AVERÍA DE POLLOS: Inicio E Cine E La odisea espacial

La odisea espacial

Ago 5, 2024 | 2 Comentarios

Dejo a continuación un nuevo avería dedicado a 2001: una odisea del espacio. El cual lógicamente recomiendo leer escuchando el tema de David Bowie inspirado en el filme: «Space Oddity».

 

La odisea espacial

Hace pocos días he vuelto a ver 2001, el filme de Kubrick, y me he vuelto a quedar sin palabras. ¡Qué maravilla! ¡Qué prodigio cinematográfico! Cuando lo vi con 14 años recuerdo que sentí que acababa de traspasar un límite como ser humano, que había vivido una experiencia inolvidable. Algo que a tan corta edad era consciente de que tal vez no se repetiría no sólo en el cine sino incluso en mi vida. Más tarde, lo volví a ver cuando lo emitieron en el delicioso programa de televisión de José Luis Garci. Pero para entonces me preocupaba más lo que dijeran los contertulios y creo que eso hizo que no me dejara llevar por la experiencia visual. Que me preocupara más por darle una explicación que por sentir las imágenes y el sonido. Algo que no ha ocurrido esta vez donde, por momentos, he sentido que estaba perdido en medio de la ignota galaxia. Tanto me ha impresionado que no he podido dejar de preguntarme una y otra vez cómo sería la experiencia de verla en pantalla grande cuando se estrenó. Lo he imaginado una y otra vez.

En fin, si resulta casi una osadía (por innecesario) escribir sobre El resplandor o Lost highway, esta sensación se multiplica en el caso de esta odisea espacial.  Poco, muy poco puedo yo aportar sobre esta obra. Así que tan sólo resaltaré los momentos que más he disfrutado en esta ocasión. Aquellos que más me han sorprendido o, para ser más justos, que me han dejado con la boca abierta.

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Desde luego, me han dejado atónito los casi tres minutos del comienzo en los que la pantalla se encuentra en negro mientras escuchamos el inquietante «Atmosphères» de Ligeti. A decir verdad, no recordaba ese sugerente inicio. Una idea espectacular que nos sitúa en la nada previa al surgimiento del Universo, en el caos o la oscuridad originaria, en la penumbra de la galaxia instantes antes de la aparición de la Tierra y sus correspondientes satélites lunar y solar.

Obviamente, me interesan todos los entresijos de este comienzo. Supongo que Kubrick tuvo que batallar con los productores (antes o después leeré acerca de esta cuestión) para justificar este inicio tan anticomercial pero totalmente coherente con lo que luego veremos en la pantalla, con el sentido último de este viaje hacia otra dimensión.

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Otra escena que apenas recordaba pero me ha impresionado es la del asesinato de Poole cometido por HAL. Por algún motivo, se me había borrado de la mente completamente que el homicidio se producía en el espacio exterior. Y, directamente, he alucinado con las magnéticas imágenes de Poole luchando impotente cuando su traje se despresuriza. Y mucho más aún con aquellas en las que flota inerte como una medusa en medio del océano.

No me extraña que David Bowie compusiera «Space Oddity» tras recibir drogado el impacto del filme. No puedo evitar pensar que parte de la inspiración le vino precisamente de la escena de Poole gravitando sin rumbo, en total soledad, por la galaxia. Imagino que el mismísimo Syd Barrett también podría perfectamente haber realizado una oda difusa y enigmática dedicada a esta escena parecida a un poema visual. Un lienzo sobre la soledad y la extrañeza que resume en sí mismo la enorme aventura metafísica diagramada por un Kubrick en estado de gracia. Asumiendo su papel de demiurgo gnóstico con inapelable frialdad.

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También me ha fascinado la modernidad de múltiples elementos y artilugios que aparecen por aquí y por allá en el filme.  Sobre todo, en la parte que se desarrolla antes de la misión del Discovery.

No sé si Kubrick (junto a Arthur C. Clarke) acertó al vislumbrar el futuro de la humanidad pero, desde luego, sí se aproximó muchísimo en todo lo que tiene que ver con los adelantos técnicos. Muchos de los objetos y máquinas que aparecen en la pantalla forman parte ya de nuestra cotidianeidad y tengo la impresión de que otros tantos pasarán a formar parte de la misma antes o después. Es obvio que en este caso el mérito no es tanto de Kubrick sino de los contactos que tenía y del dinero del que disponía.

De hecho, el director no sólo mantuvo conversaciones con ingenieros de la NASA y astronautas sino con múltiples empresas tecnológicas que le mostraron (o dejaron entrever) algunos de los proyectos en los que estaban trabajando. Una gran idea sin ninguna duda porque es precisamente la familiaridad que algunos de estos utensilios nos provocan junto a la extrañeza de otros (que aún no han sido desarrollados o cuya realización fue desechada) lo que provoca una rala mezcla de encanto, candidez y asombro. De cercanía y distancia al mismo tiempo.

Es tal vez por eso que, por momentos, tengo más la impresión de ser un voyeur merodeando en los entresijos de una empresa de alta tecnología que estar contemplando un filme.

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También me ha dejado absolutamente alucinado la parte final del filme. Concretamente, me han gustado mucho los minutos más criticados. Los de la llegada a Jupiter y las visiones e imagénes que ve Bowman al aproximarse y contactar con el monolito.

