Dejo a continuación la segunda reflexión de las tres a las que aludí en mi avería de ayer.

Purga

Masa y poder es un libro monumental. A estas alturas no descubro nada a nadie. Recuerdo que la primera vez que lo leí me pareció un ensayo lúcido, agudo, imprescindible pero no terminé de comprender muchos de sus presupuestos. Con el paso del tiempo, sin dejar de resultarme un tanto enigmático en ciertos pasajes, ha ido revelándome lentamente (y casi de manera milagrosa) sus secretos casi como si se tratara de un tratado sagrado o religioso.

Ayer mismo lo abrí al azar y encontré este pasaje que considero ayuda a entender mejor algunos de los procesos que estamos viviendo actualmente en la sociedad española (y en las occidentales en general) sobre los que no me pronunciaré ni hacia un lado ni hacia otro. Como dije en mi anterior avería, a buen entendedor pocas palabras. Hay ciertos fenónemos, de hecho, que no necesitan posicionamiento sino comprensión. Observarlos desde el lugar adecuado.

Ahí va la cita:

«Hay mucho de arcaico en la vida de nuestras culturas modernas que se expresa en forma de mutas. La nostalgia por una existencia sencilla o natural, por un desprendimiento de las coerciones y ataduras crecientes de nuestro tiempo, lleva aparejado este contenido: es el deseo de una vida en mutas aisladas. (…)

Aún hoy podemos encontrar una forma desvergonzada de la muta en todo acto de linchamiento. El término es tan desvergonzado como el asunto, pues se trata de una supresión de la justicia. El acusado es considerado no-digno de ella. Ha de sucumbir sin ninguna de las formas que son habituales para los hombres. (…) Un hombre en su plena fuerza, un buen corredor, les brinda la ocasión de una cacería que toman con placer. Por su naturaleza no puede ser muy frecuente; lo raro de esta caza puede que aumente su excitación. Las crudezas que se permiten en ella puede que se expliquen ante el hecho de que no pueden devorar la presa. Verosímilmente se piensa que son hombres porque no hincan los dientes.

La culpabilización de índole sexual, de la que esta muta a menudo toma su partida, hace de la víctima un ser peligroso. Uno despierta en sí su crimen real o supuesto. La vinculación del hombre (…) con una mujer (…), la imagen de su intimidad corporal, subraya a ojos de los vengadores su ser distintos. (…) Ella es inocente, puesto que como hombre él es más fuerte. Si es que ella ha consentido, se debe a que ha sido engañada por la fuerza. La idea de esta superioridad les es más insoportable y les obliga a mancomunarse contra él. Como fiera feroz -cogió una mujer- es acosado y muerto en común. El asesinato en su persona les parece permitido y debido, y les llena de franca satisfacción» Shalam

كما أن التملق يولد الوفاق، ولكن من خلال الرذيلة المقززة المتمثلة في الخنوع أو ا الغدر

Tal vez la adulación engendre concordia, pero lo hace a través del repugnante vicio del servilismo, o de la perfidia.