Dejo a continuación un nuevo avería dedicado al delicioso disco de David Paich (el teclista de Toto): Forgotten Toys. El cual recomiendo leer escuchando uno de sus mágicos temas: «Moonrise».

Juguetes olvidados

No encuentro un título más adecuado que Forgotten toys para el delicioso disco en solitario de David Paich. Una obra parecida a un baúl antiguo del que, de repente, emergen todo tipo de ensoñadoras melodías con sabor a pachulí y a espectáculo de magia. Ideales tanto para recordar los primeros besos, viejas películas de los 80 o, actualmente, animarse a introducirse en el mundo de Stranger things (la serie televisiva). Forgotten toys es parecido al muñeco de peluche con el que solíamos jugar en la cuna. Un disco que nos lleva de viaje por mundos aparentemente perdidos de la historia del rock en los que la tecnología vibraba como una varita mágica, las guitarras emitían riffs que nos invitaban a introducirnos en maravillosos libros cuyos títulos (Peter Pan, La historia interminable, El mago de oz) y portadas refulgían brillantemente en los escaparates de las librerías y, al mismo tiempo, la voz principal y los coros nos sugerían cerrar los ojos e imaginar evocadoras aventuras.

En realidad, Forgotten toys podría ser una banda sonora hipotética de un remake de Los Goonies o Los bicivoladores pero también, desde luego, es una obra ideal para presentar en un festival de jazz contemporáneo donde se celebren y estudien las evoluciones musicales del rhythm & blues. Aunque, obviamente, no creo que haya un lugar mejor que un festival dedicado al AOR o a celebrar (de nuevo) los 80 para que David Paich presentara esta sugestiva oda en la que cada uno de los instrumentos parecen supeditarse al brillo de los teclados. Uno de esos escasos discos actuales que logran transmitir paz y optimismo. Fe en el ser humano.

Forgotten toys es un disco sabio.  Es un encuentro imposible entre Toto, el Miles Davies de You’re under arrest, Boston, Quincy Jones, los Genesis de Phil Collins, Alan Parsons, el Peter Gabriel de So, Fleetwood Mac y Steely Dan. En realidad, nos remite a un estadio anterior de la música pop que tal vez nunca existió aunque todos identificamos con algún momento concreto de los primeros 80. Ese mundo ideal en el que la televisión nos sumergía en los misteriosos lugares a los que nos conducían los primeros videoclips pop al tiempo que las utopías musicales de Prince rompían los charts y cada estreno de Spielberg dejaba sin entradas los cines.

Forgotten toys es un disco que huele a tarde de copas en un pub escondido de un remoto pueblo forestal y a noche de resaca tras asistir a un concierto de Mike Olfield. Forgotten toys es una obra tan cuidada que todas sus obviedades suenan a sorpresa y misterio. Algo lógico porque su autor es ni más menos que David Paich. Un genio de la música para quien contar con la colaboración de Brian Eno, Michael McDonald o Steve Jordan resulta tan natural como para cualquiera de nosotros ir a tomar un café en el bar de la esquina. En realidad, Paich es norteamericano pero gran parte de sus temas suenan a pop inglés sofisticado y sensual. Son lo suficientemente gráciles para dejarse acompañar por un té pero, a la vez, tienen el gancho preciso para degustar una bebida fuerte mientras saboreamos cada uno de sus detalles. Ese sonido que hace de este disco un arlequín musical; un coqueto pintalabios que sabe a posible encuentro de enamorados adolescentes en una discoteca pero también a brindis musical entre amigos entrados en años por  los viejos buenos tiempos. Shalam

المجتمع هو بيت مجنون يكون أولياء أمورهم ضباط شرطة.

La sociedad es un manicomio cuyos guardianes son los funcionarios de policía