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Pensar lo que más les duele

Sep 6, 2024 | 2 Comentarios

A Adriano Erriguel lo conocí hace poco. Leí un amplio artículo suyo (dividido en dos partes) sobre Pasolini («Todo estaba en Pasolini») que no es que me pareciera brillante sino lo que sigue. Un texto claro, lúcido y agudo que explicaba perfectamente, punto por punto, la vigencia del pensamiento de Pasolini. La meridiana manera en la que supo otear los cambios que se estaban produciendo en Europa (y medio mundo) inadvertidamente.

Los artículos sobre el artista italiano de Erriguel (que se pueden leer pinchando aquí) eran tan buenos que seguí con unos cuantos más (todos, pequeñas joyas) sobre diversos temas (Carl Schmitt, Alt-Right, Arqueofuturismo o Izquierda caviar) y en cuanto pude, me hice con Pensar lo que más les duele. Una recopilación de breves (pero enjundiosos) ensayos publicados por el escritor mexicano en la revista El Manifiesto.

A decir verdad, terminé el libro hace casi dos meses. Pero me pareció tan, tan bueno que, realmente, aún no he sabido cómo referirme a él. Lo que sí sé es que es (más teniendo en cuenta la que está cayendo) imprescindible. Probablemente el más claro, directo y agudo libro que he leído en mucho tiempo sobre la situación política y social que atravesamos. Sin duda, el mejor de los consultados este año. Un manual de supervivencia que permite comprender en gran medida por qué nos encontramos en el lugar en el que nos encontramos.

Quede claro, eso sí, que no es apto para adeptos (o esclavos) de las ideologías. Pensar lo que más les duele se ha de leer con la mente abierta y con avidez de saber para poder sortear los equívocos que diariamente fomentan los medios de comunicación y en los que (sea por ignorancia o por confusión) terminamos casi todos cayendo.

En esencia, Erriguel viene a incidir en algo que avizoraba Pasolini. Que ya no hay individuos sino consumidores. Y que para la construcción de estos consumidores han sido esenciales tanto los pensadores de derecha como los de izquierda. De hecho, el consumismo abole completamente esta distinción. En la era del comercio no hay individuos de izquierda o de derecha. Hay consumidores. Punto. Lo que no es obstáculo para que los Estados (al servicio del comercio pero necesitados de legitimidad, de los votos y el apoyo público) estimulen y  radicalicen la diferencia entre ambos tipos de individuos conforme se necesiten implantar unas medidas u otras.

Más allá de la caída del Muro, no hay, por ejemplo, acontecimiento que haya ayudado más al reinado del neoliberalismo que mayo del 68. El momento en el que «La internacional» se convirtió en un himno pop. La primera perfomance posmoderna. Es difícil, asimismo, encontrar pensadores que hayan contribuido más que Adorno, Foucault o Deleuze a seguirle el juego y permitir que se implante. No es fácil verlo a primera vista pero cuando se analizan con detalle las ideas y los hechos, no queda duda. Por poner algún ejemplo, la revolución sexual de Foucault era, sobre todo, una revolución individual y no contribuyó precisamente a fortificar la sociedad sino a disgregarla. Y, por otra parte, si las máquinas de deseo de Deleuze si estimularon algo no fue las tradiciones, el nucleo social fuerte, sino precisamente el deseo, el cambio, las mutaciones de consumo que necesitaba (y continúa necesitando) el capital para instalarse por todas partes, para ser global.

El neoliberalismo es un agente económico y político tan fluido y movedizo, tan astuto, que dar gato por liebre es su gran especialidad. Confunde, sabe perfectamente jugar con el lenguaje, con los significantes, (a los que quita su sentido real) para que determinadas facciones sociales confronten y se produzcan los cambios que necesita. Eso quedó claro en el 68. La crisis que necesitaba el sistema (no el pueblo) para acabar con el viejo capitalismo y comenzar a implantar el nuevo. Un objetivo para el que se necesitaban novedosos modos de entender la vida, la sexualidad o el trabajo. ¡Que todo cambie para que se consuma más, para que se consuma mejor! ¡Prohibamos prohibir para o bien que no se prohiba lo que más nos convenga o para prohibir lo que no nos convenga!

Supongo que Erriguel se habrá sonreído más de una vez ante aquella pregunta formulada en el 68: ¿Ustedes son consumidores o participantes? Una interrogante que imponía una falsa diatriba (¿realmente no somos más que consumidores o participantes?) pero que podemos decir que se ha resuelto de este modo: somos consumidores y también participantes. Hoy en día nadie está exento de esta fiesta.

En fin. El libro de Erriguel es tan bueno y, a la vez, tan claro, está tan bien escrito y en un lenguaje tan directo (sin dejar de ser riguroso) que creo que lo mejor es no hablar mucho sobre el mismo. Lo mejor es leerlo y que cada uno saque sus propias conclusiones. Yo ahora me limitaré a colocar unas cuantas citas que quiero aclarar que no he seleccionado por su lucidez y su pertinencia. Lo he hecho al azar. Escogiendo simplemente las primeras que me llamaban la atención de las páginas 21, 33, 70, 85, 101, 141 y 200. Pongo estas pero podrían ser cualquier otras.

Eso es lo que tiene de delicioso Pensar lo que más les duele. Que para ser justos con él, habría que subrayar y citar todas sus páginas, hay que leerlo entero.

Ahí dejos unas cuantas citas:

«1968 es el año del gran divorcio sociológico: a partir de entonces la sensibilidad revolucionaria y el movimiento obrero empezaron a recorrer caminos diferentes».

