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Watchmen (4)

Oct 16, 2021 | 2 Comentarios

Dejo a continuación el cuarto (y último) avería sobre el cómic de Moore y Gibbons: Watchmen. Ya si hago alguno en próximos días será sobre sus precuelas y secuelas o su versión cinematográfica. Pero, por mi parte, pienso que ya no habrá más sobre esta particular colina artística. Algo que por supuesto, teniendo en cuenta la magnitud de la obra a la que me refiero, sólo me atrevo a decir con la boca pequeña. Muy pequeña.

Quien desee por cierto consultar los tres anteriores puede hacerlo en estos enlaces:

Watchmen (1)http://www.averiadepollos.com/comic/watchmen-1/

Watchmen (2): http://www.averiadepollos.com/comic/watchmen-2/

Watchmen (3): http://www.averiadepollos.com/comic/watchmen-3/

Watchmen (4)

Concuerdo con quienes piensan que no afectaría demasiado a Watchmen el que no apareciera la fantasmagórica historia de piratería, Relatos del navío negro, que se va intercalando en sus páginas. A grandes rasgos, por supuesto que estoy de acuerdo. Pero si intento vislumbrar la mente e intenciones últimas de Moore no tanto.

Intentaré explicarme. Creo que la conexión de Moore con Burroughs no acaba únicamente en el uso esquizoide y repetitivo de imágenes y palabras. Recuerdo haber leído El fantasma accidental con mucho gusto y asombro. Una novela en la que el escritor norteamericano describía brevemente la vida del mítico capitán pirata Mission, quien a principios del siglo XVIII creó al norte de Madagascar una colonia de piratas y antiguos esclavos llamada “Libertatia“. Tal vez esté yo siendo pedante al afirmar esto. Pero entiendo que aquella utopía libertaria y anárquica se contrapone a ese mundo neoliberal donde prima la seguridad por encima de la libertad que nos presenta Moore en Watchmen.

En cierto modo, creo que la trágica y cruenta historia de piratas (los que, al fin y al cabo, robaban a los estados y no seguían más ley que la de su corazón y ambiciones) tiene la función de apuntalar aún más el argumento central de Watchmen: la pérdida de la inocencia y el fracaso del heroísmo frente al absolutismo mediático. Frente al totalitarismo y la megalomanía individual.

En cualquier caso, más allá de Burroughs, creo que la historia de piratas posee una función muy clara en la obra. En realidad, los superhéroes eran los encargados de dar tranquilidad a los lectores durante la Segunda Guerra Mundial. Más tarde, cumplieron la función de aliviar la tensión provocada por la Guerra Fría. Los superhéroes eran una mezcla entre nosotros y los dioses griegos. No negaban que la realidad era oscura pero intervenían en ella para librarnos de sus peligros. Pero al tiempo que sus historias se publicaban también lo hacían toda una serie de cómics de terror y de ciencia ficción que presentaban breves relatos de corte pesadillesco y distópico que advertían a un público más adulto que los hombres con superpoderes no existían y, dada la naturaleza del ser humano, todo podía saltar por los aires en cualquier momento. Algo que Moore se encarga asimismo de recordarnos con la oscura historia de piratas a lo largo de Watchmen.

De hecho, Relatos del navío negro es un texto de corte lovecraftiano que recuerda a las novelas de William Hope Hogdson, a los cuentos de Poe y a las cruentas historietas publicados por la revista Creepy o Vampirella a través del que Moore realiza un canto al horror, al caos y a las furias. A la venganza y a la negatividad. Al fin y al cabo, las fuerzas que se terminan imponiendo en Watchmen por encima del control y la fría racionalidad de una sociedad que, en el fondo, es un nido de víboras. Se encuentra llena de ambición autodestructiva.

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Resulta también necesario citar otra de las innovaciones (¡En realidad, no sé si fue una innovación pero sí tengo claro que fue un gran logro!) de Watchmen como es el hecho de que en las tradicionales páginas donde las compañías colocaban anuncios publicitarios, Moore ubicara diversos textos que ampliaban, ofrecían información valiosa y bifurcaban un poco la historia. Un delicioso diálogo intertextual (el cual -como es bien sabido- se ha convertido con el tiempo en un recurso utilizado, a su vez, en algunas series televisivas, filmes o libros) que iba mucho más allá del típico juego posmoderno puesto que permitía profundizar aún más en la obra.

Leer fragmentos, por ejemplo, de la biografía, Bajo la máscara, de Hollis Manson (el primer Búho Nocturno) era una experiencia realmente deliciosa. Sobre todo, porque Moore (contrariamente a lo que realiza en sus barrocas novelas) adoptaba perfectamente el punto de vista del personaje y utilizaba un lenguaje sencillo, claro y conciso que permitía vislumbrar los claroscuros y medias mentiras del controvertido y famoso libro.

Por supuesto, era genial poder leer algunas de las famosas editoriales de la revista Nova Express desacreditando a los superhéroes (según el plan establecido por Adrian Veidt) o entrevistas como la realizada a Sally Jupiter. ¡De verdad! En muchas obras estamos acostumbrados a que estos extras posean una importancia anecdótica pero aquí no! ¡Quien los lee comprende el motivo!

