
Noche
Hay ángeles infernales recorriendo esta composición apareciéndose entre los continuos choques de violines, violas y violonchelos y también una sensación de apabullante hartazgo de la filosofía y de la historia. El deseo de volver a la época de las cavernas que fue tal vez, en el fondo, el objetivo último (y central) del dodecafonismo. El motivo último para la llegada de una atonalidad que, con el tiempo, y a medida que el caos se ha apoderado del mundo moderno, se percibe como más humana y acogedora. Una expresión sonora muy apropiada para testimoniar el horror, todo tipo de perversiones y la instauración del nihilismo como pasaporte ético occidental.

Autor: Alejandro Hermosilla
Mi nombre (creo) es Alejandro Hermosilla. Amo la escritura de Thomas Bernhard, Salvador Elizondo, Antonin Artaud, Georges Bataille y Lautreamont.
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