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A sangre y fuego

Dic 11, 2023 | 2 Comentarios

Dejo a continuación un nuevo avería dedicado a uno de los libros definitivos sobre la Guerra Civil española: A sangre y fuego de Manuel Chaves Nogales. El cual recomiendo leer escuchando el clásico «Si me quieres escribir».

 

A sangre y fuego

Suelo dejar que pasen varios años (a veces tan sólo unos meses) cuando, por los motivos que sean, el nombre de un escritor aparece de repente en múltiples lugares. No creo que sea un acto de snobismo porque no me importa en absoluto que alguien sea popular para leerlo o no. No son esas las motivaciones que me acercan o alejan de un libro sino mi propio proceso interno. Es muy probable que cuando decenas de periodistas anden destacando las virtudes de una novela desarrollada durante la dictadura de Videla en Argentina me encuentre yo de lleno en la lectura de varias biografías rockeras o de algunas de las Novelas Ejemplares de Galdós y no tenga ningún deseo de recorrer las calles de Buenos Aires. Así que, por lo general, suelo anotar el nombre del libro o escritor citado esperando encontrar el momento adecuado para introducirme en su mundo. En otras ocasiones (como es el caso, por ejemplo, de los múltiples elogios recibidos por Vivir abajo de Gustavo Faverón) creo conveniente dejar pasar el tiempo preciso para o bien disfrutar o bien sacar mis propias conclusiones de mi lectura intentando obviar en lo posible el ruido de fondo producido durante las fechas recientes a su publicación.

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En fin, si he hecho referencia a estas circunstancias es básicamente para explicar por qué no había leído hasta ahora el monumental A sangre y fuego de Manuel Chaves Nogales cuya tardía lectura me ha traído algún que otro momento mágico más allá de su estricto contenido. Puesto que, mientras lo finalizaba, me encontraba enfrascado también en el segundo tomo de los Diarios de Rafael Chirbes. Justo en los párrafos en los que el escritor levantino alaba la colección de cuentos de Nogales y la pone como ejemplo de lo que sería «una verdadera memoria histórica».

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En realidad, de esta estremecedora colección de cuentos  se ha hablado tanto que apenas creo que pueda yo aportar nada. Sólo me siento capaz de repetir los tópicos ya citados por unos y otros. Sí me gustaría destacar por supuesto la precisión literaria del lenguaje utililizado por Nogales. Una mezcla perfecta entre el testimonio histórico, el lenguaje periodístico y una prosa llena de sobrios y sutiles matices descriptivos que logra dar una dimensión poética a una serie de situaciones y acontecimientos trágicos que era muy fácil que cayeran en lo truculento. Si A sangre y fuego es un libro necesario es, entre otros motivos, por la capacidad que posee Chaves Nogales de ahondar en el drama, el sinsentido, retratar muertes y asesinos, momentos espeluzantes que casi convierten las pinturas negras de Goya en un cómic juvenil y, aún así, lograr evitar tópicos sangrientos a los que las áridas situaciones narradas abocaban. Hay una elegancia en la prosa de Nogales, una mirada humanista y sabiamente distanciada de la realidad que le permiten precisamente ser contenido y exacto ante situaciones infernales que hubieran provocado el sentimentalismo sensacionalista en muchos otros escritores.

Actualmente, es más importante considerarse escritor que lo que escribimos, que la propia literatura. Leer a Chaves Nogales (de quien no creo que tarde en comenzar su elogiado Juan Belmonte: matador de toros) nos recuerda que esto no debería ser así. Chaves es un escritor auténtico. Alguien que sólo quiere describir la realidad. Indagar en la verdad. No quiere dar ninguna moraleja a sus lectores. No quiere aleccionar. Y por eso mismo la crueldad que aparece en sus textos nunca nos resulta gratuita sino natural. Casi necesaria.

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Chaves Nogales es capaz de ser quirúrgico y al mismo tiempo cercano. Debo confesar que he leído pocos cuentos tan perfectos como el primero que abre esta colección: «¡Masacre, Masacre!». Un relato en el que retrata con severidad y rigurosa mordacidad el comportamiento de muchos de los integrantes de las milicias de la retaguardia republicana durante el asedio de Madrid por el «bando nacional». Son en gran parte la grandeza y exactitud literaria de este relato las responsables de que haya tardado unos cuantos meses en completar mi lectura de esta sobria colección de cuentos. Básicamente porque me parecía tan bueno que al terminarlo acababa extenuado. Casi sin aire. Necesitado de focalizar mi mente en otra actividad. Y, días después, cuando volvía abrir el libro, no podía evitar releer esta historia en la que Chaves Nogales describe con liviandad pero al mismo tiempo un rigor escalofriante las crueldades, traiciones y miserias a las que conducen situaciones límite como las experimentadas en el Madrid republicano sometido al constante bombardeo de los aviones italianos y alemanes, en cuyas tabernas se reunían  diversos intelectuales del cariz de André Malraux, Rafael Alberti, María Teresa León o José Bergamín, a los que el escritor sevillano describe con asombrosa naturalidad y precisión.

Lo más sorprendente de todo radica en pensar que Chaves Nogales no fue testigo directo de los hechos relatados. En cualquier caso, tenía un conocimiento tan preciso de su país que sabía perfectamente dónde poner el foco para convertir a los lectores en espectadores en primera fila de esa tragedia total en la que ya no es que lucharan a muerte hermano contra hermano sino, como deja claro «¡Masacre, Masacre!», incluso padres contra hijos.

