Dejo a continuación un breve avería dedicado a las disquisiciones realizadas por Giles Smith en su desenfadado y divertido Lost in music. Una odisea pop sobre el paso del vinilo del CD. El cual recomiendo leer escuchando uno de los temas de la interesante banda de la que Giles formó parte, Cleaners from Venus. Concretamente, el tema que abre Going to England: «Julie Profumo».
El sonido perfecto
La verdad es que estoy disfrutando mucho de la lectura de Lost in music. Resulta difícil encontrar libros en los que su autor demuestre tan pocos prejuicios y escasa vergüenza. En realidad, el texto tiene como claro referente los realizados por Nick Hornby. Giles Smith realiza una apasionada biografía de su vida musical atendiendo a hechos aparentemente banales en los que, sin embargo, podemos reconocernos todos sus lectores. El libro es un ataque al snobismo pero, al mismo tiempo, una reflexión divertida sobre el mismo. Por ejemplo, expone con claridad cómo todos (en mayor o menor medida) falseamos de uno u otro modo determinados hechos y actos como el primer disco que nos marcó (siempre elegimos uno apropiado culturalmente), el primer concierto al que fuimos o aquellas bandas juveniles de las que formamos parte en nuestra adolescencia de cuyo rastro no se acuerda nadie. Tampoco afortunadamente oculta su pasión de fan que le hizo reverenciar músicos actualmente opacados por el paso del tiempo, (de esos cuyo nombre da vergüenza citar), como es el caso de Nik Kershaw, a quien Giles admiraba hasta el punto de no perderse un solo concierto suyo y llegar a tener una cita con él en su casa (que probablemente pensara que transformaría el mundo de la música (y su vida) para siempre).
Lo mejor del libro de Giles Smith radica, a mi entender, en dos aspectos. En primer lugar, en que quien nos habla no es sólo un fan de la música, un joven abducido por el mundo pop, sino alguien que formó parte del mismo con Cleaners from Venus. Una banda con resonancias a XTC, Beatles, Aztec Camera y al esteriotipado pop inglés de los 80 que me ha resultado bastante interesante. Al menos mucho mejor que otras que consiguieron el éxito en su momento. De hecho, incluso por momentos me ha recordado a los mágicos It Bites. Lamentablemente, Cleaners (a pesar del interés que despertaron en Alemania) se quedaron en territorio de nadie. Lo que no fue obstáculo para que Giles extrayera lúcidas conclusiones sobre el negocio de la música que merece la pena leer. Y en segundo lugar, tengo muy claro que si Lost in music destaca es, sin duda, por los gustos musicales de Giles. ¡Joder! Es díficil encontrar (incluso en la mitad de los 80) alguien que diga sin ningún reparo que sus músicos favoritos son Steely Dan, Rickie Lee Jones, Blue Nile, Stevie Wonder, Prefab Sprout, XTC o Randy Newman. No tanto por la calidad de todos ellos (indiscutible en casi todos los casos) sino porque, salvo excepciones, ninguno de ellos se caracteriza por utilizar las guitarras eléctricas de forma desaforada, todos ellos conceden una importancia desmesurada a la melodía y ninguno de ellos forma parte del canon principal que habitualmente citan los comentaristas del pop y el rock. Ok, sí, ¿Quién no ama a Randy Newman o a Stevie Wonder? Pero ¿quién los tiene como influencia principal en su obra? ¿Qué periodista los escucha y cita una y otra vez con la insistencia con la que se suele aludir a otros grupos de culto?
En resumidas cuentas, Giles es un heterodoxo, lo suficientemente lúcido como para mostrar al desnudo sus vergüenzas y bromear sobre sus miserias. Y a partir de allí, realizar un recorrido sobre la música moderna que precisamente destaca por no tener nada de épico ni de memorable. Por retratar al ciudadano vulgar de cualquier época. A nuestro yo adolescente que cantaba con orgullo y se revolcaba en el barro para defender auténticas nimiedades y a nuestro yo adulto entrenado en maquillar todas nuestras debilidades. Acostumbrado a citar la influencia justa en el debido momento ante el auditorio correcto.
