No es un secreto que actualmente periodismo y sensacionalismo no sólo son palabras que riman sino que caminan de la mano. Basta abrir las páginas web de los diarios más importantes para encontrar un cúmulo de artículos de titulares engañosos y contenido redundante. Muchos periódicos se han convertido en libelos en contra de ciertos partidos políticos y a favor de otros. Un hecho que provoca un inmenso desperdicio de talento. Sobre todo, porque los textos suelen estar muy bien escritos. Y es triste comprobar en los oscuros orificios donde desembocan la inteligencia y la formación cultural cuando se ponen al servicio de los intereses políticos o económicos.
En cualquier caso, este hecho lo tengo asumido desde hace unos cuantos años y, a estas alturas, no me provoca la más mínima molestia o sorpresa. Convivo con absoluta tranquilidad con ese periodismo como lo hago con determinados programas y concursos que invaden las televisiones. Más me molesta cuando el periodista no tira tanto de sensacionalismo como de sutileza con idénticos resultados, para lo que debe saber manejar con discrección distintos recursos lingüísticos.
Actualmente, uno de los más utilizados para dar empaque a los textos es la media verdad. Pondré un ejemplo de su uso. Imaginemos que yo hubiera tenido que realizar un análisis previo del partido de pretemporada que enfrentó al Madrid y al Barcelona. En ese caso, y con el objeto de transmitir una sensación de urgencia (incluso de trascendencia), podría yo haber escrito perfectamente que el equipo blaugrana contaba como derrotas hasta ese momento sus apariciones en la gira norteamericana. Una frase que, queda claro, es cierta aunque para ser justos, más que cierta es, sí, forzada puesto que el Barcelona tan sólo había disputado un encuentro (contra el Arsenal) hasta el Clásico. Y además, era amistoso. Se encontraba fuera de toda competición oficial.
Si nos fijamos, hay decenas de artículos que se escriben con estas premisas que no invitan en absoluto a la reflexión. Hay muchos más recursos parecidos. Pero este es uno de los que me parecen más maquiavélicos porque el periodista cumple dos de sus objetivos primordiales: manipula y, al mismo tiempo, se cubre las espaldas puesto que, al fin y al cabo, lo que dice es verdad (o al menos no es falso). Cosas de la era posmoderna. Shalam
المستقبل هو سباق بين التعليم والكارثة
El futuro es una carrera entre la educación y la catástrofe
1imagen…..prestigio cero…..
2imagen….si lo dice la tele tiene que ser verdad (el gato garfield)
3imagen…..es interminable cuando el objetivo es oferta-demanda…y solo oferta-demanda…..
PD..https://www.youtube.com/watch?v=4jWi3JymbSI..alemania año cero…final….huesped(lodger)(bowie)….es de 1º de goebbels (ministro para la ilustracion publica y propaganda de1933 al 1945)
1) Todos los periodistas ya son el mismo periodista. ¡Lo consiguieron! 2) Estaría bien poner ese cartel en todas las televisiones de todas las casas o al menos en las de las tiendas. Alquilar tu casa a alguien y dejar ahí el cartel. 3) Foto ideal para ser la portada de un videojuego. PD: excelente final que, de alguna manera, homenajea Truffaut en Los 400 golpes. No tardaré mucho en volver a ver «Stromboli».