Dicho esto, creo que precisamente la circunstancia de que se encontrara fuera de España cuando escribió estos relatos benefició a Chaves Nogales en gran medida porque, de no haber sido así, hubiera probablemente caído en la tentación de personalizar muchos hechos o, como dije anteriormente, cargar las tintas trágicas. Algo que no era necesario como deja claro la contención del narrador de la mayoría de los relatos de este libro tan esclarecedor como catártico. Pura memora de esas dos Españas destinadas a helar el corazón de cualquiera de sus vástagos.

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Si fuera por mí, A sangre y fuego sería lectura obligatoria en la enseñanza secundaria. No debería haber una sola persona que entrara en las aulas que pudiera evitar o bien leerlo o bien escuchar hablar del mismo. No tanto (que, por supuesto que también) por el hecho de mostrarnos con suma destreza y realidad el trasfondo de la contienda civil sino porque, en esencia, es un retrato de la locura y la guerra como pocos se han llevado a cabo en España. Y, en este sentido, es un veraz lienzo de la naturaleza humana. De lo que son capaces los seres humanos (sean del bando que sean y tengas las ideas que tengan) cuando el odio, la envidia y los deseos de venganza campan libres por los territorios que pisan y sólo es posible sobrevivir con una pistola o un rifle en las manos. Quien quisiera saber lo que es una guerra podría leer A sangre y fuego y no necesitar perfectamente nada más para realizar un diagnóstico exacto de sus consecuencias.

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Hay diversas escenas de estos cuentos que me llevaré a la tumba para siempre. Por ejemplo, en «Los guerreros marroquíes», la de los africanos apresados pertenecientes al «bando nacional» recorriendo Madrid proclamando vivas a la República con la vana esperanza de salvar sus vidas.  También en el mismo relato la del soldado que, tras ser atendido de sus heridas, cree poder escapar del trance mortal y observa con cierta ternura inocente a sus futuros asesinos. Es asimismo difícil olvidar a ese par de milicianos, (Jiménez y Pedro), que en su afán de venganza y sed de sangre dejan de lado toda prudencia y se internan en territorio enemigo hasta ser abatidos. Y, por supuesto, tampoco creo que se borre jamás de mi memoria el desorden reinante en medio de un conflicto donde por momentos los aliados se convierten en irreconciliables enemigos y existe a veces casi tanta división entre los partidarios de un mismo bando como la que hay entre el par de bandos adversarios.

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En las últimas décadas se han rodado unas cuantas películas en España con el foco puesto en la la Guerra Civil. Sin embargo, que yo sepa, nadie se ha atrevido hasta ahora a filmar una basada al menos en dos o tres relatos de Chaves Nogales. Tampoco es tan difícil. Las localizaciones están. Actores que puedan encarnar con solvencia a combatientes de ambos bandos hay a decenas. Y entiendo que muchas productoras tendrán el suficiente presupuesto para emprender el desafío. Según parece, Juan Antonio Bayona o bien ha estado interesado o bien ha estado rodando esa película. Si Bayona deja de lado la propaganda y la ideología y se pone a filmar creativamente lo que está escrito, merecerá sin dudas acercarse al cine.

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Los relatos de Chaves Nogales son lo más opuesto que existe a la demagogia. Esa que dice que si eres de izquierda o de derechas eres alguien justo y bueno y mereces apuntar con tu dedo al contrario (o viceversa). En realidad, lo que queda claro tras leer A sangre y fuego es que no importa tanto si alguien posee el carnet socialista, feminista, falangista o anarquista (o a quien vota) sino si, en caso de tener una pistola en sus manos y encontrarse frente a frente con el asesino de su mejor amigo (o simplemente con un soldado enemigo desarmado y malherido), apretaría el gatillo o no. Shalam

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2 Comentarios

  1. andresrosiquemoreno

    1imagen…me voy al » el extranjero»…visconti…camus…1967..solo que en un contexto rural…..
    2imagen….es posible que no os guste lo que digo…..
    3imagen….el militar de atras con camisa blanca ordena a los demas y obedecen…»senderos de gloria» de obligada vision… tambien «a sangre y a fuego» de chaves nogales (j.bayona..2025 o cuando la haga)…..
    4imagen….los iconoclastas (el culto es para el humano no para las imagenes que veneran)…..
    5imagen….corriendo como pollos sin cabeza….
    6imagen….el ejercito de pancho villa (el colega con la camisa a cuadros y los camisas negras italianos)….
    PD: «una perla arrojada a la playa por la marea de la guerra!»
    https://www.youtube.com/watch?v=owz8wzMhprI……»ah pero canta como un pajaro»……aplausos, pitos….. escuchan y emocion,tararean…..fin…guapisimo!!!…..

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    • Alejandro Hermosilla

      1) Albert Camus inspirándose para componer «El extranjero». 2) Señorito español. Canción a un escritor. Así se podría haber llamado un hipotético poema de Lorca dedicado a Chaves Nogales. 3) Podrían estar perfectamente apuntando a pájaros y animales pero lo están haciendo a los nacidos en su propia tierra. 4) Somos los más chulos del barrio, la región y de España. No hay cojones para vencernos. 5) El puto caos. Apocalipsis now. Lo peor no es morir en combate sino ser herido. 6) Buscando morralla que matar y mujeres que mancillar. PD: enorme final poético y humano. Esto me recuerda que en algún momento debería volver a verla.

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Autor: Alejandro Hermosilla

Mi nombre (creo) es Alejandro Hermosilla. Amo la escritura de Thomas Bernhard, Salvador Elizondo, Antonin Artaud, Georges Bataille y Lautreamont.

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