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Almas muertas

Dic 13, 2023 | 2 Comentarios

Estoy concluyendo mi relectura de Almas Muertas. En realidad, podría decir que ya la he finalizado porque, como es bien conocido, el único manuscrito publicado al completo es el que se corresponde con la primera parte. De todos es también sabido que la segunda parte de la novela se encuentra inacabada y consta de una serie de fragmentos más o menos elaborados sin total uniformidad en tono y contenido cuya lectura crea en ocasiones más frustración que placer. Así que si merece la pena incursionar o echar un vistazo a esta segunda parte es únicamente por dos motivos: la curiosidad de atisbar aunque sea levemente cómo continúa la historia protagonizada por Chíchikov y el placer de seguir saboreando la sardónica prosa y reflexiones de un escritor (Nikolái Gógol) único, diferente. Alguien a quien se le considera uno de los inventores de la novela rusa y el precursor de ni más ni menos que Kafka o Dostoievsky. Aunque estoy de acuerdo con los que piensan que su influencia tal vez se deje notar con mayor amplitud en las novelas y relatos de Mijaíl bulgákov.

Entre las grandes tragedias de la historia de la literatura se ha de cifrar la pérdida de los cuadernos que contenían esta segunda parte. En cualquier caso, la responsabilidad de este hecho, como de todos es conocido, hay que achacársela al propio Gógol quien, en un acceso de locura y frustración, arrojó al fuego el manuscrito en el que había estado trabajando con fruición. En realidad, llevó a cabo este acto en dos ocasiones. La primera en 1845 y la segunda en 1852. Esta última parece por cierto que fue fatal para su salud. Pues, tras arrojar su texto a las llamas en su apartamento moscovita, no tardó más que unos pocos días en morir tras sufrir un rápido declive físico debido a su prolongado ayuno y a un insufrible insomnio.

La anécdota ha sido referida en múltiples ocasiones pero no me he resistido a citarla porque es clave para comprender tanto la extrema sensibilidad como el carácter neurasténico de un escritor cuyas desviaciones písquicas fueron, a su vez, probablemente las catalizadores de su talento. Las que le permitieron reflejar con tanta sagacidad y hondura el sombrío y taciturno carácter de sus contemporáneos rusos así como sus disociaciones mentales, su mezquindad o su rocambolesca e hipócrita educación.

Existe una explicación bastante consensuada para explicar este rapto de locura. Este fatal acto autodestructivo. Tras la publicación de la primera parte de Almas muertas, Gógol realizó una serie de lecturas espirituales que lo hicieron redescubrir la figura de Cristo. Gógol sentía la necesidad de aportar luz y esperanza a sus contemporáneos. Pensaba que la primera parte de su novela había arrojado sombras sobre sus hermanos de sangre. Se sentía culpable por haberlos descrito con un talante tan oscuro. Así que concibió en su seno interno las otras dos partes de su libro como espejos literarios en los que el pueblo ruso habría de mirarse con esperanza y fe renovadas. Deseaba, sí, hacer de Almas muertas una novela llena de luminosidad. Casi un catecismo. Un maná espiritual para sus lectores que combatiera su degradación moral. Una novela eterna que reflejara el espíritu amoroso de Cristo. Añoraba, sí, realizar el equivalente novelístico a La Divina Comedia. En la primera parte (su Infierno) había descrito la faz oscura del pueblo ruso. La avaricia y la mezquindad. La envidia y la locura. Pero en la segunda parte (su Purgatorio) su idea era comenzar a arrojar luz sobre esa población tan criticada. Comenzaría por tanto en esas páginas el proceso de redención del canalla egoísta que protagoniza la novela (Chichikov) que concluiría en una tercera parte (Paraíso), la cual Gógol ni siquiera llegó a comenzar, donde el pueblo ruso sería descrito con misericordia, luz y benignidad.

Sin embargo, el destino se opuso a sus deseos de dos maneras. En primer lugar, la aparición de un religioso de la iglesia ortodoxa que en vez de insuflarle paz y optimismo a su fe renovada, le convenció de haber pecado y encontrarse lejos de Dios acrecentando su caos y tormentos internos que no pudo soliviantar ni tan siquiera viajando a Palestina. Y en segundo lugar, su original y marcado estilo literario. Gógol era un escritor diferente. Alguien con una sensibilidad extrema para captar malas intenciones, sonidos e incluso sensaciones. Todavía su estilo continúa siendo inimitable y, en cierto sentido, enigmático.

Gógol es sin dudas uno de los precursores del absurdo. Es alguien que mezcla de forma sutil lo ridículo y sardónico con lo solemnidad y la cotidianeidad. Y obviamente, un talento literario tan excéntrico y rebelde no podía plegarse a planes ni esquemas prefijados aunque fueran trazados por él mismo. Su espíritu volaba libre. Así que por mucho que lo intentó, por mucho afán que puso, por muchas horas que dedicó y por más obsesiva y meticulosa que fue su labor, los resultados nunca se ajustaron a lo que planeaba. Siempre, absolutamente siempre, el escritor Gogol se imponía al Gógol religioso y, como consecuencia de ello, la segunda parte de Almas muertas (cuyo título provisorio era el revelador Almas blancas) no lograba dejar en buen lugar a nadie. Al final, el espíritu sardónico se imponía y la oscuridad predominaba en la descripción de los personajes.