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Antes me referí a El pirata accidental; la novela de Burroughs. Un texto que, como Watchmen, se desarrolla en varios planos. Uno -ya lo dije- tenía que ver con el mítico pirata Mission. Y otro transcurría en el presente y, entre otros aspectos, se ocupaba de un virus que hacía que las personas creyeran tener los poderes de Jesucristo.

Un dato que no me resisto a comparar con la megalomanía de ese Adrian Veidt obsesionado con superar a Alejandro Magno y ser considerado el hombre más inteligente (y poderoso) de la historia. Tal vez el personaje central de Watchmen. O al menos uno los más importantes hasta el punto que resulta inevitable hablar de él aunque sea brevemente. Más aún teniendo en cuenta que su mesianismo está más presente que nunca en nuestro mundo como ponen de manifiesto todo tipo de censuras culturales de los supuestos defensores de lo bueno y lo justo. En el fondo, todos ellos (lo sepan o no) son hijos putativos de Veidt. Del único e inconfundible Ozymandias. El hombre que mató a tres millones de personas por el bien de la humanidad. La paz total. Ese imposible ideal.

En fin. Muchas personas se han preguntado a lo largo de las últimas décadas por qué un pueblo culto  como el alemán fue capaz de provocar un genocidio. Por qué hombres con la vida resuelta matan o asesinan. Podría arriesgarme a dar una respuesta. En realidad, la tengo. (Otra cosa es que sea más acertada o equivocada) Pero creo que es mucho mejor no decirla.

Lo que sí me atrevería a sugerir en voz alta es que quien quiera responder a ese interrogante tantas veces repetido estudie con tranquilidad las motivaciones de Adrian Veidt. El oculto rostro del Emperador romano de nuestra época. El Soros, el Obama y el Trump de nuestros días. La transparente imagen del poder público y oculto.

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La tragedia con la que finaliza Watchmen es tan grande que muchas veces me olvido de citar sus últimas viñetas. Los lectores solemos poner la atención en las enormes patas del calamar gigante, la muerte de Rorschach, la actitud distante y un tanto incomprensible (desde un punto de vista humano) del Dr Manhattan y la revelación del plan delirante de Adrian Veidt. Pero, en realidad, las últimas escenas ponen de manifiesto también con mucha claridad la naturaleza de la obra de Moore. Son su cierre perfecto. Un cierre cínico y escéptico pero absolutamente consecuente con la mezquindad del mundo contemporáneo. Y también con su incertidumbre.

A pesar de los tres millones de muertos, el editor de The New Frontiersman no tiene tiempo para lamentos. Al contrario, se dirige con ira a su empleado para que encuentre un tema lo suficiente interesante como para llenar las dos páginas de diario que han quedado vacías debido al final de las tensiones bélicas mundiales. ¡El espectáculo no se debe detener aunque el olor a sangre aún esté fresco! ¡Y probablemente no lo hará puesto que un paquete conteniendo el diario de Rorscharh llegó a la redacción días atrás!  Shalam

تشعر القدم بالقدم عندما تشعر بالأرض

El pie siente el pie cuando siente el suelo

2 Comentarios

  1. andresrosiquemoreno

    1ºimagen:…nuclear si, por supuesto………arquitecto acero…..
    2ºimagen:…..el pimiento de padron negro(que hace por ahi volando!)…el pensador…y el mojao…..
    3ºimagen:….robinson crusoe intentando huir de la isla africana……este se ha puesto morao de no respirar…..
    4ºimagen:…..el motin de africa……….
    5ºimagen:…..extraordinario, le ha puesto un tornillo en la parte baja entre los dos ojos………….
    6ºimagen:….triunfo en 1492…..aguirre o la colera de dios-w.herzog-1972………
    PD:….https://www.youtube.com/watch?v=5S8S1EK7hPw…..billie holiday…pennies from heaven….agua sobre umbrella como en la imagen2….

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  2. Alejandro Hermosilla

    1) Extintor de incendios dibujado por artista abstracto. 2) Instantánea de relato de Edgar Allan Poe. Spoiler: el muerto fue enterrado vivo. 3) Me fijo ahora que el color de la vela de náufrago es el amarillo típico de Watchmen. El del smiley ensangrentado. Y que aparece en portadas. 4) Aquí el personaje podría pasar por un náufrago argentino. Náufrago de cómic hispanoamericano con estilo europeo. 5) Imitación de Batman muy lograda. 6) Sueño de deportista un mes antes de los Juegos Olímpicos. PD: Teniendo en cuenta la temática, me imagino perfectamente este tema sonando en la versión HBO de Watchmen.

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Autor: Alejandro Hermosilla

Mi nombre (creo) es Alejandro Hermosilla. Amo la escritura de Thomas Bernhard, Salvador Elizondo, Antonin Artaud, Georges Bataille y Lautreamont.

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