Dejo a continuación un nuevo avería dedicado en esta ocasión a Marcel Marceau. El cual recomiendo leer escuchando un fragmento de la banda sonora realizada por John Morris para el filme Silent movie de Mel Brooks.
La rosa muda
Existen varias actuaciones en directo cuya contemplación no he podido olvidar jamás. Me hicieron entender lo que es el arte sin necesidad de leer ningún tratado teórico ni encontrar una definición exacta. Una de ellas fue la de Marcel Marceau en el Teatro Romea de Murcia en 1995. Sí, (sé que voy a tirar de tópicos pero no me importa): una verdadera poesía. Una de esas noches en las que por un momento el tiempo se detiene y los dioses asisten asombrados a un despliegue de destreza e inocencia pocas veces vista.
Supongo que para Marceau aquella noche en Murcia sería una más. No la tendría anotada con una estrella en su calendario. Lo que da fé de su destreza. Porque si no se entregó hasta el último suspiro, lo pareció.
Marceau aseguraba que su arte era comprendido instintivamente por los niños. Y puedo atestiguarlo. Sus delicados movimientos y gestos me recordaban a los dibujos que suelen resplandecer alegremente en las paredes de las guarderías. Aunque también existía algo melancólico en su porte que alertaba sobre la fragilidad de la existencia. De hecho, hubo un momento en que se convirtió en niño, a continuación en adulto y más tarde en anciano para después morir que me pareció realmente sobrecogedor.
Durante unos instantes, todos nos sentimos representados por ese alma que brillaba, resplandecía durante varios segundos y fallecía en medio de un cosmos oscuro. Todos fuimos ese pasajero del tiempo. Un espíritu flotante y mortal desapareciendo como una mariposa o una rosa muda entre los resplandores de un opalescente universo.
Marcel Marceau representó ante nosotros algunas de sus más famosas piezas (muchas de ellas escritas por Alejandro Jodorowsky): La jaula, El fabricante de máscaras, El devorador de corazones o El pintor. Yo no las conocía por aquel entonces, pero aunque lo hubiera hecho, presumo que hubiera dado igual. Porque, en realidad, sus gags no eran más que los accesorios necesarios para su despliegue artístico. Para realizar un baile con el Universo en el que ponía de manifiesto la fugacidad de la vida y su belleza.
Tengo la impresión de que en Chaplin el arte mímico se encontraba supeditado (o al menos íntimamente unido) al contenido político y social de su obra. Charlot era un instrumento para realizar una denuncia humanista o hacernos tomar conciencia de un proceso. Sin embargo, aunque en cierto modo, esto también era así en Marceau, no de manera tan acentuada. Porque creo que para el mimo francés el contenido de los gags protagonizado por su personaje más célebre, Bip, era (por más reivindicativos que estos fueran) una excusa para comunicarse directamente con Dios, el vacío, el abismo. Bailar entre los cielos, en medio del caos, demostrando que siempre es posible sonreír. Que el corazón humano puede sobrevivir entre la lava y el hielo, la frialdad y el calor del odio.
Chaplin tenía una conciencia universal del espectáculo. Describía el mundo para hacernos ver cómo nos afectaba su estado a cada uno de nosotros. Marceau hacía lo contrario. Se centraba en sí mismo, en el individuo, para hacernos entender cómo nuestro estado de ánimo podía afectar al Universo, al resto de seres.
Con el tiempo supe que Marceau se había jugado la vida durante la Segunda Guerra Mundial ayudando a innumerables niños y compatriotas y que el apellido por el que todos lo conocemos, era un sobrenombre que hacía referencia a un general francés revolucionario (François Séverin Marceau) que tanto él como su hermano habían decido ponerse para ocultar sus orígenes judíos de las tropas nazis.
Debo reconocer que ninguno de estos detalles me sorprendieron en exceso porque aquel día tuve la impresión de que lo que pretendía Marceau era llenar de banderas blancas nuestras mentes, almas, el teatro y posteriormente, el mundo.
Soy de los que piensan que si el Nobel de la paz no fuera un premio político sino justo, su nombre debería haber sonado en algún momento como candidato a obtenerlo. Porque aquella noche, Marceau no hizo teatro sino magia. Magia blanca, claro. Encarnó corporalmente al amor. Tengo la sensación de hecho que por unos instantes, logró que todos fuéramos mejores personas. O que creyéramos en esa ilusión. Un hecho que entiendo que, más allá de su pericia técnica, fue lo que hizo que Michael Jackson se enamorara de su persona. Pero lo más admirable es que Marcel logró todo eso sin pronunciar una sola palabra. Mostrando el corazón humano en su máxima sencillez a través de gestos francos, simples y honestos que requerían de una enorme destreza y disciplina para ser ejecutados con tal grado de naturalidad.
Obviamente, Marcel Marceau debía tener sombras. Al fin y al cabo, era francés. Su mal humor (permitáseme esta pequeña ironía) no se lo quitaría nadie. Pero al menos mientras estaba sobre las tablas daba la impresión de ser la encarnacion pura de la paz y la inocencia.
Creo que esa sería la definición exacta que daría de él. Cuando pienso en los mimos griegos, vislumbro figuras tragicómicas que ríen y lloran indistintamente cuya alma se encuentra entre el pasado y el futuro. Dan miedo porque son emblemas, metáforas del caos creativo. Sin embargo, no es esto lo que ocurría con Marceau. Quien daba miedo porque parecía demasiado bueno para ser real. Producía pavor porque, al menos mientras lo contemplábamos, creíamos que era posible el advenimiento de la paz total. Absoluta. Shalam
الضحك ليس بداية سيئة للصداقة. وهو أبعد ما يكون عن النهاية السيئة
La risa no es un mal comienzo para la amistad. Y está lejos de ser un mal final.
1ºimagen……todo muy a juego, gris perla (jose luis lopez vazquez y gracita morales)………..
2ºimagen……estoy en plena accion de sorpresa……
3ºimagen……deseo deseado……el pensador de cielo….
4ºimagen…..el pensador de rodin….el pensador de tierra……
5ºimagen…….punta de flecha romana……..
PD……https://www.youtube.com/watch?v=FXTsA5MEk-M…..orquesta mondragon…garras humanas…tributo a lon chaney……….
1) Una mezcla entre Jacques Tati y un fauno griego. Escena mítica esta en la que habla en medio de una película muda. 2) Patinando en pista de hielo a toda velocidad. 3) Me quiere o no me quiere. 4) ¿Por qué me dejan siempre en el banquillo? 5) Terror y temblor. PD: No conocía el tema y tampoco había visto nunca imágenes de la película. Muy bueno.