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Dissatisfaction

Feb 14, 2022 | 2 Comentarios

Dejo a continuación la octava reseña del libro Los 100 mejores discos del Siglo XX. En este caso, dedicada a Dissatisfaction de The Prisioners. La próxima semana me ocuparé del puesto 92 en esta lista: Imperializm de Rakete.

Quien desee por cierto saber más del proyecto puede pinchar en el enlace siguiente:                                     

http://www.averiadepollos.com/los-100-mejores-discos-del-siglo-xx/         

Y quien quiera leer la reseña anterior puede hacerlo aquí: 

http://www.averiadepollos.com/kriegshymnen/

Si alguien se anima, asimismo, a leer este texto con música, le recomiendo hacerlo escuchando un salvaje tema de The Replacements: «Favorite thing»

93. The Prisioners: Dissatisfaction. (1966).

Lamentablemente, The Prisioners fue un grupo  que estuvo en funcionamiento tan sólo durante un lustro: de 1963 a 1968. De hecho, su imprescindible Dissatisfaction fue el segundo de los tres discos que únicamente sacaron debido, sobre todo, tanto a la opresiva situación política como a las paupérrimas condiciones de la economía inglesa sumida en una crisis perpetua durante tres décadas (50,60 y 70) de la que el país británico sólo comenzaría a despertarse poco años después de la caída de Hilter. En los primeros años de los 80.

Tampoco por supuesto les ayudaba a The Prisioners su empeño en cantar en inglés. Opuesto a las leyes de la mercadotecnia musical que priorizaba o bien los discos instrumentales (la neutralidad era un valor en alza para el Imperio) o bien los discos  en alemán, japonés o cualquiera de los idiomas de los países del este europeo.

Por si esto fuera poco, el nombre de la banda, The prisioners, tampoco les beneficiaba. No había que ser muy sagaz de hecho para comprender que hacía referencia al estado de la población inglesa sometida por las tropas alemanas. Y que si bien el apodo les iba a ganar un sinfín de adeptos inconformes con la situación en su país, también les iba a provocar más de un quebradero de cabeza con la ferrea censura. Algo que a Mick, Paul, Jim y Peter (vocalista, bajista, guitarrista y batería respectivamente) no parecía importarles demasiado porque, en plena juventud, (apenas tenían 20 años de media cuando grabaron su primer álbum) eran lo suficientemente descarados y kamikazes como para arremeter contra todo sin miedo a las consecuencias. Las cuales no se hicieron mucho esperar puesto que, tras el lanzamiento de su tercer disco, (Corrosion) tres de sus componentes fueron arrestados y condenados a diez años de prisión previa celebración de uno de los insultantes juicios rápidos implantados por los nazis a mediados de los 50. 

En cualquier caso, si la penosa situación económica y política de su país no ayudó a su éxito comercial, sí lo hizo artísticamente a la banda. Puesto que, con toda seguridad, de vivir bajo circunstancias más favorables, la música de The Prisioners no sería tan hiriente, tan desnuda, magnética, sexual e inflamable como corroboran los tres peligrosos discos que grabaron. Y, sobre todo, esa joya barrial, salvaje y desesperada que es Dissatisfaction.

Una obra que, en cierto modo, se inventó un género nuevo, el rock, que con el paso del tiempo ha ido encontrando adeptos –como es el caso actualmente de los deliciosos Cat Lovers- pero que, desgraciadamente, se vio sepultado durante décadas por la fría abstracción geométrica de la música tecnológica. Aunque, como puede comprobarse perfectamente, era un género que tenía mucho que decir. Muchísimo. Puesto que transmitía perfectamente ira, furia, desenfreno y violencia. Era ideal para encabezar una rebelión global. 

Ciertamente, Dissatisfaction es un disco magnético. De esos que enganchan (o más bien golpean) al oyente desde el primer momento. Es una obra contundente y salvaje donde cuatro muchachos exorcizaron sus demonios interiores y, sobre todo, mostraron su desacuerdo con el rumbo del mundo cuando su actitud podía costarles cárcel. Algo que la convierte en un valiente testimonio. Tan incendiario como necesario. Una medicina revitalizadora. Un arma cargada llena de alcohol y balas de fuego. 