En cualquier caso, hoy no deseaba hablar tanto del divertido (y necesario) libro de Giles sino de una nutrida reflexión que aparece en el mismo sobre la introducción del CD en la industria musical que no me resisto a citar en avería: «en algún momento de 1987, un amigo se convirtió en la primerapersona que conocíamos en tener un reproductor de CD, así que un grupo de personas cumplimos con el ritual de ir a su casa una tarde y subir a su dormitoriopara ver cómo sonaba.—Escuchad esto —dijo.—¿El qué? —pregunté, porque no oía nada.—¡Exacto! —exclamó.Fue ese «nada» lo que quería justamente que oyera, el silencio entre un tema yotro. Y era impresionante esa ausencia total de ruido: ninguna aguja chasqueandopor la presencia de polvo en los surcos, ningún sonido ni chisporroteo por la típica mota incrustada y ningún cíclico golpeteo cuando el maldito extremo de plástico de la aguja roza la superficie del vinilo, lo cual sucedía cuando ponía algunos de mis singles más combados. Y entonces llegó la deducción que trajo consigounaneurosis:sitodoeseruidoseestabaproduciendoentreunacanciónyotra,tambiénseproducíadurantelascanciones.Quedóclaroquetodoloqueescuchabas en vinilo luchaba por liberarse de una fina de capa de pelusa o siseaba parallegar a ti, de forma que su inmediatez se reducía de manera drástica. El CD —unmilagro— ofrecía sonido a secas, tal como Dios nuestro Señor lo creó: limpio ypulido, fantásticamente engrasado, reluciente y presentándose ante ti desde esesilencio digital perfecto».
Exactamente, en estas pocas líneas, se puede encontrar el motivo por el que cientos de miles de melómanos cayeron en la trampa de la industria y se lanzaron, como posesos, a sustituir sus viejos vinilos por los modernos y eficientes CDs, mandando a la mierda un formato que tal vez no fuese capaz de ofrecer el mejor sonido pero, en lo que se refiere al tamaño de las carpetas y al apartado gráfico, era uno de los mayores propulsores de imaginación conocidos.
El problema posterior (siguiendo con el sonido) al que se enfrentaron los melómanos se encuentra también muy bien descrito en el libro de Gilles: «Si eres un verdadero fetichista del vinilo, esta perfección perpetua provoca en tisentimientos encontrados. Un amigo mío tiene el single que regalaban con las primerascopiasdeArmed ForcesdeElvisCostelloylosAttractions,yundía—sinduda durante alguna fiesta intempestiva de estudiantes a la luz de las velas— lecayó una gota de cera. Desde entonces, la aguja del tocadiscos a veces se atascaen la cera y otras la franquea, según se le antoje. Lejos de enfadarse, todo el mundo sabe que a mi amigo le encanta alardear de esta interrupción como si fuera una especie de herida de guerra. Así es como sabe que es su disco y no el de otra persona; y, lo que es más importante, funciona como marcador de la antigüedad de su relación con Elvis Costello. (…) esas marcas (rayones, trozos de cera seca, restos de cerveza derramada…) son un sumario histórico crucial. Los discos te marcaron y tú, para no ser menos, dejaste tu marca en ellos. ¿Qué esperanzas hay para esta reciprocidad si los CD tienen el don de la eterna juventud?»
No sé si puedo añadir mucho más a esta cuestión. Precisamente lo que buscamos muchos cuando pinchamos un vinilo es ese ruido que envuelve levemente las canciones, ese ruido que sabe a vino añejo y nos acompaña entre una canción y otra como lo hacen los muebles antiguos en las casas de nuetros familiares. Un ruido que sabe a rock, se entremezcla perfectamente con las guitarras eléctricas y tiene un gusto a espontaneidad e imperfección que encaja perfectamente con las explosiones que generan, por ejemplo, los temas de The Who.
