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Martirologio

Dic 13, 2019 | 0 Comentarios

Existen determinados libros y fenómenos naturales sobre los que considero que no es necesario realizar ningún comentario. ¿Para qué? Son tan bellos y humanos que cualquier crítica o reseña los afea. Atenta contra su sagrado contenido. Uno de estos textos es Martirologio. Un compendio de los diarios escritos por Andrei Tarkovski entre 1970 y 1986 del que dejo a continuación varios extractos:

«Son dignos de lástima (…) los pintores, los poetas, los escritores cuando consideran que han caído en un estado en el que no pueden trabajar. No pueden ganar dinero, puntualizaría yo. Para vivir hay que cobrar algo. Pero en tu arte eres libre. Claro que hay que publicar, hacer exposiciones, pero si esto no es posible, queda lo más importante, la posibilidad de crear sin tener que pedir permiso a nadie. (…) Si a pesar de su talento un escritor deja de escribir porque no lo publican, no es un escritor. El deseo de crear define al artista, y este rasgo entra en la definición de talento».

«El hombre que no busca la grandeza del alma no es nada. Se parece a un ratón de campo o a un zorro. (…) Para que el hombre pueda vivir sin provocar sufrimientos a los demás tiene que existir un ideal. El ideal en tanto que concepción espiritual y ética de ley. Las convicciones éticas están dentro del hombre. La moral está fuera, y ha sido ideada como sustituto de las convicciones éticas. Allí donde no hay convicciones éticas, reina la moral,  miserable y mezquina. Allí donde está presente la moral no puede hacer nada. (…) El hombre está desunido. Podría parecer que una obra común puede ser el principio de su unión en un todo íntegro. Pero es una idea falsa. Pues ya hace cincuenta años que los hombres roban y mienten; es decir, en su conciencia están unidos bajo una misma idea, pero no existe la unidad. Sólo se puede unir a los hombres bajo una obra si las obras se basan en las convicciones éticas, si forman parte del sistema ideal, del absoluto. Por eso el trabajo nunca podrá ser algo que eleve. Por eso existe el progreso técnico. Si se considera el trabajo un valor y una categoría moral, el progreso se convierte en reaccionario, cosa que es un absurdo».

«La vida, evidentemente, no tiene ningún sentido. Si lo tuviera, el hombre no sería libre y se convertiría en un esclavo de ese sentido, y su vida se construiría según unas categorías totalmente distintas. Las categorías del esclavo. Como un animal, cuyo sentido de la vida está en la propia vida, en la continuidad de la especie. El animal se dedica a su trabajo esclavo porque instintivamente siente el sentido de la vida. Por eso su círculo está cerrado. La pretensión del hombre, en cambio, es alcanzar el absoluto». Shalam

فأنت متفقإ ذا استسلمت لما لا تؤمن به

Si cedes en aquello que no crees, eres un conformista

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Autor: Alejandro Hermosilla

Mi nombre (creo) es Alejandro Hermosilla. Amo la escritura de Thomas Bernhard, Salvador Elizondo, Antonin Artaud, Georges Bataille y Lautreamont.

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