Desde luego, es imposible no sentirse conmovido, al escuchar esos riffs de guitarra barriobajeros que elevarían el espíritu abatido de un muerto que abren vibrantemente el disco. Latigazos sonoros que no cesan de golpear el alma de sus oyentes en la majestuosa orgía instrumental llevada a cabo por unos músicos que parecían haber firmado un pacto con el diablo con la intención de pasar a la historia.

Vicio, sudor, lágrimas, alcohol, aullidos de protesta, rugidos contra la pobreza y la ruindad de la vida cotidiana y, en algún caso, unos cuantos no disimulados insultos son los componentes líricos de un disco que tiene en la chulesca voz de Nick Plant otra de sus grandes bazas.

En realidad, a pesar de las paupérrimas condiciones en las que se grabó el disco y su casi escasa (por no decir inexistente producción), Dissatisfaction suena rotundo. Salvaje y árido, sí, pero también majestuoso. Siendo además un veraz testimonio de los temas que preocupaban a la desocupada y malparada juventud inglesa de los años 60. Sin ninguna esperanza a la que asirse más allá de la obediencia.

En fin. The Prisioners sentaron las bases en este disco de un estilo que huía de los salones y los teatros para conquistar la calle y los bares. Poniendo banda sonora a las carreras de motos celebradas en los barrios más degradados de Londres, el corazón perdido de cientos de jóvenes que tiraban su dinero en las apuestas deportivas y a la rabia que muchos compatriotas sentían cuando se llevaban a cabo los habituales registros de identificación públicos por parte de las tropas nazis. Una desesperación que unía a todos los ingleses con una causa común. Incluída la monarquía sometida a los caprichos de Hitler y sus sicarios.


Difícil resulta destacar algún tema de este disco que tanta pasión y frenesí juvenil revela pero, ciertamente, seríamos injustos si no hiciéramos mención a ese bucólico vals llamado “It´ s all over now”, ese blues tristón y, por momentos, sideral que es “Now or never” y, por supuesto, al himno de himnos de este rebelde colectivo que, lamentablemente, se vio obligado a separarse cuando todavía no se atisbaba su límite musical. Me refiero, claro está, al tema que da título al disco: “Dissatisfaction”; un himno generacional que se escuchó en todos los tugurios de Inglaterra durante años y unió por una vez a innumerables jóvenes en una causa común. Necesitados de gritar en voz alta y sin compasión lo frustrados que se sentían. Lo miserable que era su vida. Shalam

إرادة الإنسان أقوى من الأسلحة

La voluntad humana es más poderosa que las armas

 

2 Comentarios

  1. andresrosiquemoreno

    1ºimagen…..la salud, la cultura, la vivienda…..la primera y la tercera quedan atacadas y destruidas….la segunda la cultura queda enriquecida………….
    2ºimagen……solo encuentro inspiracion en los desguaces…….
    3ºimagen…..no te enamores «compostelana, aa,aaa….»………..
    4ºimagen…..si, estoy preparado para escuchar «el gopher mambo» de yma sumac…1954…..sonrisa…
    https://www.youtube.com/watch?v=7JWxNqyIRtk……..
    5ºimagen…..todos estas personas escuchan….https://www.youtube.com/watch?v=lJXLqAutql4….sarah vaughan…misty…live sweden 1954…..(entre ellas estaba el escultor henry moore pensando en como ser mas nuevo cada dia………….

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    • Alejandro Hermosilla

      1) Alemania año cero. 2) El señor del maletín perfectamente podría protagonizar la novela El tercer policía de Flann O’Brien. De hecho, podría ser el mismísimo Flann. 3) Versión en inglés del clásico de Nino Bravo: «yo soy libreee». 4) Los Marañones ensayando en un local de Murcia a principios de los 80. 5) Excelente tema de Sarah Vaughan. En cuanto a la fotografía.. novela de Kafka. Todos los que se encuentran ahí no saben por qué están ahí ni por qué han sido llevados ahí. Nunca lo sabrán.

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Autor: Alejandro Hermosilla

Mi nombre (creo) es Alejandro Hermosilla. Amo la escritura de Thomas Bernhard, Salvador Elizondo, Antonin Artaud, Georges Bataille y Lautreamont.

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