En fin. Creo que no hay mejor cierre para este avería que las palabras de Giles: «De hecho, tal como reconocía para mis adentros en momentos ocasionales de agotadora honestidad, (…) los viejos vinilos sonaban más vivos debido a las ocasionales arrugas, unpoco de aire y electricidad estática.» Shalam
andresrosiquemoreno
el julio 21, 2023 a las 1:23 pm
1imagen…..asi no se posaran las palomas en mi balcon…..
2imagen…..el refrito y los saltos por las protuberancias de las manos de cubatas……
3imagen…..pandereta y los otros dos con arpa y flautilla dulce en barca a remos….
4imagen…..yo primero y detras la magnifica fuente(de agua)(agua volando)….
5imagen..portada la antipropaganda…mucho contenido…..
6imagen…..en el corte ingles a 99pesetas(rebajas)….
PD…https://www.youtube.com/watch?v=PXly2VZepxI…prince live..3 años antes de su muerte…me cago en tóooo!..mierda!…los dos primeros minut aprox la seccion de vientos parace despegar del aeropuerto…..
PD2….con permiso de dusty sprinfield… https://www.youtube.com/watch?v=MsTIuNikq4w…
The Tourists – I Only Want To Be With You (1979)……
Alejandro Hermosilla
el julio 22, 2023 a las 6:19 am
1) Espejos de discoteca de house. Anuncio de noche discotequera infernal. 2) Posavasos para poner las copas de whisky y cerveza en el balcón 3) Romanticismo ochentero. Una banda que puede homenajear tanto a Scritti Politi como a Jack el destripador y William Blake. 4) Podría ser perfectamente Paul Auster de joven, un poco más arisco de lo normal. 5) una mediocre imitación de Stg Pepper’s. Disco típico que uno se pillaba en e Discoplay. 6) Discos Carrots. PD: 1) Impresionante. No sólo estaba en forma sino que iba más allá. Rozaba lo divino. 2) No sabía que Annie Lenox había estado en una banda antes de Eurithmics. ¡Sorpresa!
Last days era una película extrema. De esas que se ama o se odia y provoca tanto adhesiones infranqueables como rechazos furibundos. La libre visión...
1imagen…..asi no se posaran las palomas en mi balcon…..
2imagen…..el refrito y los saltos por las protuberancias de las manos de cubatas……
3imagen…..pandereta y los otros dos con arpa y flautilla dulce en barca a remos….
4imagen…..yo primero y detras la magnifica fuente(de agua)(agua volando)….
5imagen..portada la antipropaganda…mucho contenido…..
6imagen…..en el corte ingles a 99pesetas(rebajas)….
PD…https://www.youtube.com/watch?v=PXly2VZepxI…prince live..3 años antes de su muerte…me cago en tóooo!..mierda!…los dos primeros minut aprox la seccion de vientos parace despegar del aeropuerto…..
PD2….con permiso de dusty sprinfield…
https://www.youtube.com/watch?v=MsTIuNikq4w…
The Tourists – I Only Want To Be With You (1979)……
1) Espejos de discoteca de house. Anuncio de noche discotequera infernal. 2) Posavasos para poner las copas de whisky y cerveza en el balcón 3) Romanticismo ochentero. Una banda que puede homenajear tanto a Scritti Politi como a Jack el destripador y William Blake. 4) Podría ser perfectamente Paul Auster de joven, un poco más arisco de lo normal. 5) una mediocre imitación de Stg Pepper’s. Disco típico que uno se pillaba en e Discoplay. 6) Discos Carrots. PD: 1) Impresionante. No sólo estaba en forma sino que iba más allá. Rozaba lo divino. 2) No sabía que Annie Lenox había estado en una banda antes de Eurithmics. ¡Sorpresa!