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Fiebre por el pasado

Abr 10, 2023 | 2 Comentarios

Dejo a continuación un nuevo avería decicado en esta ocasión a The Style Council; el grupo de Paul Weller y Mick Talbot. El cual recomiendo leer escuchando uno de sus célebres temas: «Walls come tumbling down».

 

Fiebre por el pasado

Tengo la impresión de que The Style Council siempre será un grupo incomprendido. Muy difícil de clasificar. Básicamente porque Paul Weller huía como la peste de ser encasillado en un cajón. Y experimentó con tantos estilos en cada uno de los discos que grabó junto a Mick Talbot que no parece equivocado afirmar que la banda británica se encuentra, en cierto sentido, en medio de ninguna parte. Por un lado, eran sofisticados. Por otro, callejeros y bailables. Se atrevían a mirar de refilón al synth pop pero reverenciaban la tradición. Lo mismo homenajeaban a la música negra que se atrevían a navegar por el pop sinfónico e incluso se dejaron contagiar por la fiebre del house y grabaron unos cuantos temas que podían sonar perfectamente en afters y raves alumbrando bellos amaneceres.

The Style Council jugaban en otra liga. Su propia liga. No se miraban ni se veían reflejados en sus contemporáneos y ninguno de sus contemporáneos podía inspirarse en ellos para crear algo. Básicamente, porque pretendían dignificar el pop dotándolo de aspectos suntuosos y elegantes pero sin por ello rebajar su carga combativa y política. De hecho, en muchos de sus temas apuntaban directamente a los pies y al estómago. Querían que su público bailase y, al mismo tiempo, reflexionara o tomara conciencia social de los destrozos laborales provocados por Margaret Tatcher. Por un lado, eran socialistas pero por otro, parecían distantes y lejanos. Demasiado exquisitos como para ser un grupo de masas o para convertirse en líderes de cualquier revolución juvenil. Por más que se empeñaban constantemente en conectar con la vertiente instintiva del público inglés. Siempre, eso sí, sin dejar de lado cierta frivolidad que se les perdonaba por la excelente calidad de sus canciones: un ingente caudal de composiciones que lo mismo flirteaban con el acid jazz, el pop francés o el lounge que con los sonidos portuarios que desembocaron en el rockabilly o el soul.

En cierto sentido, The Style Council, sí, eran una isla musical que miraba con idéntica distancia al pasado, al presente y al futuro. Crearon su propio espacio y mundo hasta el punto de que que, incluso en sus temas más clásicos, sonaban diferentes al resto. Tanto es así que, aún hoy, continúan provocando extrañeza y dependiendo del día, sus discos pueden provocarme o bien pasión y alegría o bien cierta desconexión e indiferencia.

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No creo que nadie, ni sus más íntimos, esperara el giro de timón musical que Paul Weller dio a mediados de los 80. Es cierto que The Jam cada vez se acercaban más al soul. Si alguien hubiera restado energía a sus estornudos punk y hubiera domado las guitarras, si alguien hubiera atemperado la energía juvenil que aún florecía rabiosa en medio de Sound affects y The Gift, hubiera emergido un ramillete de canciones correosas y hermosas, de un profundo lirismo, que habrían podido sonar perfectamente en clubs y boîtes de medio mundo entonadas por unas cuantas gargantas negras.

De todas formas, los dos últimos discos de The Jam guardaban demasiadas similitudes con los tres primeros como para que alguien pudiera aguardar un cambio de tal calibre. Menos aún, teniendo en cuenta que The Jam era héroes juveniles. Habían sabido conectar la frustración y rabia punk con la elegancia del pop inglés de los 60. Eran el grupo perfecto. Encajaban perfectamente tras una descarga de The Buzzcocks como de The Kinks. Podían gustar a los fans de Sex Pistols y a los de The Beatles. Así que su disolución fue un drama incomprensible para muchos fans y periodistas que nunca además terminaron de comprender el giro llevado a cabo por Weller con Style Council aunque aparentemente lo toleraran. Algo definitivamente falso como se puede deducir comprobando las reacciones que provocó el quinto y último disco de la banda: Modernism: A New Decade.  Un fascinante compendio de deep house que dejó de nuevo a medio mundo fuera de juego. Tanto es así que su compañía se negó a publicarlo y los escasos viejos fans de Weller tiraron definitivamente la toalla y quemaron fotografías suyas reeditando lo ocurrido con Bob Dylan en sus cambiantes giros del folk al rock.

