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Misas perdidas

Dic 1, 2022 | 2 Comentarios

Dejo a continuación un nuevo avería dedicado al concierto de Opeth en Barcelona llevado a cabo la semana pasada. El cual recomiendo leer escuchando uno de lo temas más accesibles de la banda sueca: «Sorceress».

La semana pasada estuve en Barcelona. Llevaba casi tres años sin ir a la ciudad condal y lo pasé de maravilla. Vi a varias personas con las que disfruté de charlas muy enjundiosas y, de una u otra forma, me reconcilié con una de las ciudades que más intensamente he amado a lo largo de mi vida. Las otras son Valparaíso, Buenos Aires y Essaouira. Tal vez porque no esperaba absolutamente nada de la ciudad, disfruté como pocas veces perdiéndome por callejuelas que desembocaban en plazas presididas por iglesias góticas y negras fuentes con forma de ángel cuya atmósfera era embriagadoramente mística y solitaria.

No cabe duda, por supuesto, de que uno de los momentos centrales de la semana fue el concierto de Opeth en la sala Razzmatazz. Si he de ser sincero, fue tremendo. Tal vez no fue esa una noche histórica pero casi. El nivel de la banda sueca es espectacular. Tocaron un poco más de dos horas que se hicieron cortas. Yo llevaba años sin asistir a un concierto y lograron que, por momentos, cerrara los ojos y lanzara cabezazos a los lados. Por un instante, sentí que estaba en un ritual. En una cacería. En medio de una fogata en la que se celebraba un acto de brujería en cuyo transcurso sonaban con absoluta naturalidad las canciones de Heritage, In cauda venenum, Pale Communion, Still life, etc.

Soy sincero al confesar que podría estar el resto de mi vida escuchando casi únicamente a Opeth sin echar de menos otros grupos o estilos de música. Opeth me llenan. Me hacen aullar. Siempre descubro algo nuevo cuando los escucho. Pincho uno de sus discos y vislumbro al momento lobos emergiendo por los bosques y a un hechicero negro portando un misal caminando en dirección a una pequeña iglesia.

En realidad, lo que menos me gustó del concierto es que durara tan sólo dos horas. Yo al menos quería más. Deseaba más. Ansiaba más. Necesitaba cuatro horas al menos. Tampoco me agradó que Opeth fueran tan profesionales. Son, de hecho, tan buenos músicos que por momentos el peligro y la sensación de lo imprevisible desaparece de sus conciertos. Y, del mismo modo, no disfruté demasiado con la faceta de showman de Michael Arkefeld. Intentaré hacerme entender. Michael va tan sobrado que suele gastar bromas entre canción y canción. Ejerce de maestro de ceremonias. Hace teatro. Se convierte en el amenizador de un show de variedades. Y eso al menos a mí me sacó del concierto en varias ocasiones. De repente, estaba viajando por un túnel negro acechado por demonios y se hacía la luz, Michael gastaba una broma, la gente se descojonaba y a mí me costaba un mundo volver a concentrarme. Continuar viajando.

Si Opeth hubieran desafinado un poco y Michael se hubiera dedicado exclusivamente a la música, creo que habría incluso perdido la noción de mí mismo en el transcurso del concierto. El show hubiera sido uno de los más importantes de mi vida. Eso no quita para que lo considere sobresaliente.

¡Joder! Opeth son una banda de otro mundo, de otra dimensión. Están en otro nivel. Hay tanta historia de la música detrás de ellos que, repito, no creo que me cansara nunca de escucharlos. Para mí fue emocionante sentirme de nuevo en medio de una comunión mística. De una misa rockera. Del repertorio por cierto no me acuerdo. Más que nada porque no he logrado memorizar hasta ahora la mayoría de canciones de Opeth. Me cuesta reconocer las melodías. Para mí cada vez que escucho un disco de estos ermitaños del metal es casi siempre la primera vez. Me importa, sobre todo, la atmósfera. La sensación de estar introduciéndome en una vieja mansión llena de libros viejos y espíritus perdidos. Y con eso me quedo. Sé que sonaron varios de sus temas y que, por momentos, por segundos, levité como si estuviera hechizado. ¡Larga vida a los habitantes de los reinos oscuros! Shalam

إذا توصلنا حقًا إلى القدرة على الفهم ، فلن نتمكن بعد الآن من الحكم

Si de veras llegásemos a poder comprender, ya no podríamos juzgar

2 Comentarios

  1. andresrosiquemoreno

    1ºimagen….soy un pecador¡¡¡….
    2ºimagen…..pavo real….pavo real…..se llama «saturnino»…jajajjj..
    3ºimagen….iglesia gotica despues de la 2º guerra mundial…..
    4ºimagen….boria……
    5ºimagen….en realidad lo que me gusta es el country ingles….
    PD….https://www.youtube.com/watch?v=XS9h7qpZvfg&list=OLAK5uy_nS_h9UWpHrRE4NdELnYT-nvI4WnCUWxtU&index=1…iceberg…prelidi i record…(homenaje a angel casas, periodistas catalá musical)….jajajj…el tempreras….el sardanismo tutti frutti….jajajj…

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  2. Alejandro Hermosilla

    1) Rabia nórdica. Hombre lobo transformándose. 2) Hechicera convertida en un ave. Ritual sangriento. 3) Parece una iglesia que podría aparecer al final de la trilogía de Damien. 4) La menstruación del metal. 5) El disco «Pale Communion» tiene momentos muy country. PD: No los conocía. Pero me gustan mucho. Sí. Es muy Angel Casas. Sin dudas. Sin dudas. Opeth superan esto pero también tienen partes de esto. Buenos iceberg.

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Autor: Alejandro Hermosilla

Mi nombre (creo) es Alejandro Hermosilla. Amo la escritura de Thomas Bernhard, Salvador Elizondo, Antonin Artaud, Georges Bataille y Lautreamont.

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