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Un hombre lúcido

Ago 29, 2023 | 2 Comentarios

Estoy disfrutando tanto del segundo tomo de los Diarios de Rafael Chirbes que desearía no terminarlo nunca. Me gustaría pasar el resto de mi vida leyéndolo de tanto en tanto, a pequeños sorbos, con ese pequeño e intenso gozo que se siente al disfrutar de un buen café por las tardes.

Lo cierto es que Chirbes es de los pocos escritores españoles contemporáneos que me hacen sentir bien precisamente porque, cuando lo leo, no siento detrás suya la sombra de la ideología ni de la política. Mucho menos la de lo políticamente correcto, una enfermedad social que detestaba. Chirbes no escribía ni para gustar ni para complacer. Tampoco lo hacía para obtener favores. Escribía como un viejo artesano y agricultor pero era muy consciente de los problemas contemporáneos. Mantenía vínculos con la tradición que le permitían mantenerse firme y coherente en medio de los torbellinos cotidianos.  En sus Diarios, Chirbes no tiene piedad de sí mismo, ubica la escritura en primer plano de su vida, dejando el ego atrás y escribe párrafos hilados con una precisón, concisión y ligereza inauditas.

Chirbes era un hombre solitario y también libre y lúcido. Es a esta última faceta suya que achaco, por ejemplo, el que tanto él como su editorial supieran vislumbrar cuál era el momento adecuado para publicar su novela más confesional (Paris-Austerlitz) y estos Diarios. Esto es; a título póstumo. Estoy seguro, de hecho, que si el escritor valenciano hubiera dado a conocer Paris mientras aún vivía, buena parte de su imagen pública hubiera quedado en entredicho. Puesto que la mayoría de sus lectores desconocía su homosexualidad. Y si bien es cierto que, afortunadamente, a estas alturas, nadie habría juzgado al autor por sus preferencias en la cama, sí que es muy probable que Chirbes se hubiera sentido sometido a un escrutinio en sus presentaciones que un hombre tan lúcido y, en parte, tímido como él prefería (y merecía) ahorrarse con buen criterio.

En lo que se refiere a los Diarios, como ya dije antes, también me parece muy adecuada su decisión de postergarlos. Todos entendemos que es de mal gusto meterse con los muertos. Que es sano mentalmente dejar al espíritu de los fallecidos descansar en paz. Y supongo que por este motivo (además de la cada vez menor influencia social del arte literario) nadie está levantando la voz en contra de las explosivas opiniones vertidas por Chirbes en sus libros. Nadie quiere meterse en este charco. Pero tengo muy claro que, de encontrarse el autor vivo, no tardarían en aparecer quienes lo tacharían de viejo carca o lo insultarían por los motivos más peregrinos.

No tengo dudas de que Chirbes habría sido linchado sin piedad en las redes sociales de dar a conocer fragmentos de sus Diarios mientras vivía porque no deja títere con cabeza y es sincero como sólo lo puede ser quien se encuentra a solas consigo mismo y es consciente de que sus únicos lectores son su conciencia y la muerte. Chirbes ataca fulminantemente a la socialdemocracia, a las residencias de escritores (desternillante la crónica de su estancia en la de Wannsee en Berlín), despedaza la función acomodaticia de ciertos autores, analiza con sabiduría la realidad que le rodea, elogia autores como Balzac, Galdós o Clarín que parte de nuestro mundo contemporáneo minusvalora y se permite el lujo no sólo de criticar escritores actuales encumbrados por la crítica sino a un mitificado icono literario: Rimbaud.

En fin. Dejo a continuación unas pocas citas extraídas de sus Diarios.

Ahí van:

«Pero ¿no hemos quedado en que eso era espantoso?, ¿en que eso era lo que les pedía Stalin a los escritores? ¡Defender opciones políticas! Yo diría que el  escritor tiene que vigilar a los políticos, meterse en los engranajes, entender, o intentar entender, cómo funciona la maquinaria de las cosas, procurar contarla, pero entendido así se trata de un oficio que, por fuerza, a los políticos y a los que  se llaman gente de bien, no ha de hacerles ninguna gracia».

