El resultado, como ya he dicho, es estremecedor. NAM comienza a media velocidad. Su primera parte se ocupa de diversas historias de reclutamiento, los entrenamientos en bases antes de partir al país asiático y el primer contacto con las armas y la jerga y código militares. Pero a partir de la segunda parte, (centrada ya en las experiencias en combate) el libro mete quinta velocidad, agarra del cuello a los lectores y ya no nos suelta. Se convierte en una espeluznante odisea del horror. Una metralleta disparando para todos lados sin ton ni son. Una devastadora hoguera en medio de la que apenas se alcanzan a distinguir los gritos de soldados medio enloquecidos y el ruido de los motores de los helicópteros y de bombas estallando.
Como muestra, dejo a continuación uno de tantos y tantos demoledores pasajes que aparecen en este libro parecido a una excursión por el infierno:
«La verdad es que podría haber cumplido mi estancia en Vietnam sin meterme en líos, pero una noche cometí el error de abrir la boca. Dije: «Si viera a un Vietcong y él no me viera a mí, no me lo cargaría, porque sabría que tiene mujer e hijos». A la mañana siguiente, estaba en la pista de aterrizaje con todas mis cosas camino a una unidad de combate en la primera línea de frente.
Llegué a un pequeño campamento base con perímetro en forma de estrella en el 3.º Cuerpo del Ejército de Vietnam, en la región del Altiplano Central, a menos de un kilómetro de la frontera con Camboya. Estaba tan cerca del país vecino que se veía cómo adoctrinaban a las tropas de Vietnam del Norte; tan cerca que podían lanzarnos morteros y misiles. Pero nosotros no podíamos responder porque eso hubiera significado violar los acuerdos fronterizos.
La pista de aterrizaje estaba en territorio enemigo. Cada vez que llegaba un avión, tenía que descender en espiral para evitar el fuego enemigo. Tenías diez segundos para bajar del avión y salir cagando leches hacia el búnker, si no, eras hombre muerto.
El día que llegué, el avión tuvo que pasar un rato sobrevolando la zona porque nos estaban atacando. No me podía creer que aquel fuese el sitio al que me habían destinado. Cuando finalizó el ataque con morteros y llegué a mi unidad, pedí hablar con el capitán. Me dijeron que había salido de la zona principal del campamento.
—Bueno, ¿puedo ir a buscarle?
—Claro, está por allí, entre aquellos árboles.
Salí para presentarme y asumir el mando. Me lo encontré muerto, con la cabeza reventada y la polla fuera del pantalón. Los morteros le habían sorprendido haciéndose una paja y le habían volado la cabeza. Allí estaba, tieso como un palo y con la polla en la mano». Shalam
حلم الرجل يجب أن يكون رجلاً.
El sueño del hombre debe ser justamente ser un hombre
1imagen…ponte el casco en las pelotas con la puerta abierta del helicoptero……
2imagen….el punto de vista equivocado….todavia en la prehistoria…..
PD:
https://www.youtube.com/watch?v=CNApcyzaY60&list=PLvhTTT0rm1dOfL_T67iEflO-6sj6TVY8O&index=2
………Yeha Noha (Wishes Of Happiness And Prosperity)
1) Los muchachos del helicoptero con que se abre «Apocalipsis now». 2) Escena horrible que, más allá de la realidad, recuerda a los filmes de Terrence Malick. PD: Paul Hardcastle. Un clásico indiscutible de los 80. Guerra Vietnam. fue 19. https://www.youtube.com/watch?v=IYwqFbI0uMk