Alguien me pregunta por la bruja de mi libro. ¿Qué simboliza, significa, representa? ¿Por qué se mira en el espejo de diversos tiempos como un ave vengativa?
Bueno, soy de los que hablan más de los textos -y averíadepollos es un ejemplo- cuando los están urdiendo que cuando ya se encuentran terminados pero confío en expresarme con claridad. Para mí, la bruja es el capitalismo. Ni más ni menos. El capitalismo derritiéndose. El capitalismo extendiéndose. El capitalismo sufriendo y en apuros. Y también, el capitalismo dando hijos como se puede certificar en las páginas finales del poema místico.
Tal vez la dedicatoria del comienzo pueda confundir pero, en esencia, el personaje es una metáfora de ese sistema político y económico. Aunque ya digo que esta es mi visión a día de hoy pero podría variar perfectamente en las próximas semanas, como lo ha ido haciendo mi propia interpretación de Martillo a medida que las confrontaciones en Siria continuaban y se sucedían distintos atentados en Bruselas, París o Niza.
Adoro los libros moleculares. Esto es; las visiones de textos que nunca cristalizan en una definitiva. Y debo aclarar que mi punto de vista por lo general, suele ser muy particular. Para mí, La casa de hojas reflejaba muy bien los miedos de la psique contemporánea al acceder a ese novedoso hogar mental que era Internet cuyas características podían realmente dar pavor en sus orígenes en cuanto contribuían a disolver las dimensiones hasta ahora conocidas. Y Carretera perdida era, en cierto modo, un anuncio de las futuras y sucesivas y continuas crisis a las que se vería abocado el ser humano en la era del capitalismo tardío.
Supongo, por supuesto, que ni para David Lynch ni para Mark Z. Danielewski, ni su película ni su libro se ajustarán en ningún caso a mi interpretación. Lo que no tiene demasiada importancia porque ni siquiera Brujaresponde al cien por cien a mi visión. Algo que, según mi perspectiva, hace a la novela mucho más estimulante que si ya tuviera ese significado fijo que sólo podría alcanzar si hubiera dejado de tener interés para mí. Y, por tanto, estuviera muerta. Que es lo que creo que intentan hacer muchas veces los críticos con el arte: matarlo. Pues sólo con un arte muerto, acabado, obstruido y no-vivo es que sus palabras pueden adquirir relieve. Alcanzar el primer plano de la pantalla y competir por perdurar con las de los creadores. Shalam
إِنَّ الْجِيَادَ نَضَّاحَةٌ بِالْمَاءِ
A veces, quienes tienen razón (o desean tenerla) dan más miedo que quienes no la tienen
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