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Siameses

Abr 2, 2023 | 2 Comentarios

Dejo a continuación un nuevo avería dedicado a Siamese dream, el alucinante disco de The Smashing Pumpkins. El cual recomiendo leer escuchando el tema que lo abre: «Cherub rock».

 

Siameses

No creo que existan muchas dudas de cuál es el mejor disco de Smashing Pumpkins. En cualquier votación Siamese dream ganaría por goleada. En primer lugar, porque posee tres canciones («Cherub rock», «Today» y «Disarm») de esas que marcan a una generación y definen toda una época y en segundo lugar, porque es el álbum más compacto, arriesgado y alucinógeno de la banda norteamericana. De hecho, podría ser interpretado como un involuntario Lp conceptual sobre las rupturas, el fracaso y la soledad. El desencanto de la vida adulta y la necesidad de encontrar asideros para sobrevivir en medio del sistema.

Siamese es una píldora musical a la que tocó en parte liderar el movimiento grunge por más que tenía casi más de manifiesto aislacionista que salvaje. O para intentar explicarme mejor, el segundo disco de la banda de Chicago tenía tantos tintes agrestes y rebeldes como ensimismados. Era, en cierto sentido, como una droga psicodélica que reflejaba perfectamente los pensamientos de una mente neurótica cuyos desarrollos instrumentales no estaban tan lejos de los de Spacemen 3 o Galaxy 500 pero por otro era un grito de furia incontrolable que encajaba perfectamente entre los de bandas como Soundgarden, Sonic Youth o Pixies.

Siamese dream tenía algo de pesadilla. La mayoría de componentes del grupo estaban sufriendo crisis personales y eso se percibe en cada surco. Incluso se llegó a pensar en la posible disolución de la banda. Lo que hizo a Siamese una bomba de relojería. Un disco sin miedos, muy adolescente y por eso mismo incontrolable. Aunque también era lo suficientemente maduro como para tratar cada tema y emoción con la medida justa de extrañeza y rabia.

Siamese refleja el momento justo en el que un muchacho crece y se da cuenta que jamás encontrará satisfacción ahí afuera. En el mundo real. Por eso es ideal su escucha cuando estamos en crisis, en medio de tormentas emocionales o en un lugar donde no encajamos. Porque Siamese es un disco raro pero tremendamente explosivo capaz de sacarnos de cualquier conflicto interno aunque su aspereza es tan grande que, a su vez, es ideal para introducirnos en nuestra psique herida o llevar a cabo durante una hora una catártica reflexión. De hecho, es una obra ideal para drogarse y para cruzar el otro lado del espejo sin perder el contacto con el mundo real.

Hoy en día parece mentira que Siamese Dream vendiese millones de discos. Más que nada porque continúa siendo una lunática marcianada. Una feria friki llena de ira que mezclaba de manera insólita The Cure con Bowie, Nirvana y Dinosaur Jr. Algo que, actualmente, no encajaría en ninguna parte pero en su momento conectó perfectamente con el zeitgeist de la época. Siamese, de hecho, predijo la llegada de la era de la soledad, los antidepresivos, la reclusión y lo hizo además antes y con mayor  fiereza y autenticidad que, por ejemplo, Radiohead.

Obviamente, parte de los grandes méritos de Siamese correspoden a su sonido. Y, concretamente, al productor Butch Vig quien se exprimió al máximo para conseguir extraer de una serie de composiciones desgarbadas, frenéticas un ruido incandescente, subterráneo, crudo y al mismo tiempo resplandeciente que la banda no logró recuperar nunca más. Al menos con esa intensidad que hacía que las guitarras parecieran flujos psíquicos salidos de la cabeza de un demente y que cada una de las palabras de Billy Corgan sonora necesaria, cruda, real. Tanto que yo al menos tenía la sensación de que si Billy no hubiera vomitado su ira, podía haber acabado suicidándose o en un psiquiátrico. Algo que convertía la escucha de Siamese en algo peligroso y litúrgico a la vez. Una necesidad existencial.

Nadie llegaba a Siamese por casualidad y mucho menos se atrevía a escucharlo entero de no encontrarse en un concreto estado emocional. En realidad, a pesar de que saltó a la fama por sus singles, era una obra que había que escuchar de principio a fin para entenderla. Para sentirla. Para disolverse en ella. Tal vez poque su reflejo apuntaba a los clásicos Lps de la era piscodélica. Esa era del color y de la alegría que Smashing convertían en traumática y dolorosa a base de disonancias, experimentaciones sonoras, riffs espigados parecidos a oscuras acuarelas y el nocturno brillo de doce composiciones similares a heridas rabiosas y a mordiscos de vampiros. Shalam

في بعض الأحيان لا يكفي أن تعرف ما تعنيه الأشياء ، وأحيانًا عليك أن تعرف ما لا تعنيه

A veces no basta con saber qué significan las cosas, a veces tienes que saber qué no significan

2 Comentarios

  1. andresrosiquemoreno

    1imagen….la parada de los monstruos (freaks-1932)….inevitable…
    2imagen….inevitable…. freaks es la otra cara de chaplin….
    3imagen….aun chorrea sangre por el lado derecho de la boca…
    4imagen….pseudofotomaton…..
    PD….no se porque te pongo este pestazo a britishpop ( the hollies-he aint heavy, he is my brother-1969)…ideal para transformarlo………
    https://www.youtube.com/watch?v=eUWZqbumaZo
    (basado en una hª real de dos hermanos en la tormenta)….ojo con los «peinaicos» de los colegas en cuestion….jajajj

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    • Alejandro Hermosilla

      1) Veo una fotografía en la que aparecen estas dos niñas ya convertidas en mujer. Aquí enlace. Repiten foto: https://www.reddit.com/r/90s/comments/oy5yiu/the_girls_on_the_smashing_pumpkins_siamese_dream/ 2) Inevitable. Instalación performativa Edu-Bala. Arco 2016 3) Rollo Halloween. Vamos a pasar una noche de puta madre este Halloween. A dar un pasa de sustos. 4) Foto tipo Vogue. Nueva generación Seattle. Lo cruel sarcástico está de moda. PD: Bueno. Ese tema me encanta. O esa combinación más bien. Creo que sería ideal escucharlo en la versión Burt Bacharach o versión Ramones. Da para eso y más. Hollies quieren ser Buddy Holly y The Kinks.

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Autor: Alejandro Hermosilla

Mi nombre (creo) es Alejandro Hermosilla. Amo la escritura de Thomas Bernhard, Salvador Elizondo, Antonin Artaud, Georges Bataille y Lautreamont.

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