La mítica batalla entre Los Vengadores y los Defensores de Steve Englehart, Brown y Buscema -publicada en España por la deliciosa Vértice unos cuantos años después de su aparición en Norteamérica (1972)- protagonizaba estelarmente el primer cómic que me marcó. Recuerdo, ante todo, quedarme mirando absolutamente embebido durante minutos que parecían horas los rostros de Namor y el Doctor Extraño. También sentir que estaba penetrando en una zona desconocida y peligrosa. Un mundo nuevo. Atravesando galaxias y dirigiéndome a distantes planos de la realidad hasta tal punto que creo que me mareé a medida que contemplaba esas misteriosas viñetas en blanco y negro y pasaba las páginas con ansiedad y asombro como si estuviera ante el más mágico de los tesoros.
Han pasado probablemente más de cuarenta años desde el día en el que mi madre me compró uno de los números de esta pequeña saga donde, a causa de los ardides de Loki, los dos colosales grupos heroicos de Marvel se enfrentaban y, a pesar de que lógicamente ya me encuentro completamente familiarizado con todos los carismáticos personajes que aparecían y con el género, el impacto fue tan hondo y profundo que creo que podría quedarme mirando sus imágenes de nuevo por horas con la cabeza en las nubes. Creo de hecho que esto será lo que haga hoy para huir lo más lejos posible de esta triste, siniestra realidad tan parecida a un alucinógeno y esquizoide capítulo de La dimensión desconocida que continuamos experimentando. Shalam
يعمل الخيال بشكل أكثر نشاطًا في الظلام منه في الضوء الكامل
En las tinieblas la imaginación trabaja más activamente que en plena luz
Seth -pseudónimo de Gregory Gallant- es el Cary Grant del cómic moderno. Afronta con elegancia y gracia cualquier historia de la que se ocupa. Abrir...
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