa modernidad.

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Con The Sisters of Mercy suele ocurrir un hecho muy concreto. La primera vez que los escuchamos suenan excesivos y recargados. Resultan poco creíbles. Suenan como góticos impostados. Un grupo nocturno y barroco hasta la médula. Sin embargo, esas mismas características que consideramos defectos son las que, a medida que los vamos conociendo, hacen que se conviertan en un grupo imprescindible. Uno de esos que cuesta muchísimo dejar de escuchar cuando su personalidad hace contacto con nuestro espíritu. Sus discos (sobre todo, los dos primeros) son absorbentes. Ejercen de hechizos. Son casi conjuras realizadas por brujos malignos que someten al oyente a una purga. Todos los fans de Sisters of Mercy lo son a muerte porque es un grupo que no deja indiferente a nadie. Es como la luna llena. Una vez que la contemplamos lo normal es volvernos para mirarla una y otra vez. Quedar cegados por sus destellos.

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Además de las guitarras oscuras, los coros siniestros que suturan dolor, odio y visceralidad, el aspecto más reconocible de The Sisters of Mercy es la voz de Andrew Eldritch. Una voz gutural y profunda, recargada, de barítono, que parece por momentos la de un profeta y otras la de un predicador en el desierto. Una voz sumamente personal y angosta que sin embargo posee una flexibilidad que la hace comparable a la de un opaco saxofón. Esa voz es clave para enganchar y también para sacar de contexto a los que se acercan a The Sisters of Mercy. Es una voz parecida a la de un violento cazador, a la de un violento asesino que persigue lentamente a su víctima por las calles y a la de un severo tirano. Es una vía directa al centro de la locura pero al mismo tiempo es elegante. Recuerda a las de Jim Morrison e Ian Mcculloch pero, a su vez, se distingue de ellas por su tendencia al ornamento. Es, sí, la voz de un dios normando que ilumina con sus ojos los caminos de la noche. La de un predicador que anima con su látigo y sus labios sangrientos a sus seguidores a vivir la noche al máximo. Sorber las profundidades de la tierra como si fueran vampiros.

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No obstante, el bajo es también sumamente importante en The Sisters of Mercy. Hay canciones en las que me atrevería a decir que es el instrumento esencial y, por momentos, o bien se impone a la voz de Eldritch o bien se complementa con ella de modo casi alquímico y natural. Como lo hacen la sangre y los colmillos en las historias de vampiros o la grasa y el motor en los viejos y potentes automóviles de antaño.

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The Sisters of Mercy tienen tan sólo tres discos. El primero, First and last and always, era un aullido nocturno. Encontraba su propio lugar situándose a idénticos metros de distancia de los discos de Echo & The Bunnymen que los de The Cure, Bauhaus y Joy Division. Se percibía sin embargo que en Sisters el rock no era tanto una vía de expresión como un mandamiento. Que, en cierto sentido, eran una orden religiosa. Unos músicos con un destino trascendente encargados de transportar a sus seguidores al éxtasis místico.

Firs and last es tal vez su disco más equilibrado. En su interior hay temas de pop decadente, sinalefas sonoras que podrían sonar alto perfectamente en medio de una batalla tribal y riffs de guitarra similares a hostias rockeras que podrían pasar por orgasmos en medio de una discoteca. First and last es la bebida perfecta de rock gótico. Sube al cielo con calma y sutura veneno por todos costados sin necesidad de ser demasiado agresivo. Es un disco que suena tan urgente como cuando apareció. Es una obra lírica y poética que podría haber complacido a Ian Curtis y debería haber sido utilizada por Francis Ford Coppola para ilustrar algunas de las más sobrecogedoras imágenes de su Drácula.

First and last es un disco ligero que no cansa. Sus teclados son iluminadores. Cada instrumento suena como lo hacen los versos de Rimbaud al ser leídos en su idioma original. Las guitarras directamente hacen volar al oyente. Insuflan aire y fuego a una obra a la que durante unos años sólo Love de The Cult se atrevió a desafiar creativamente. En suma, todo es excesivo en First pero también felizmente contenido de tal modo que incluso por momentos el disco hace recordar al lejano rock de los 50 sin dejar de ser radicalmente moderno.

Lamentablemente, tras filmar el mítico concierto que ofrecieron en el Royal Albert Hall, Hussey (guitarra) y Adams (bajo) abandonaron la nave por sus continuas divergencias con un Eldricht convencido de que el grupo era él y formaron The Mission. Otra historia (que merecería probablemente ser revisitada en avería en otro momento) que, en cuaquier caso, habla muy bien a las claras de que la autodestrucción (además de la egolatría) era otra de las sombrías características que unían a The Sisters of Mercy con las fuerzas del caos. Shalam

الأشياء الناعمة في الحياة تفوق الأشياء الأقوى في العالم.

Las cosas suaves de la vida superan las cosas más fuertes del mundo

2 Comentarios

  1. andresrosiquemoreno

    1imagen…gafas negras (se hace el interesante)….circo come clavos(fakir o algo asi)
    2imagen….siouxsie sioux….
    3imagen…no veo nada hay mucho humo….
    4imagen…las perlas de mi cuello no lo se…..
    5imagen….fatalismo….maxima de pizarra……

    PD: https://www.youtube.com/watch?v=iKfnBi0yuNw&list=PL8B97431D81B62E3F&index=1….cruel sister……the pentangle…1970

    Responder
    • Alejandro Hermosilla

      1) Parece Phil Spector cantando lejos de sus actividades como productor. 2) Aquí parecen Diamanda Galas y uno de sus amantes. 3) Rock épico y gótico que recuerda a los conciertos de los 80. La portada de «Sonic Temple» de The Cult. 4) Atrapado en el tiempo. Herido por la música. Rock de los 50 y de los 80 unido. 5) Ese título me fascina. El primero, el último y siempre. Creo que no se puede resumir mejor un amor eterno. PD: Precioso grupo de folk rock ideal para bajar los ánimos entre tanto golferío político. Hubo una vez una utopía…..

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Autor: Alejandro Hermosilla

Mi nombre (creo) es Alejandro Hermosilla. Amo la escritura de Thomas Bernhard, Salvador Elizondo, Antonin Artaud, Georges Bataille y Lautreamont.

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