«Hay juguetes que los niños no llegan a estrenar, los rompen antes de iniciar el juego, haciendo pruebas, aprendiendo a montarlos: algo así la vida. Te acercas a los sesenta y te das cuenta de que sigues aprendiendo la mecánica del artefacto, de que aún estás en la fase que precede al juego, leyéndote el libro de instrucciones, pero resulta  que el árbitro se ha mirado el reloj porque está a punto de silbar el fin del partido.  Ya no hay sol en las bardas, que diría el Maestro».

«Una tramposa entrevista con García Márquez, en la que cuenta que ahora ya no  escribe, que se limita a leer en la cama, y se siente feliz así. Es lo que hago yo: leo  tumbado en la cama, apoltronado en la butaca, sentado ante la mesa, leo en todas  partes y a todas horas, con tal de no escribir, pero –a diferencia de lo que él asegura– yo no me siento en absoluto feliz. No tengo ganas, no me excita escribir,  pero me irrita no hacerlo. Escribir como castigo por algo. Pues vaya tontería. Pero  así es».  

«Leonnie quiere hacer una tesis sobre mis libros. La fascinación de la derrota. Niego la mayor: le digo que en mis libros no aparece para nada esa fascinación, y que lo que hay es un intento de darles la voz a quienes han sido excluidos de la narración de la historia, sacar a la luz su sensibilidad, contar qué los expulsó. Me gustan los personajes que rompen la fraseología dominante, los criados de La Celestina. Le comento que, en todos mis libros, hay una contradictoria desconfianza de la cultura: sin cultura eres un imbécil, con cultura  estás a punto de convertirte en un hijo de puta».

«Podría decirse que quienes más cantan las virtudes de la humanidad son quienes más desconfían de ella, quienes más la  temen».

«Soporto cada día peor el doble lenguaje de la socialdemocracia. La biempensante progresía, apuntada inerme a todas las causas justas, el bobo adamismo (pegajosas escenas previas a un partido de fútbol por la paz en el estadio del Barça). Por debajo, los escualos mordiendo sin piedad todo lo que se escapa de su control: fuera de nosotros –es la consigna– no hay nada que no merezca ser aniquilado es el mensaje que emiten esas sonrisas, ese terrible ecumenismo de la bondad». Shalam

كيف يمكن أن يكون هناك تعب والعاطفة موجودة؟

¿Cómo puede haber cansancio cuando está presente la pasión?

2 Comentarios

  1. andresrosiquemoreno

    1imagen….estoy bastante feliz mirando hacia alli…..
    2imagen….guason y seductor……
    3imagen….la palma de la mano hacia arriba es pedir y hacia abajo es comprobar si llueve….(umberto d, la pelicula)…
    4imagen….todavia fumando (viva el marlboro oeste)…..
    5imagen….ahora no miro a mi interlocutor porque pienso lo que digo en este momento….
    PD….https://www.youtube.com/watch?v=Bew7yCinZ3A…….. …..trafalgar1971…bee gees….un comentario dice que pensaba que este tema era de john lennon(no va desencaminado, verdad?)
    (a chirbes no le gustaba nada arturo perez reverte, seguro que cuando se lo encuentre en el mas alla se lo dira)…sonrisa…o lol…

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    • Alejandro Hermosilla

      1) La dicha de la madurez. Alma en paz. 2) Todavía soy joven y me divierto. Me gustan las películas de cine mudo. Me hubiera gustado participar en una de ellas. 3) Las descripciones de paisajes naturales de Chirbes son increíbles. Aquí su rostro se parece al del poeta Panero. 4) El vicio me va a matar. Ya lo sé. Pero ¿qué es la vida sin vicio? 5) Vivimos en una distopía y nosotros los escritores no damos a basto para describirla. Razonando en medio de un debate sobre los límites de la literatura. PD: Preciosa portada. Sí. Podría ser John Lennon. Sí. También distorsionando un poco el sonido, podría ser un tema de Pink Floyd.

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Autor: Alejandro Hermosilla

Mi nombre (creo) es Alejandro Hermosilla. Amo la escritura de Thomas Bernhard, Salvador Elizondo, Antonin Artaud, Georges Bataille y Lautreamont.

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