Estas escenas han sido criticadas porque muchos (con razón) las consideran como demasiado influenciadas por la cultura psicodélica. El momento por el que estaba atravesando Occidente. Pero sin dejar de estar de acuerdo con que ese influjo está allí, me parece que quienes piensan así se pierden una auténtica experiencia y además, no son capaces de terminar de vislumbrar (y sobre todo, de sentir) lo que Kubrick filmó: una prodigiosa maravilla que, por momentos, a mí al menos me hace casi otear las gélidas, amorfas masas de hielo de otros planetas, me hace vivir dentro de una fotografía de un planeta desconocido y de una inteligencia superior viva a medida que se mueve y desvela secretos y paisajes desconocidos, apenas nunca entrevistos.

Digan lo que digan, esa parte en concreto no es que sea una delicia sino que es una experiencia. Una aventura. Pero a ella hay que llegar inocente. Sin pretensiones intelectuales. Con la mirada del niño y la disposición a descubrir nuevos conocimientos de modos diferentes al común.

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Por último, destacaría también el enigmático y cautivante final del filme. Ese arrollador despliegue de imaginación que culmina con un Bowman anciano comiendo en una blanca habitación que remite a la Francia de Luis XVI y posteriormente, en la célebre imagen del nuevo embrión. Una deliciosa marcianada que pone la coda perfecta a esta obra maestra.

También por cierto hay personas que juzgan demasiado confusa esta conclusión. Algo en lo que estoy de acuerdo siempre y cuando no se utilice el adjetivo de manera peyorativa. Porque lo que sí que tengo claro, (siguiendo con la lógica interna de la película), es que la vibrante coda tenía que ser confusa a la fuerza. ¿Por qué?  Porque, al fin y al cabo, estamos entrando en terriorios alienígenas. En territorios dominados por una inteligencia superior y diferente a la que conocemos en la que el tiempo (unos segundos para nosotros es casi toda una vida para Bowman) también transcurre de un modo distinto. Los espacios y objetos cumplen fuciones diferentes (o al menos alternativas  y, en algún caso, disociativas) y el sentido es para los humanos comunes absolutamente inescrutable (al menos de momento) como también lo era para los primates del inicio.

Esto me ha quedado muy claro en este visionado. Que Kubrick eligió la opción correcta. Podía, sí, (como mal hicieron los responsables de 2010) intentar explicarlo todo. Ser mucho más concreto. Más claro. Pero la clave, el problema radicaba en que si los espectadores comprendíamos perfectamente lo que estábamos viendo, la inteligencia de los seres que envían el monolito no sería tan supuestamente superior (y distinta) como imaginábamos.

En realidad, (perdonadme la vulgar comparación) Bowman sería aquí un insecto que tendría la posibilidad de aproximarse a la raza humana. Podría desarrollar su inteligencia y comprender y atisbar la realidad de una manera más cercana a cómo lo hacemos nosotros, pero todavía a galaxias de distancia. Es por eso que ese final es tan confuso y enigmático. Y por eso es tan genial. Porque vivimos junto a Bowman el proceso por el cual es iluminado y alcanza una nueva dimensión del ser que nosotros como espectadores no estamos todavía capacitados para comprender.

Dicho esto, una vez pasado el filtro de contemplar una escena en la que todo transcurre ajeno a los límites de la inteligencia humana, no es difícil identificar lo que nos sugiere Kubrick. Repito, que Bowman ha pasado a otro estadio humano. Es un nuevo hombre que con su inteligencia iluminará al resto de congéneres para continuar desarrollándose y ampliando sus conocimientos.

Otra cosa es que podamos llegar a estas conclusiones a través de los métodos deductivos habituales. No podemos porque lo que se muestra en pantalla va más allá de nuestro alcance como queda claro en ese final que ha vuelto a dejarme con la boca abierta y totalmente hechizado delante de la pantalla. Shalam

لا تكن صديقًا لأي شخص قوي، فهذا أمر خطير

No seas amigo de nadie poderoso, es peligroso.

2 Comentarios

  1. andresrosiquemoreno

    1imagen…clasicismo(estancia) vs tecnologia(los dos elitistas)…..
    2imagen…clasicismo(perspectiva) vs tecnologia……
    3imagen….glaciar iluminado……
    4imagen….disparo laser……
    5imagen….mucha abstraccion….(mota de goma en el final de cabeza borradora….sopla…)
    6imagen….la tecnologia elimina enemigos………
    7imagen….la felicidad de batallas ganadas con ayuda de la tecnologia (ciencia-ficcion)…..
    8imagen…..en este caso caledioscopio de luz (no de aceite)…los dos muy guapos caleidoscopios…………
    9imagen….luis buñuel hubiera puesto una avestruz cruzando la habitacion por delante de los pies de la cama ( y the who, se hubieran meado en el ortoedro), sonrisa…..
    PD…https://www.youtube.com/watch?v=yPwojvvxePo…..baba
    o´riley…remaster 2022….quien es el siguiente?…who´s next…1971.

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    • Alejandro Hermosilla

      1) ¿Qué habrá en esos cojones? ¿Kubrick los rellenaría con algo en concreto? 2) Un laberinto sin final… una vía camino a encontrar el minotauro. 3) Rayos X. Visión marciana. Posible videojuego. 4) Útero y niño naciendo.. barriga. 5) El major Tom puesto hasta arriba de droga. 6) Momento en el que Syd Barrett se inspira para hacer una canción. 7) Skype… aquí sí entró la llamada. 8) hielo polar. Amundsen 9) Esto sí es el ángel exterminador. Este Bowman no puede salir de la habitación por más que lo intenta. PD: Otro monolito como bien viste. The Who diciéndole al mundo del rock que nadie superará la opera rock Tommy. «Y que pase el siguiente…jajaaj».

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Autor: Alejandro Hermosilla

Mi nombre (creo) es Alejandro Hermosilla. Amo la escritura de Thomas Bernhard, Salvador Elizondo, Antonin Artaud, Georges Bataille y Lautreamont.

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