Creo que Vainica Doble son un punto y aparte no sólo en el pop español sino en el mundial. Generalmente, lamento no haber nacido en los países anglosajones o Francia para disfrutar con mayor profundidad de uno u otro artista, pero en este caso, me ocurre lo contrario. Desearía que unos cuantos extranjeros melómanos fueran españoles para que pudieran disfrutar de las canciones de Carmen Santonja y Gloria van Aerssen hasta sus últimos recovecos. En realidad, no sé si es correcto decir que Vainica hacían pop. Por supuesto que sí. Pero iban tan a su aire, poseían una personalidad tan especial, que me atrevería a decir que más que componer, hilaban o tejían; que más que baladas, hacían nanas; que más que cantar, reflexionaban en voz alta; y que más que grabar discos, levitaban, viajaban. Nunca fueron desde luego un grupo convencional. La forma de conocerse -Carmen silbaba el Tanhäuser wagneriano en la parada de bus de la Universidad Complutense de Madrid y Gloria se le unió- ya preludiaba en gran parte cómo desarrollarían su periplo musical. De manera espontánea e irregular pero sumamente dichosa. Puesto que más que músicos, eran cómplices. Amigas. No sabían de números. Tan sólo buscaban una forma de expresarse. Componían melodías tan personales que siempre estaban más allá de su tiempo ya fuera por visionarias o por intimistas.
Probablemente, nadie como Vainica condensó en sus discos de manera impresionista el sonido de la época hippie en España pero tampoco, nadie logró llegar tan alto en su descripción de la vida cotidiana, los anhelos maternales y la vida infantil. Ciertamente, contaban historias que remitían tanto al tresillo y a la máquina de coser de la abuela como a los primeros canutos de marihuana y a bellas praderas florales; a cocinas y mesas de trabajo y a ríos y naturaleza. Nunca siguieron ningún camino prefijado. Si de algo les sirvió comenzar a grabar cuando el régimen de Franco iniciaba su declive, fue para realizar un pacto de fidelidad con la libertad. Dejarse volar sin complejos por la ola de la experimentación y el cariño; la familiaridad y el riesgo. Había ciertamente algo jazzístico en ellas. Su aproximación al pop no era en absoluto convencional. Se encontraba varios años adelantada a la de muchos de los grupos de su época. Por eso por ejemplo una oda contestataria y ecologista como es el caso de «Doñana» no parece en absoluto panfletaria décadas después de haber sido grabada sino que resuena en el tiempo como un grito eterno y bello. Un poema imborrable dedicado a unos de los tesoros naturales de España.
Vainica amaban la improvisación y odiaban la planificación. Eran también muy surreales. Se reunían en un café y comenzaban a pasar cosas. Lograban hacer de la compra en un supermercado una experiencia y de un desayuno, una fiesta. Muchas de sus melodías estaban llenas de melancolía y tristeza pero Carmen y Gloria rehuían el sentimentalismo; eran tan experimentales y divertidas que lograban convertirlas en odas espaciales. Inmersiones dadaístas preñadas de costumbrismo en las que rescataban la memoria ancestral de los pueblos españoles y dignificaban (entre acordes psicodélicos y anárquicos) a personajes que lo mismo podían aparecer en una novela de Camilo José Cela o Pío baroja, en Cañas y Barro o en La Celestina. En gran medida, sí, eran unas brujas de cuento buenas. Podían haber compuesto la banda sonora de El mago de oz con la misma maestría con la que cantaban de limones, huertos, viejos tenderos, entrañables abuelos y niños recién nacidos con ojos llorosos acurrucados en los brazos de sus madres. Algo que por lo general hacían de manera tanto celestial como terrenal. Amplificando y aumentando al infinito unas voces cuya compenetración estaba claro que tan sólo podía proceder de una entrañable amistad.
Vainica Doble eran tan originales que ni tan siquiera la presiones de su compañía para que colaboraran con Alejandro Sanz, Ismael Serrano o Miguel Bosé pudieron estropear un disco como Carbono 14 que si bien no está a la altura de obras como Taquicardia o Heliotropo, sí que me parece mucho más digno de lo que generalmente se ha comentado. Yo al menos disfruto mucho de «Pobrecito Satanás», «La escalera» o «El virus del ordenador». Aunque reconozco que siempre me salto algunas -una herejía en el caso de otros discos de Vainica- como es el caso de «Desde que eres mi Mario ya no te quiero» o «Mi tía Marieta» estropeadas por la sobreproducción y la inhábil ayuda de sus acompañantes. No obstante, lógicamente, el destino no les iba a permitir despedirse de una forma tan inconexa con su legendaria historia. La compañía Elefant Records les abrió las puertas para que grabaran un último disco, En familia, que sí es una maravillosa coda (quien lo dude que escuche inmediatamente «El pintor» o «Dices que soy») de su trayectoria. Una obra muy disfrutable y reconocible desde el primer instante que deja claro que Vainica Doble formaron parte del pop independiente mucho antes de que se conociera esa clasificación y nadie ha logrado compararse con ellas porque su forma de entender el arte y la vida era absolutamente intransferible. Mezclaron, sí, los cuentos infantiles con la canción romántica y la música urbana y campestre con la experimentación alegre de manera única. Hasta el punto de que lograron convertir el cancionero español en un libro melódico ideal tanto para contener refranes, villancicos y sutiles epopeyas psicodélicas como sintonías de televisión y odas alucinógenas imbuidas de belleza, libertad y humanidad. Haciendo del pop su mesa camilla particular. Un estilo, a mitad de camino de la copla y el bolero, parecido tanto a la camisa arrugada de un niño tras haber recibido un chorretón de besos y cariño de su madre como a un chato de vino, un buen plato de cocido o una tapa de jamón. Algo, sin dudas, realmente ufano e inusual. Shalam
andresrosiquemoreno
el agosto 9, 2020 a las 10:49 pm
1ºimagen…..dos bufalos en primavera……..una aceituna y un higo chumbo………….
2ºimagen….los dos bufalos se convierten en 3 cestas llenas de naftalina y de formulas copiadas…..
3imagen….todo el cuadrado seria sustituido por la la sombra de la conmemorativa corona de laurel, retirada, y nunca mas colocada en la fachada principal de ninguna iglesia…………………………
4imagen….una madeja de hilo en los molinos de la mancha……………
Uno de los conciertos de mi vida fue el que llevaron a cabo Carter USM en agosto de 1995 durante el festival de Benicassim. Debo reconocer que yo no...
1ºimagen…..dos bufalos en primavera……..una aceituna y un higo chumbo………….
2ºimagen….los dos bufalos se convierten en 3 cestas llenas de naftalina y de formulas copiadas…..
3imagen….todo el cuadrado seria sustituido por la la sombra de la conmemorativa corona de laurel, retirada, y nunca mas colocada en la fachada principal de ninguna iglesia…………………………
4imagen….una madeja de hilo en los molinos de la mancha……………
Muy bueno. Sobre todo, me divierte el del una aceituna y un higo chumbo por razones evidentes. También muy sugestivo la madeja de hilo en lo molinos.
y me hace gracias también eso de «c
onmemorativa corona de laurel, retirada, y nunca mas colocada en la fachada principal de ninguna iglesia…………………………