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Cerca de las estrellas

Jul 26, 2023 | 2 Comentarios

Dejo a continuación un nuevo avería dedicado a un par de estupendos libros publicados por Daniel Jiménez: Cocaina y El plagio. El cual recomiendo leer escuchando este mágico tema de Pekenikes: «Cerca de las estrellas».

Cerca de las estrellas

He estado leyendo últimamente unos cuantos libros. Dos de ellos pertenecen a Daniel Jiménez. Me refiero, claro, a Cocaína y El plagio. La verdad es que tenía ciertos prejuicios con el primero. Sospecho de las novelas que ganan premios y más de las que poseen títulos tan efectistas como la de Jiménez. Pero he de reconocer que finalmente Cocaína me enganchó. Más que nada por la sinceridad del narrador. O, más bien, su honestidad a la hora de describir su adicción al polvo blanco. De hecho, con eso es con lo que me quedo al final del libro. No tanto con las truculentas (pero típicas) peripecias que narra sino con el hecho de que permita vislumbrar con total claridad el agujero de su alma. Y también, claro, por el equilibrio que logra en su relato. Un texto que se encuentra a mitad de camino del nihilismo y de la cotidianeidad más castiza en medio del que resuenan con tristeza las palabras de un espíritu cuyo odio y complacencia hacia su propia mediocridad le ayudan a realizar un retrato descarnado de las miserias de gran parte de la juventud moderna.

En gran medida, Cocaína es una continuación humana y lejos de toda frivolidad de Historias del Kronen. Es un libro que habla de tú a tú con los clásicos libros sobre la droga y que encuentra su propio camino no tanto magnificando la adicción o poniendo en claro el agujero negro al que conduce (hechos que ya se presuponen) sino dejando entrever las vidas sin rumbo de los que la consumen así como los hechos biográficos y el dolor que intentan ocultar. Cocaína, de hecho, es más el retrato de una clase media perdida y sin esperanza que una de esas clásicas odas épicas al vacío que pueblan nuestra era (aunque, por supuesto, también lo es).

Repito que Cocaína tenía todas las premisas para no gustarme pero, finalmente, lo ha hecho porque, además de estar escrita con una claridad y precisión loables, es sobre todo una lúcida y descarnada descripcción del alma partida de un perdedor que no tiene miedo a reconocer su derrota. Algo reseñable en tiempos como los que vivimos en los que nadie admite que su vida esté marcada por otro signo que el de la victoria (al menos de puertas hacia fuera). Todos nos hinchamos a colocarnos medallas sin atrevernos a confesar lo solos que estamos. Nuestras bajezas.

………………………………………………

En realidad, Cocaína se entiende mucho mejor tras leer El plagio. De hecho, seguramente, todo lo que se cuenta en El plagio ayuda a comprender más la adicción de Giménez: tanto el talento como la cotidianeidad con la que reflejaba sus amorales vicios. Ante todo, porque en El plagio descubrimos que Daniel es hijo del saxofonista de Pekenikes. Es decir; alguien criado en casa de un referente cultural y acostumbrado tanto al subidón que proporcionan los conciertos como al olvido y el vacío en el que quedan los músicos tras sus años de apogeo. De buena mano, Daniel aprendió desde pequeño tanto los espontáneos placeres de la vida bohemia como sus desventuras. Y, sobre todo, las escaseces pecunarias.

En realidad, Daniel sí se educó en un ambiente confortable pero se vio abocado a vivir con lo justo a raíz de los sucesos de los que da cuenta en El plagio. Un relato franco y descarnado (por momentos, conmovedor) de cómo su padre se arruinó y entró en depresión tras invertir sus ahorros y esfuerzos en un programa piloto de televisión que nunca llegó a emitirse. Aunque sospechosamente, a los pocos meses, apareció en pantalla un concurso que poseía un sinfín de características similares al ideado por su padre: El juego de la oca; todo un bombazo de audiencia y económico en los 90 del que la familia de Jiménez no pudo disfrutar. Una injusticia que no sólo embargó de tristeza a sus padres sino que en parte también fue uno de los detonantes del suicidio de su hermana y podemos imaginar que también ayudó a la adicción de Daniel y a la forja de toda esa perspectiva ácida de la vida que narra en Cocaína. Ese dejarse ir sin compasión alguna de sí mismo.

No soy de los que leen mucho las breves reseñas que los editores suelen pedir a distintas personalidades para publicitar sus libros. Así que no recuerdo ni dónde ni quién dijo que de todas las formas que había de dar a conocer a la opinión pública esta triste historia de traiciones (no sólo los ejecutivos de televisión sino también su propio abogado engañó a su padre), la elegida por Daniel era la más valiente. Afirmación con la que estoy completamente de acuerdo porque, sin ser demasiado insistente, Daniel nos muestra el irreparable daño que provocó en su familia y tiene espacio para realizar una sentida biografía sobre la misma en la que destacan, por supuesto, los silencios sordos, la ira contenida, los llantos irreprimibles y, sobre todo, una tremenda sensación de soledad y desamparo. Marcas que, más allá de la dignidad con la que su progenitor llevó esta cruz sobre sus espaldas, sobresalen ampliamente en un libro cuyas líneas finales me resultan entrañables o, más bien, conmovedoras.

Ambos, padre e hijo, viajan en coche, atravesando pueblos y pedanías tradicionales y, en un momento dado, deciden pinchar un tema de Pekenikes. Instante en el que, sin decir una sola palabra, comprenden que toda su lucha ha tenido sentido. Les ha ayudado de algún modo a conocerse más. A ser esos dos tíos de carne y hueso, ese par de aventureros románticos y libres que, a pesar de todos los obstáculos, son capaces aún de entonar con fuerza y alegría una de esas viejas melodías agrestes y románticas con las que media España perdió su inocencia y se enamoró en los años 60 del pasado siglo. Shalam

إذا أغلقت يدي ، فإن الماء يجري

Si cierro mis manos, el agua se escurre

2 Comentarios

  1. andresrosiquemoreno

    1imagen….nunca se agradecera bastante a gutenberg su invento….
    2imagen…..esto es lo que yo digo a todos……….
    3imagen…..nunca vi ningun programa de estos(ahora mismo he pinchado un poco del 1º en 1993 cadena tv a3……cartel cartoon «eso es todo amigos»….sonrisa….
    PD…..https://www.youtube.com/watch?v=QpEfHVFilRc…..concert madness…tom&jerry…..

    Responder
    • Alejandro Hermosilla

      1) Muy buena idea la fotografía. Todos los libros son plagios de otros libros. Guttember, como dirían hoy los chicos de twitter, es Dios. 2) Retrato al natural y desnudo. Un hombre de hoy en día. Sin engaños. Brandy. 3) Viviendo en la era post-pop. Sa-ba-da-ba-da. Más allá del precio justo y de The Beatles. PD: absolutamente genial corto. No puedo evitar acordarme de la pantera rosa. Plink, plank, plunk, https://www.youtube.com/watch?v=xiA6qe5S2wU&ab_channel=OfficialPinkPanther

      Responder

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Autor: Alejandro Hermosilla

Mi nombre (creo) es Alejandro Hermosilla. Amo la escritura de Thomas Bernhard, Salvador Elizondo, Antonin Artaud, Georges Bataille y Lautreamont.

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