Aquí un nuevo texto -el cuarto- relacionado con la novela Bruja que presentaré mañana en La montaña mágica de la ciudad de Cartagena: «Nadie había sobre la mecedora que se balanceaba sola entre chillidos que no permitían escuchar su traqueteo más y más rápido conforme se acercaba la muchacha de ojos rojizos y, retirando su ropa lentamente, comenzaba a entonar aquella melodía que tan nerviosos ponía a los animales del caserío: «La, la, la, la, la, la, la, la, la». Haciendo vibrar a los abismos como si en vez de las dulces notas de una hermosa canción de cuna, fueran los eructos y espasmos proferidos por una anciana siniestra. La monarca de un reino negro donde a los muertos se les enterraba con capazos de mierda en vez de con pedazos de tierra y barro. Shalam
عِنْد الشدائِد يُعْرف الإخْوان
En el mar de la mentira no nadan más que peces muertos
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