«El mundo post-68 es también el de las nuevas formas de censura. Hay una filiación directa entre la agitación en los campus americanos, mayo de 1968, el impacto de los pensadores franceses en América (la “french theory”) y la “corrección política”. El mundo post-68 adquiere un sesgo parapolicial en el que la vigilancia de las ideas indeseables se refuerza con una generosa tipificación de los “delitos de odio”.

«¡Libertad de elegir! La apología del mercado –el “mantra” neoliberal por excelencia– tenía que resultar forzosamente grato a los oídos de Foucault. Al fin y al cabo, si cada individuo es una empresa que se autogestiona en función de una ilimitada libertad de elección, ¿qué otro sistema –si no es la mercantilización general de la vida– permitirá escapar al individuo de cualquier género de determinación?».

«Para la mayoría de los posmodernos, la idea de dignidad humana sólo es accesible a través de la humillación y la ofensa. Lo que significa que la omnipresencia de los agresores y los opresores –de los culpables– es conditio sine qua non para sostener y robustecer la idea de dignidad humana. Todos somos por lo tanto culpables, y todos estamos llamados –si queremos redimirnos– a residir en la condición de víctima ontológica. La culpabilidad forma parte de los atributos del sujeto. Reminiscencia de la idea cristiana del pecado original: humanidad y culpa van a la par. La cuestión es entonces saber: ¿quiénes son los Administradores de esa culpa? ¿Quiénes son los Sacerdotes de la mala conciencia?».

«Si el marxismo era una creación de los tiempos “sólidos” –un mundo de categorías racionales, conceptos científicos y realidades tangibles– el posmodernismo lo es de los tiempos “líquidos” (Zygmunt Bauman), una era de realidades fluidas, inasibles y en mutación constante. El posmodernismo –y ésta es su mayor semejanza con el capitalismo– es completamente ajeno a cualquier idea de límite moral o natural».

«En la política actual –señala Angela Nagle– los líderes progresistas pueden bombardear países siempre que se muestren cool con el matrimonio gay; los líderes de la derecha, por su parte, pueden aplicar políticas neoliberales y devastar formas de vida comunitarias, siempre que digan que defienden a la familia. En realidad, lo que motiva y predispone al votante son las propuestas de vida vehiculadas por unos y otros. La política se vacía en la cultura y los cambios culturales preparan los cambios políticos»

«Si bien el neoliberalismo presupone el capitalismo, el capitalismo no está necesariamente unido al neoliberalismo. Históricamente el primero ha existido sin el segundo, y la unión que hoy se da entre ambos admite toda una gama de gradaciones. El neoliberalismo es la forma hegemónica del capitalismo en su fase actual, pero eso no quiere decir que sea la única posible. Cuando la izquierda mete en el mismo saco “neoliberal” a todos los políticos que no le gustan –ya sean Angela Merkel, José María Aznar, Silvio Berlusconi, Vladimir Putin, Viktor Orban, Le Pen o Donald Trump– no acaba de explicar por qué esa izquierda termina siempre apoyando a los muy neoliberales candidatos del establishment (como Hillary Clinton o Enmanuel Macron) frente a los populistas apoyados por los obreros».Shalam

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2 Comentarios

  1. andresrosiquemoreno

    1imagen… en umberto d (1952) vitorio de sica son los viejos los manifestantes y su perro flike(Napoleón en realidad)… 2imagen… solo hay dignidad en el anonimato por eso mismo los actores no son profesionales (industria)… 3imagen… «la vaquilla»de Paris 4imagen… y rodin en medio de estos dos (un crooner y un joven)… 5imagen… de los dos micros salen las voces que van a las orejas del humano que le dicen «sinvergüenza a todo poder» …jajajj… 6imagen… Adriano errigel y la comunicación con pizarra y yeso… 7imagen… este tiene una pinta de juez (detrás el impresionismo aleman)…. 8imagen…USA o el señor de los Simpson, Monty burns en acción… 9imagen… la dulzura del bosque de farenheit 451(1953)… PD…https://youtu.be/D0g9CZA5s3o?si=E74wQ3r45FAn_WEk.. el entorno es fundamental… perez prado(anna- el negro zumbon-1953)…..esto si que es una revolución…jajajj

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    • Alejandro Hermosilla

      1) El momento en el que La internacional se convirtió en un himno pop. 2) Me encantan las calles, los barrios, los pobres y los marginados porque no tienen conciencia de serlo. Sólo hablan con Dios. 3) La primera performance posmoderna. 4) Dos genios que debían haberse dedicado a la novela o al cómic. Nos perdimos dos grandes narradores. La Universidad los mató. 5) El traje como símbolo de poder y de libertad. Las contradicciones de Adorno. El panoptista de un mundo feliz. 6) Atención al contenido. Nada de diseños que despisten. 7) El profeta del BDSM. Follemos con culpa pero sin tener hijos. 8) No te comprometas, tío, Ya no sirve de nada. 9) Miguel Brieva es el gran genio. Con eso me quedo. PD: Ricura.. sin amargura. Suena a cha cha cha cool de los 40. Debería sonar en un garito de jazz elegante tras Chet Baker.

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Autor: Alejandro Hermosilla

Mi nombre (creo) es Alejandro Hermosilla. Amo la escritura de Thomas Bernhard, Salvador Elizondo, Antonin Artaud, Georges Bataille y Lautreamont.

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