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Tres brujas y tres lobos

Feb 11, 2015 | 0 Comentarios

La mayoría de brujas tienen una intensa aversión al envejecimiento. Se sienten atrapadas socialmente y no tienen reparos en romper sus cadenas y yugo aunque esto les cueste la exclusión. No es casualidad por ejemplo que sus escapadas a través de los cielos oníricos se realicen volando sobre una escoba. Ese útil doméstico ha sido tradicionalmente signo de la esclavización de la mujer al hogar y al contrario, la bruja es naturaleza en libertad. Sexualidad sin regularizar. Peligro de terremotos o maremotos. De adulterios. Destrucción de la maternidad. Miedo y desesperación. Además de un muy útil chivo expiatorio al que poder culpar de lo imprevisible, la peste y la lepra o los pecados de soberbia cometidos por Occidente. Tras cada bruja, se esconde una niña golpeada y asustada. Generalmente amenazada. Subestimada por su padre y sobreestimada por su madre. Una mujer que se ha visto obligada a abortar. Una joven que ha estado en peligro de ser violada en al menos una ocasión. Una víctima de la esquizofrénica educación occidental que envidia a los hombres pero se niega a imitarlos para alcanzar sus deseos.

Hay brujas siempre y cuando existe represión. En sociedades donde las leyes se imponen al mundo natural. Cuando las mujeres no pueden amar a quien desean, hay brujería. Porque en esencia son fuerza animal reprimida. Deseo contenido en una caja hasta que estalla desmesurado. Desbordado.

Las brujas son arañas porque hilan con paciencia la tela en la que serán enterradas. Son mujeres no queridas que deciden que el mundo entero sea su amante. Y son también tormentas. Eso que cae de las nubes y no hace germinar la tierra. Amenaza con destruir ventanas y casas. Son un agujero negro donde la sexualidad pautada y el orden se pierden y confunden. Y también son lobos. Viejas muertas vivientes. Lo que no muere nunca y se apega a la vida. Madres que quieren vivir más años que sus hijos. Esposas que odian a sus maridos. Nostalgia de la era primitiva. Un aperitivo de la muerte. Belleza destruida. Violencia reprimida durante siglos que estalla a través del agujero del culo de la civilización. Lujuria sin deseo. Voracidad extremista. Decrepitud. Neurosis femenina. Imposibilidad de amar a los otros y a uno mismo. Masturbación frenética frente a los espejos. Traumas no superados y que se tiene certeza de que nunca se superarán. Y también, una consecuencia de la destrucción del mundo rural y la libertad.

Las brujas, sí, son los lobos. Una sombra inesperada. El miedo. Las asesinas de sueños. Lo salvaje sin ritos. Océanos muertos. Y desiertos negros. Las primeras científicas y las últimas. La caries. Y la mierda. Seres que no están dispuestos a sufrir por amor. Una muestra, en definitiva, de que hasta la madre tierra se siente a veces culpable y enloquece y se atormenta cuando alza la vista, verifica cuál es el comportamiento de sus hijos y contempla los diamantes tallados en la cabeza de la Quimera o el rostro de la Gorgona vuelto del revés. Shalam

ما حكّ جْلْْْْْدك مثل ظْفرك

 Nadie puede ser justamente envidiado

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Autor: Alejandro Hermosilla

Mi nombre (creo) es Alejandro Hermosilla. Amo la escritura de Thomas Bernhard, Salvador Elizondo, Antonin Artaud, Georges Bataille y Lautreamont.

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