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En realidad, es injusto afirmar que The Style Council era únicamente la banda de Weller y Talbot. También era la de Dee C. Lee. Una deliciosa y sensual vocalista que ponía el toque funky al grupo. Infundía carisma y atrevimiento a sus actuaciones. Y, en cierto sentido, con sus modulaciones suaves y su amable temperamento en los escenarios, se convirtió en un epígono involuntario de todas esas damas negras que reinarían y protagonizarían algunos de los episodios más destacados en medio de las mutaciones del pop en los 90 como es el caso del trip hop. Siendo, a su vez, una muy digna continuadora de las míticas vocalistas de jazz y soul de pasadas décadas.

Más allá de todo lo indicado, hay algo muy reconocible en The Style Council. Ni más ni menos que su flema británica. Si un adjetivo podía encajar con ellos era el de snobs. Porque siempre intentaban diferenciarse de esa manera que sólo los ingleses son capaces de llevar al extremo. Organizaban, por ejemplo, veladas en las que tocaban unos cuantos minutos al principio, posteriormente dejaban paso a uno o dos grupos, y volvían a salir a rematar la noche.

Por otra parte, su primer disco, el hermoso y bohemio Cafe Bleu, comenzaba con un instrumental al que seguía una balada y otro nuevo instrumental. ¿Y después? Pues otro instrumental más con sabor a disco de Kenny Burrell. Un suicidio comercial que hablaba muy a las claras del desafío artístico y estético que habían acometido The Style Council. Un grupo que homenajeaba con absoluta naturalidad tanto a Herbie Hancock como a Marvyn Gaye o Al Green y además vestía mejor que nadie y se permitía reírse de sí mismo y de cualquiera que se le pusiera delante. De hecho, en cierto modo, Weller ironizó y se dejó seducir durante un tiempo por el look gay de los músicos techno pop probablemente tanto por su deseo de romper con su imagen previa en The Jam como por sus ganas de divertirse desenfadadamente. Su derecho a hacer lo que le diese la gana como músico. Motivo por el que también es necesario citar el rap (escuchése «Right to go») entre los múltiples estilos que Weller se atrevió a abordar en su particular mutación artística.

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Tal vez los referentes más claros y directos de The Style Council haya que buscarlos en la novela de Colin MacInnes («Absolute beginners«) de la que brotó el famoso filme de Julien Temple y dos canciones de The Jam y David Bowie. Aunque Style era un grupo tan proteico que podía, asimismo, encajar perfectamente en medio de un filme de la nouvelle vague, una serie policíaca británica o compartiendo escenario con Dexys midnight runners en un festival musical en homenaje a Bogart o en pos de los derechos civiles de alguna minoría.

En verdad, hay algo idealista en la música de The Style Council. Una mirada renacentista al mundo de la música que les hizo evolucionar hacia lugares imprevistos y, al mismo tiempo, buscar la canción perfecta. En realidad, probablemente tenían demasiada clase para su tiempo (y el nuestro). Aspiraban a meter en formol la juventud y hacer del pop un arte modernista. Elegante. Por eso puede uno imaginar sus discos sonando tanto en la Francia del XVIII como en campos de golf y tenis ingleses tras la Segunda Guerra Mundial. De hecho, también podrían encajar perfectamente en un documental sobre la Belle epoque porque The Style Council aspiraban a ser la banda europea total. Más modernos y más clásicos que nadie a su alrededor. Shalam

أنت لا تكره نفسك وأنت تحتقر نفسك. أنتلا تكره أكثر من متساوٍأو متفوق

No se odia mientras se menosprecia. No se odia más que al igual o al superior

2 Comentarios

  1. andresrosiquemoreno

    1imagen….curtis mayfield pa mi…otis redding pa ti…..
    2imagen….la critica especializada nos pone bien…..jajaj…
    3imagen…vacilonada mood…..(aspectos)
    4imagen….no saben si iran de vacaciones a venecia o a la isla de santa lucia……
    5imagen….distinguido…callejera brown…atleta….
    PD…..https://www.youtube.com/watch?v=XUCDpwMFstc….
    sorprendente secciones vientos…voces…ritmica…soul que te crio..

    Responder
    • Alejandro Hermosilla

      1) Aquí, desde lejos, pareciera los Pet shop boys. Talbot sería Neil Tennant. 2) Están gastando una corrosiva broma sobre Margaret Tatcher. 3) El disco podría llamarse perfectamente: «El retrato del artista moderno». 4) Boletín de moda que nos dan al entrar a una tienda de ropa. 5) Un grupo de acid jazz que intenta ser moderno pero no puede o no quiere. La parte obrera, la parte sibarita y en medio, la parte negra. PD: no cabe duda de que esto le gustaría a Weller y muchooo.. jajajaj

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Autor: Alejandro Hermosilla

Mi nombre (creo) es Alejandro Hermosilla. Amo la escritura de Thomas Bernhard, Salvador Elizondo, Antonin Artaud, Georges Bataille y Lautreamont.

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