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El mito de la igualdad

Abr 18, 2024 | 2 Comentarios

Debido a que hoy estaré firmando ejemplares en la Fnac de Murcia de El jardinero y un Reino oscuro  a quien lo desee, dejo a continuación un pasaje de esta última novela. En el mismo básicamente lo que intento parodiar es esa bendita soflama ilustrada sobre la igualdad que, conducida al extremo y en las manipuladoras manos del poder (quienes pueden hacer lo que deseen sin cortapisas e imponer además su voluntad al resto), puede llegar en ocasiones a producir situaciones tan ridículas y extremas como las que aparecen en este texto. Todo, claro, en nombre de la fraternidad, la libertad y la concordia. Todo en nombre de la felicidad ilustrada.

El mito de la igualdad

Aseguraba el duque que todo era vulgar en esos hombres templados, hipócritas y crueles, que los ilustrados siempre tenían la palabra igualdad en la boca para justificar sus tropelías, ocultar su avaricia y camuflar su envidia. Y por eso estaban empeñados en imponer de todas las formas posibles la igualdad ilustrada y real. El duque conocía muchos políticos ilustrados que exigían que todos los siervos ilustrados, se arrodillaran del mismo modo ante las mismas ideas tuvieran el contenido que tuvieran. Existían, de hecho, decenas de estúpidos comerciantes ilustrados pegando proclamas en las paredes de calles y organismos oficiales en las que solicitaban que todas las personas utilizaran idénticas expresiones y palabras, que nadie alzara el tono de voz ni lo bajara. ¡Todo en nombre de la igualdad! Del mismo modo, había quienes se encontraban convencidos de que no debía haber un solo lienzo consagrado al rey que se destacara sobre el resto de lienzos consagrados a su persona. Algo que, sí, ciertamente, —en eso coincidía con el paisajista— había convertido a todos los pintores en malos pintores, mediocres pintores, horrendos pintores, deleznables pintores. Asimismo, se alzaban de todas partes voces de ilustrados indignados porque, según ellos, todos los hombres debían dormir en una cama de idéntico tamaño e ingerir los mismos alimentos diariamente a la misma hora. Muchos de aquellos hombres cultos deseaban además que los niños nacieran con el mismo rostro y que su complexión física fuera idéntica. Deseaban, sí, que nadie se encontrara un palmo por encima de su compañero demócrata al arrodillarse ante el rey, que todos los hombres —sin importar su raza, credo y clase— pensaran de manera idéntica a ellos. Porque para los nobles demócratas e ilustrados lo de menos eran los argumentos, lo de menos era el contenido de las ideas, la razón que había en ellas, la verdad que exponían. Lo importante era la igualdad. Y estaban, desde luego, dispuestos a defenderla e imponerla de la manera que fuera.

Había sido muy famoso en los negros bosques un lance protagonizado por un conde ilustrado años atrás. Aquel hombre galopaba presuroso junto a su compañera en dirección al castillo del barón de A… donde se celebraría una orgía. Estaba realmente fatigado y había olvidado transportar agua. Así que decidió parar en una venta para reponer fuerzas. Allí, mientras comía copiosamente, estableció una larga conversación con el hijo del ventero sobre el tipo de frutos y cultivos que crecían en tan oscuras tierras. Cuando se despedían, el muchacho, encantado de poder hablar con aquel noble, le regaló unas cuantas manzanas y varias onzas de chocolate y, a continuación, creyéndose en confianza, le tendió su mano a modo de saludo al conde. Y, no contento con ello, intentó dar un pulcro y respetuoso beso en la mejilla a la atractiva señorita que lo acompañaba, provocando con ese gesto el profundo enojo del noble. ¡Menuda afrenta! ¡Menudo atropello! ¡Menuda desconsideración! ¡Qué falta de educación! ¿Quién se había creído ese estúpido? ¿Cómo era posible que no se diera cuenta de que él y su compañera libertina eran iguales, exactamente iguales, y debían ser tratados con exacta y absoluta igualdad? ¿Qué era eso de comportarse de manera diferente ante un señor y una señorita? ¡Como si algo los diferenciara! ¿Qué abominación contra la igualdad era esa de tratar de forma distinta a un hombre y a un mujer? ¿No era consciente ese tarugo de que, en caso de permitírsele establecer contacto físico, debía o bien besar la mejilla de ambos o darle la mano a los dos? Por si no lo era, aquel conde ilustrado se lo hizo comprender cortando su brazo con su negra espada rojiza y obligándolo a arrodillarse ante él y besar sus pies en nombre de la igualdad, de la ma­ravillosa igualdad ilustrada, dede la bendita igualdad ilustrada, de la santa igualdad ilustrada. Shalam

يا له من كتاب عظيم يمكنك كتابته بما تعرفه. وواحدة أخرى أعظم بكثير ستُكتب بما لا يُعرف.

Qué gran libro se podría escribir con lo que se sabe. Otro mucho mayor se escribiría con lo que no se sabe.

2 Comentarios

  1. andresrosiquemoreno

    1imagen…dialogo de kaspar hauser con su benefactor….kaspar hauser asesinado por un ocultador conservador……
    2imagen….el pequeño salvaje-1970-truffaut…..tambien en los santos inocentes-mario camus-1984-la marquesa regala a sus criados-esclavos cinco duros porque su nieto va a hacer la comunion….mol fort……(hijos mios)….
    3imagen….mambo revolucionario(danton-wajda-1983)…..
    PD:…https://www.youtube.com/watch?v=7CADAUKiieQ—damaso perez prado & orquestra, el james brown latino(cubano)…….

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    • Alejandro Hermosilla

      1) Nuevas perversiones de la razón. ¡Encerremos en la cárcel a Sade y hagamos nosotros lo que queramos! 2) La muerte de la infancia. El Gargantua ilustrado se come la inocencia de los niños salvajes. La educación mata pero lo hace dulcemente. 3) Fiesta en los bosques oscuros. Las 120 noches de los ilustrados. El surgimiento de Jack el destripador. PD: excepcional. Delicioso. Muy Wille Wonka. Muy Simpsons. Muy más allá del todo.

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Autor: Alejandro Hermosilla

Mi nombre (creo) es Alejandro Hermosilla. Amo la escritura de Thomas Bernhard, Salvador Elizondo, Antonin Artaud, Georges Bataille y Lautreamont.

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