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Crepúsculos

Oct 5, 2023 | 2 Comentarios

Dejo a continuación un nuevo pasaje de Un reino oscuro. Otro fragmento de los múltiples monólogos realizados por el paisajista en la novela.

Con este pasaje en concreto pretendía referirme a esa abrumadora sensación de decadencia que rige la vida cotidiana hoy en día. Quería apuntar en parte a cómo la comodidad y el confort han creado una generación de personas débiles que no toleran la mínima crítica ni la menor contrariedad. Engordar unos pocos kilos supone, por ejemplo, para algunos individuos un motivo suficiente para deprimirse o eculubrar con el suicidio. También aludo en estas líneas a esa sensación apocalíptica que corroe nuestra filosofía y cada rama del saber hoy en día. A la inminente sensación de ocaso. Y a la ambición política de todos esos socialdemócratas de salón que dicen amar la justicia, luchar contra la desigualdad y abogar por las causas perdidas cuando, en realidad, únicamente les interesa el poder, el sexo, el dinero.

Obviamente, nada de lo que estoy indicando se encuentra expresamente  afirmado en Un reino oscuro. La novela es un género narrativo que nos permite ser poéticos y convertir la exageración en un recurso artístico. La novela es la gran fiesta de la metáfora. Un enorme espejo simbólico. Y eso es, en esencia, Un reino oscuro: un espejo metafórico lleno de símbolos sobre la sociedad actual.

Por cierto que para quien desee leer este fragmento de la novela con algún tema musical de fondo, le recomiendo la mágica overtura de Tristán e Isolda. La ópera de Richard Wagner.

 

Crepúsculos

«La vida en su totalidad se había convertido en un crepúsculo. Ya no existía más que el crepúsculo. Sus paisajes eran crepusculares, los marchantes eran crepusculares, los compradores de obras de arte eran crepusculares, los filósofos no hablaban más que de crepúsculos, los pintores no pintaban más que crepúsculos, los músicos no componían más que crepúsculos, los escritores no escribían más que crepúsculos, las cárceles eran crepúsculos, los manicomios eran crepúsculos, Dios era un crepúsculo, y, como consecuencia de esa inmensa tormenta crepuscular, todos los integrantes de nuestro reino nos habíamos convertido en suicidas potenciales, ciudadanos sin orgullo, carácter ni sentimiento religioso que podíamos acabar con nuestra vida en cualquier momento por los motivos más superficiales.

Alguien realizaba un comentario negativo sobre nuestro aspecto y pensábamos en suicidarnos. Engordábamos unos kilos y pensábamos en suicidarnos. Adelgazábamos unos kilos y pensábamos en suicidarnos. Alguien criticaba uno de nuestros poemas y pensábamos en suicidarnos. Caminábamos por bosques oscuros unos minutos más de lo previsto y pensábamos en suicidarnos. Descansábamos en negros sillones y pensábamos en suicidarnos. Exactamente, afirmaba el paisajista, ya no había más que masas de ciudadanos débiles y crepusculares. Suicidas potenciales condenados a vivir en el crepúsculo. Las madres paseando a sus hijos por los mercados eran suicidas potenciales. Los labradores, embajadores, payasos y músicos eran suicidas potenciales. Los pajes, bufones, sastres y panaderos eran suicidas potenciales. Los criados, guerreros, pintores y tapiceros eran también suicidas potenciales. Y la realidad era, a su vez, una suicida potencial. Porque todo, aseveraba con espanto el paisajista, se encontraba destruido. Los bosques estaban destruidos, los ríos estaban destruidos, las montañas estaban destruidas, la naturaleza se encontraba destruida, y los seres humanos no vislumbraban otro horizonte que el crepúsculo. Un crepúsculo sin amanecer. Un crepúsculo feroz. Un crepúsculo terrible. Un crepúsculo agotador. La existencia de hecho no era ya más que un crepuscular y feroz suicidio. Un suicidio feroz y crepuscular. Una decrépita obra de arte crepuscular. Porque ya no había más que sombras crepusculares en todas partes, vendavales de mentiras crepusculares, terremotos de mentiras crepusculares, océanos de mentiras crepusculares, negros mares de mentiras crepusculares.

El mundo se había convertido en un crepuscular manicomio. Una iglesia artística plagada de sombras y mentiras crepusculares. Los reyes únicamente daban órdenes crepusculares, los artistas sólo decían mentiras crepusculares, los pintores no más que pintaban mentiras crepusculares, pinturas llenas de mentiras crepusculares, y los nobles ilustrados que aseguraban con la boca llena y el corazón henchido de orgullo que venían a liberar a la humanidad de sus cadenas proferían continuamente mentiras crepusculares porque, en realidad, eran hombres cobardes y crepusculares. No cazaban animales. No eran capaces de llenarse las manos de tierra y abrir las fauces un lobo. Eran encarceladores de pasiones. Habían despojado al mar de su orgullo y furia y convertido el ocio en su religión y su placer en un deber. Eran, sí, la viva imagen de la frivolidad crepuscular. Eran de hecho tan hipócritas y crepusculares que para ocultar la tremenda decepción que sentían por no haber logrado ser reyes ilustrados realizaban todo tipo de críticas contra la monarquía mientras redactaban constantemente edictos, proclamas y leyes crepusculares que atentaban contra la libertad ilustrada, la educación ilustrada y la democracia ilustrada con la esperanza de ser algún día tan poderosos como nuestro monarca, aunque no eran más que un atajo inmundo de perversos suicidas y asesinos crepusculares». Shalam

راقب كل ما هو أبيض حولك، لكن تذكر كل ما هو أسود موجود

Observa todo lo blanco que hay en torno tuyo, pero recuerda todo lo negro que existe

2 Comentarios

  1. andresrosiquemoreno

    1imagen….tobogan en melancolia2011…….
    2imagen….inglaterra….turnerlimpio…..
    3imagen…..2 toboganes naturales (no humanos) (piedra y piedra), jajaj……..
    4imagen…. solamente comian patata cocida….(me he quedado sin «palinka», licoreta)…..
    5imagen….pedazo de deseo(narcisa)……
    PD….https://www.youtube.com/watch?v=FhMOAydy7EY….
    mar1lin ma5on….the last day in the earth..1998…ooooo…..portada

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  2. Alejandro Hermosilla

    1) Amor melancólico. El lugar ideal para escuchar «Los planetas» de Gustav Holst y leer a Fitche. 2) 2) El lobo feroz. Imagen utilizada para hablar de una nueva versión en color de «La hora del lobo».Bergman. 3) El último verano en Mariembad filtrado por el color. 4) El caballo de Nietzsche cabalgando totalmente desbocado por los cielos del crepúsculo. Imagen de locura en test de Roscharch 5) La sombra del Marqués de Sade. Lienzo de autor desconocido. PD: cuando Marilyn todavía era Marilyn y había algo inquietante en ese fin del mundo.

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Autor: Alejandro Hermosilla

Mi nombre (creo) es Alejandro Hermosilla. Amo la escritura de Thomas Bernhard, Salvador Elizondo, Antonin Artaud, Georges Bataille y Lautreamont.

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