Como afirmaba hace varios días, mis textos de política son sin dudas los peores escritos en Avería.
Averíadepollos, supongo, debería ser un templo artístico y no político. Pero a veces es inevitable escribir sobre esta temática, teniendo en cuenta lo que influye en nuestra vida.
Pues bien, volví a equivocarme y fue Donald Trump quien se impuso en las elecciones norteamericanas. Algo que, en realidad, me alegra pues prefiero enfrentarme al fascismo frente a frente que no indirectamente. Bajo subterfugios. Aunque, realmente, ¿qué más da?
El debate Clinton-Trump aparentemente no existía. Lo demuestra el que personas afines a Rajoy o Albert Rivera se lamenten del triunfo del candidato republicano; que votantes de Mauricio Macri se muestren airados por la derrota de Clinton; que afiliados del PAN digan estar hoy de luto; que acólitos del PRI estén llorando por la victoria de Trump; o que antiguos militantes del PSOE se entristezcan por la derrota de Hillary y también las nuevas generaciones comunistas y de abstencionistas.
En cualquier caso, en este mundo, hay un solo señor y dios: el dinero. Y de los dos contendientes, el que más tenía y, sobre todo, el que más ha sabido generarlo a lo largo de su vida es Trump. Un empresario. Un hombre hecho a sí mismo. Justo lo que el mundo necesita -pensarán muchos norteamericanos- en medio de una crisis económica bestial. ¿Quién sabe si no será este simple análisis el que explique su triunfo? Shalam
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