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Pesimismo cósmico

Dic 23, 2021 | 2 Comentarios

Dejo a continuación un nuevo avería dedicado a Pesimismo cósmico de Eugene Thacker. El cual recomiendo leer escuchando una de las abisales composiciones de Sunn O))): «Sin Nanna». Aunque cualquier otra de la banda norteamericana podría servir. Más aún si se trata de encontrar un antídoto para evitar el sopor habitual de las Navidades.

Pesimismo cósmico

Pesimismo cósmico es uno de esos escasos textos de los que brota ruido de sus entrañas y, al momento, nos transportan a otro estado mental propicio a que aparezcan visiones de pórticos celestes derruidos, estatuas de dioses caídas en ignotos abismos y gritos de hombres ahogados en medio de negros agujeros.

Leyendo este breve ensayo poético, parecido a la novela de un filósofo agónico, encerrado en una prisión, me encuentro con tres pasajes que no me resisto a citar y comentar brevemente por diversos motivos. Ahí voy.

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Insinúa Thacker que «de haber tenido más seguridad en sí mismo y habilidades sociales más aptas, el pesimismo hubiera tornado su desencanto en una religión, posiblemente autodenominándose El Gran Rechazo. Pero hay una negación en el pesimismo que rechaza incluso ese Rechazo, una conciencia de que, desde el principio, ya ha fracasado y de que la culminación de todo ello es que todo es en balde».

En verdad, es esta una reflexión exacta porque si los pesimistas son consecuentes consigo mismos nunca, jamás podrían erigir una religión. Todos deberían vivir solos. Una religión pesimista es un anacoluto metafísico. Un enorme sinsentido. Porque el verdadero pesimista ama el fracaso. Así que todos sus ídolos deben morir, caer, y si no es así, no serán dignos de su admiración.

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En otro momento, Thacker cita a Cioran quien «escribió una vez: «Me aparté de la filosofía en el momento en que se hizo imposible descubrir en Kant ninguna debilidad humana, ningún acento de verdadera tristeza; ni en Kant ni en ninguno de los demás filósofos». Yo suelo volver a Kant, pero por las razones opuestas. Cada vez que leo, y soy testigo de la construcción austera y brillante de un sistema, no puedo evitar sentir una cierta tristeza; el propio edificio es en cierto sentido deprimente».

Debo reconocer que concuerdo con el ácrata rumano. Si un filósofo me deprimió durante mi juventud ese fue Kant. Leía a Schopenhauer y econtraba un alma sufriendo. Un hermano en medio de las sombras recorriendo el purgatorio. Sin embargo, la prosa de Kant, tan racional, tan perfecta, tan equilibrada, tan aséptica, me transmitía angustia. Para mí Kant estaba equivocado. Al hombre no hay que entenderlo ni moral ni ética ni racionalmente sino caóticamente.

Dicho esto, me fascina, a su vez, la operación realizada por Thacker. Quien, como buen pesimista, va en busca de Kant precisamente para encontrarse con las depresivas sensaciones de las que yo huía al sumergirme leve y traumáticamente en su obra.

Sí. No puedo asegurarlo pero si vuelvo algún día a leer la Crítica de la razón pura, será con esa aspiración. La de remozarme en su estiercol metafísico, en su fría prosa, hasta experimentar idéntica zozobra que cuando incursiono en la obra de Kierkegaard.

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El último pasaje que cito es lo suficientemente elocuente como para no realizar ningún comentario. Obviamente, me parece una obra maestra del absurdo pesimista. El gran guiñol del nihilismo. Tiene por cierto como protagonista al «autor galo del siglo XVIII Nicolás Chamfort, un escritor admirado tanto por Schopenhauer como por Nietzsche debido a sus aforismos pesimistas».

Ahí lo dejo: «La noche del 10 de septiembre de 1793, Chamfort iba a ser encarcelado por sus críticas al gobierno francés. Para no ser detenido, decidió matarse. Según un amigo, Chamfort terminó su cena con tranquilidad, se excusó y entró en su alcoba donde cargó una pistola y se disparó en la frente. Pero erró el tiro, hiriéndose la nariz y reventándose el ojo derecho. Entonces cogió una cuchilla e intentó cortarse el cuello varias veces. Todavía vivo, se apuñaló a sí mismo varias veces en el corazón sin lograr su propósito. Su último esfuerzo se centró en cortarse las muñecas, pero tampoco esto le permitió conseguir lo que deseaba.

Abrumado bien por el dolor bien por la frustración, gritó y se desplomó en una silla. Apenas con vida, supuestamente dijo: «¿Qué se puede esperar? Uno nunca se las arregla para hacer algo con éxito, ni siquiera matarse»». Shalam

في جميع الأوقات ، كان الشك موجودًا في الأقلية

En toda época la duda ha existido en minoría

2 Comentarios

  1. andresrosiquemoreno

    1ºimagen…..rorschach geometrico…….(cruz pubica)…..
    2ºimagen…..alguien que no se sabe la letra……sonrisa…..
    3ºimagen…..caballo que le acaban de quitar las vendas del embalsamamiento……..
    4ºimagen…..rio de calaveras y esqueletos…………..
    5ºimagen……y tambien tiene la cabeza de vulva……ok……acercamiento al baubo(picardia clasica griega)
    PD:…..https://www.youtube.com/watch?v=VYbo2fnUsCY……a mi lo que me gusta mucho son los abrigos de piel que se marcan como el que se ponia constantin brancusi cuando tenia «fresquico», lo demas del video se descompondria debidamente……jajajjjj

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    • Alejandro Hermosilla

      1) Guitarra heavy reconvertida en guitarra de Doom metal ideal para aparecen en una canción que sea banda sonora de Lovecraft. 2) Antes de ser tragado por un agujero cósmico. 3) Alien abortando en el planeta Orion. 4) Homenaje onírico a La guerra de Otto Dix. 5) Cuervo santo y crístico. Cruz que abre el camino al negro purgatorio de los desencantados. PD: Realmente, el video me deprimió. Así no quiero yo ser pastor. Me recuerda este tema, salvando las distancias, a los corridos mexicanos. El ritmo interno.

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Autor: Alejandro Hermosilla

Mi nombre (creo) es Alejandro Hermosilla. Amo la escritura de Thomas Bernhard, Salvador Elizondo, Antonin Artaud, Georges Bataille y Lautreamont.

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