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El esperpento voraz

Oct 5, 2017 | 0 Comentarios

Si no fuera porque ha habido varios heridos (policías, guardia civil y población) y el fantasma (únicamente el fantasma) de la guerra civil, sobrevuela este país, ahora mismo estaría carcajeándome diariamente. Disfrutando de un buen puro delante de internet contemplando una película que ni los hermanos Marx hubieran soñado realizar. Y que, desde luego, hace honor a tres de los más grandes artistas españoles de la historia: Ramón María del Valle Inclán, Luis Buñuel y Luis García Berlanga. Básicamente, porque la imagen que estamos dando los españoles al mundo estos días es justo la que desean nuestros enemigos históricos. Una astracanada vil y suicida que, de lo trágica que es, yo sólo me atrevo a relatar en clave de humor. A través de una de esas metáforas crudas, voraces, libres y soaces compuestas por los artistas mencionados. Pues creo que, exactamente, nos encontramos ante un enorme disparate nacional que, en este caso, tiene a una región española, Cataluña, como personaje principal de la obra.

Veamos los hechos: Tirano Junqueras y su cohorte de peligrosos bufones independentistas señalan con su dedo hacia Europa pero reciben la indiferencia de los países protestantes y el apoyo incondicional de la iglesia católica. La sempiterna marca española de la que dicen huir. Mariano «Tancredo» Rajoy continúa fumando sus puros, negando realidades, bostezando y refunfuñando porque se verá obligado a aplicar finalmente (tarde, muy tarde y mal) el artículo 155 de la Constitución. Los anarquistas de la CUP que proclamaban a voz y en grito eso de «sin patria ni bandera» lo primero que hacen es agarrarse a la bandera de la región catalana, quieren crear una nación por sus cojones y si se les deja, trocean a España en varios países con sus respectivas banderas en menos de un lustro. Llenándose la boca con la palabra democracia y libertad, cientos de personas coartan a la gente, la mandan callar, se realizan amenazas veladas o pretenden decidir lo que concierne a todos si no es que directamente es «indecidible».  Se confunden derechos (algo que se nos da) con libertad (algo que se conquista) día tras día y hora tras hora. Globalistas encarnizados dicen ser ahora defensores de los Estados-Nación. Muchachos con camisetas de Bob Marley que tienen tatuados símbolos hippies en sus hombros desean establecer nuevas fronteras. Jóvenes antisistema se alían con los poderosos para  destruir España y servirla en bandeja de plata a los poderes económicos en vez de unirse con sus compañeros de la clase obrera española y preparar un combate feroz contra las oligarquías. Se identifica  democracia con votar cuando en los regímenes donde más se vota es en los dictatoriales. Se habla de libertad cuando, en realidad, se trata de una cuestión de dinero y poder. Se da más valor a los sentimientos que a los hechos probados y manifiestos. («Yo puedo sentirme croata, mujer o sentir que vivo en la luna pero lo que soy es español, hombre y vivo en la tierra»). Y se huye de una manipulación para caer directamente en otra manipulación.

Por otro lado, el PP (por complejo de culpa franquista) actúa con más moderación y equidistancia que el más socialdemocrata de los partidos socialdemocratas. Futbolistas que no es que no hayan leído un libro consistente de política en su vida sino que ni tan siquiera acostumbran a leer periódicos, se atreven a manifestarse públicamente sobre cuestiones trascendentales. Un poco, vamos, como si un ciudadano de la calle osara saltar al terreno de juego en el transcurso de un partido de primera división. Un tal Pedro Sánchez anda diciendo por ahí que España es una nación de naciones y denunciando al gobierno ante Europa en vez de a los que han dado un golpe de estado a la patria que juraron defender. El Fútbol Club Barcelona que tiene como uno de sus lemas «Mes que un club» no se atreve a suspender un partido de fútbol para resguardar aquellos valores que al parecer sostiene para no perder puntos y no ser multado económicamente y además, se pasa por el forro los derechos de las personas que compraron una entrada. Pero es que, según parece, si acepta finalmente celebrar el dichoso partido es porque un jugador, Messi, impone su criterio ante la directiva. Y por si faltaba poco, un ex-presidente sale tranquilizando a la gente, sugiriendo que aunque Cataluña se independendice, el F.C. Barcelona seguirá en la liga española.