Gógol era incapaz de domar a su yo escritor y conducir su novela por otros rumbos. Y en las escasas ocasiones en las que lo lograba, se sentía avergonzado por los malos resultados literarios. Desesperado, contrariado, frustrado, enloquecido por su incontestable fracaso, no encontró otra vía de escape que quemar hasta en dos ocasiones su manuscrito. La última, como dije anteriormente, fue la puerta de introducción a su fallecimiento. A su extraña y triste despedida de un mundo en el que nunca terminó de sentirse cómodo como la mayoría de melancólicos y almas perdidas.

Dicho esto, es inevitable recomendar una y otra vez la maravillosa primera parte de Almas muertas. En mi primera lectura me fijé más en su argumento. Deseaba, por ejemplo, saber los motivos por los que Chíchikov visitaba a diversos personajes con la intención de comprarles las almas de sus súbditos muertos.  Sin embargo, el tener ya esto muy claro al comenzar el libro, me ha permitido ahora profundizar en las descripciones, el sentido del humor socarrón y el soberbio retrato de la estupidez y el egoísmo.

Ahora mismo no puedo evitar mencionar con admiración y una sonrisa en mis labios diversos pasajes como aquellos en los que se comienza a destapar el engaño llevado a cabo por Chíchikov pero aún no se sabe bien quién es o cuál es su verdadero objetivo. De hecho, hay algunos funcionarios que incluso piensan que podría ser el mismísmo Napoleón. Aunque, a raíz de un desternillante conversación entre dos damas (Anna Grigórievna y Nastasia Petrovna Koróbochka), la mayoría se inclinan a creer que es un secuestrador cuya secreta intención es raptar a la hija del gobernador. Por otra parte, tampoco puedo dejar de rememorar el fabuloso esbozo biográfico llevado a cabo por el escritor ucraniano de Chíchikov. Alguien al que su padre insufló desde pequeño la idea de que sólo podía confiar en el oro (al no tener el metal voluntad ni gustos), que alcanza un puesto de funcionario importante agasajando a la persona indicada y, más tarde, convierte su trabajo en unas aduanas en un pasaporte para la riqueza. 

En fin, visto lo visto, se comprenderá que lamente el despertar espiritual de Gógol. Ni logró alcanzar la paz anhelada ni mejoró como escritor. De hecho, es a su catártico y postrero encuentro con Cristo que debemos achacar el que su legado literario no sea aún más valioso y abundante de lo que ya es. Un esquivo tesoro para almas huidizas. Shalam 

الذعر أكثر عدوى من الطاعون ويتواصل في لحظة

El pánico es más contagioso que la peste y se comunica en un instante

2 Comentarios

  1. andresrosiquemoreno

    1imagen…portada muy guapisima de alberto gamon por que la hace constructivista (todo lo fundamenta en el rectangulo y en las lineas muy rectas)….
    2imagen….textura de granulo usando la huella del dedo (situacion oscura)……
    imagen….tipico retrato a la luz del fuego(esto a werner herzog le gustaba mucho(«corazon de cristal»-1976)
    3imagen….atacaillo de risa o visita al dentista….
    4imagen….yo a esta imagen del colega gogol lo situo en el castillo de nosferatu….(peinaico en plan me he hecho el rulo)….sonrisa…
    PD…..https://www.youtube.com/watch?v=E1tEQQ8BNSg
    letania de randy newman que le hubiera gustado a gogol y al constructivismo ruso tambien por su ritmo poligonal…otra sonrisa..

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  2. Alejandro Hermosilla

    1) Fíjate que a mí me gusta la portada y el concepto pero no me gusta tanto esa portada para Almas muertas. Novela a la que creo que le pega más algo abisal y expresionista. Demasiado gélido. 2) Aquí Gogol se asemeja un poco al terrible Chíchikov tramando algo contra uno de sus enemigos. 3) Gogol manejado por los demonios arrojando su propia creación al fuego pensando que hace un bien a la humanidad. 4) jjaaj.. sí.. el dentista.. el dentista.. por favor.. o también un ataque de risa… ¿Este me quiere comprar almas muertas? No me hagas reír.. jajajaja. 5) Cara de pan y de corazón. Amor a uno mismo. Intenta poner la cara de cuando se hacía la primera comunión pero no le sale. PD: muy interesante como siempre Randy Newman. Lástima que en los últimos tiempos le diera por esas bandas sonoras cinematográficas que a mí al menos no me aportan demasiado.

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Autor: Alejandro Hermosilla

Mi nombre (creo) es Alejandro Hermosilla. Amo la escritura de Thomas Bernhard, Salvador Elizondo, Antonin Artaud, Georges Bataille y Lautreamont.

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