En algún avería comenté que nunca terminé de disfrutar las novelas de Javier Marías pero que como articulista me parecía gigantesco. De tanto en tanto, me sumerjo de nuevo en sus breves textos publicados en semanales y periódicos y salgo sumamente reconfortado. Agradecido de reencontrarme con un personaje que era lo suficientemente prudente para mantener la distancia adecuada con la sociedad. Causa en gran medida de sus, por lo general, lúcidas reflexiones con las que, salvo excepciones contadas, solía estar de acuerdo.

Hoy en concreto he leído un artículo titulado «Sociedades del misterio» que me ha hecho sonreír. En él, el escritor madrileño se refería a la existencia de una de esas extravagantes asociaciones literarias que abundan en los países anglosajones (concretamente, la Liga Antidifamatoria del Vampiro). Y a continuación, nos informaba acerca de sus reivindicaciones concretas, las cuales eran obviamente una socarrona burla de ese virus («lo políticamente correcto») que ha convertido a los ciudadanos que se jactan de no poner un pie en la iglesia, en curas sociales que rastrean en la vida cotidiana todo tipo de actos que no se ajusten a su moral.

En fin. Sin más, dejo a continuación el recuento llevado a cabo por Marías de las reclamaciones realizadas por esta singular asociación.

Por supuesto, ¡estoy de acuerdo con la mayoría de ellas! ¡Salvemos el honor de la Liga Antidifamatoria! ¡Respetemos la singularidad de los Vampiros!: «hay una nota enviada por la así llamada Liga Antidifamatoria del Vampiro, en la que a la vista del frecuente uso que de términos propios de la literatura fantástica se hace por parte de la población supuestamente normal, dándoles siempre un sentido peyorativo o incluso insultante, se recomienda la utilización de una nomenclatura más neutra y sin implicaciones negativas. Y así, para «hombre-lobo» se sugiere el término «Individuo de capacidad transformacional alternativa»; para «fantasma», «Ser de corporeidad involuntaria alternativa»; para «zombie», «Individuo alternativamente animado de origen haitiano»; para «vampiro», «Individuo nutritivo-hematológicamente estimulado», y para «espíritu maligno», «Ser de corporeidad e inclinación moral alternativas». Shalam

من لا يعرف الضحك من المرجح أن يعرف الحزن

Quien no conoce la risa es susceptible de conocer la pena