Políticos antisistema visten de Zara. Se promete una Arcadia feliz y construir una nación libre que, de plano, prohíbe cualquier derecho de autodeterminación y que, en el fondo, lo único que va a proporcionar a sus ciudadanos es más sueldos de mierda, más vida de mierda y más facturas de mierda. Es decir; las mismas esperanzas y condiciones de vida de mierda que de las que se huye. Es visto como un progreso cambiar a Rajoy por Puigdemont y al rey por Jordi Puyol y a Tele 5 (que además no se irá de Cataluña y continuará allí implantada) por TV3. Los escasos sabios políticos que todavía quedan en España, aquellos que podrían con sus palabras ofrecer norte ante esta situación, son tachados de vejestorios y se encuentran silenciados e ignorados por los intelectuales que sí tienen voz y cientos de seguidores en las redes sociales. Los periódicos que, a fuego lento, día a día, hicieron el trabajo sucio al PSOE, al PP y a CIU hablando de diálogo, consenso y pacto (cuando, en realidad, todos esos partidos estaban realizando una gigantesca estafa y robo a los ciudadanos), son los que ahora con mayor fuerza piden mano dura y reacciones enérgicas. Probablemente para limpiar sus culpas cómplices. Un alto cargo policial con un apellido más español que la madre que lo parió, Trapero, se vuelve más catalanista que el más catalán de los catalanistas y, a pesar de que su sueldo se lo pagan los españoles, omite cumplir las órdenes de Madrid en un día trascendental. Los Mossos d’Esquadra que, de haber obedecido los mandatos estipulados, hubieran podido evitar muchos altercados y la intervención violenta de la policía y la guardia civil son aclamados como héroes. Pep Guardiola, un pobre hombre sin libertad de expresión y sometido a torturas desde su infancia, habla de tropas de ocupación y casi que sugiere que su pueblo vive oprimido por los nazis (no mencionó los campos de concentración pero casi). Muchos catalanes que si algo detestan es ser tomados por tontos cada vez se parecen más a la imagen del cateto español de la que dicen huir. Sin que sirva de precedente, parecen tener más seny y talante «cool» los políticos y periodistas de la «caverna» o «meseta» que los catalanes dado el extremismo de las conductas de estos últimos. Y por si esto fuera poco, de postre, se lleva a cabo un referéndum ilegal, ilegítimo, absurdo y delirante. Una pantomima donde la gente vota en la calle o en iglesias mientra asisten a misa y en el que las urnas llegan a primeras horas de la mañana llenas de papeletas y se llegan a recontar según fuentes oficiales (¡sí, no es broma!) hasta un ciento y uno por ciento de los votos.

En fin. Lo dicho, todos los ingredientes para que Berlanga, Valle Inclán o Buñuel crearan una obra maestra inolvidable. Eterna. Básicamente, porque asistimos a una astracanada inagotable e infinita que, en cualquier caso, demuestra que Cataluña es más (o tan) España como la propia España para lo bueno y lo malo. Y que, definitivamente, la sociedad de consumo lo ha conseguido. Nos ha idiotizado a todos. Porque, mientras tanto, en el poco espacio que deja este tema, el próximo partido de fúbol y el trabajo cotidiano, no nos vayamos a creer que alguien aparecerá señalando un aspecto interesante de una obra de arte de Tarkovsky, un libro de Pynchon o un lienzo de Rubens. Que alguien leerá un libro de Montesquieu o un ensayo de Gustavo Bueno. Los escritores se referirán como suele ser habitual a sus propios textos en las redes sociales. Se producirán debates encarnizados sin fuste en los que enemigos de la virilidad demostrarán tener más testosterona que el mismísimo Pérez Reverte. Habrá bloqueos por todas partes. Y, por supuesto, continuarán los facilones y cansinos ataques a Javier Marías y las consabidas «e interesadas» loas a la perniciosa ley de género a mayor honra de nuestros tradicionales enemigos políticos e históricos que quieren a una ESPAÑA CUANTO MÁS DIVIDIDA, MEJOR.  Shalam

نَّمَا يَتَفَاضَلُ النَّاسُ بِأَعْمَالِهِم 

La avaricia arrebata a los demás lo que se niega a sí misma

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Autor: Alejandro Hermosilla

Mi nombre (creo) es Alejandro Hermosilla. Amo la escritura de Thomas Bernhard, Salvador Elizondo, Antonin Artaud, Georges Bataille y Lautreamont.

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