AVERÍA DE POLLOS: Inicio E Cine E JFK (1)

JFK (1)

Sep 12, 2024 | 2 Comentarios

Hace unos días volví a ver JFK. En este caso, la versión del director, un poco más larga (30 minutos) que la estrenada en cines. Recuerdo que, en su momento, vi el filme en mi ciudad. Era yo un adolescente y me gustó mucho pero había múltiples detalles que se me escapaban. Creo que ahora puedo valorarlo mejor.

A este respecto, he de confesar que me ha sorprendido su consistencia. JFK es una bomba. Sus tres horas y media se pasan extraordinariamente rápidas. Por un lado, es un documental con formato de película y por otro, una película con formato de documental llena de descomunales intérpretes que no se roban escenas unos a otros sino que, gracias al buen hacer de Oliver Stone, colaboran en el propósito común. Sería, no obstante, un error por mi parte no destacar la magnífica interpretación de Lee Harvey Oswald que realiza Gary Oldman. Oldman consigue confundirse perfectamente con su personaje. Logra una simbiosis total e imprime matices que convierten a su interpretación en una puñetera obra de arte. También, por supuesto, sería trágico no mencionar la superlativa intervención de Donald Sutherland. Su sobresaliente aparición, desde luego, llena de magnetismo la pantalla. Imprime misterio y elegancia. Un sello de clase.

JFK no es una película, en principio, para que se luzcan actores pero todos brillan, están convincentes, y le dan un ápice de realismo increíble. Tal vez lo que más cuesta arriba se me hace es tener presente en todo momento a Kevin Costner. No porque su interpretación sea mala. Ni de lejos. Costner se sale. Hace tal vez el papel de su vida. Imprime ciertos matices, es lacónico y agudo y al mismo tiempo transmite bien sus emociones. Pero hay algo en su ejemplar actuación que a veces se me hace cargante. Sólo a veces.  Posiblemente la sensación que tengo de ver a alguien demasiado consciente del papel que está interpretando. Empeñado en convertirse en el nuevo James Stewart. Un frágil pero consistente, noble y bondadoso héroe norteamericano. El típico justiciero.

Si se trata (que no es el caso) de citar algún que otro defecto del filme, haría alusión a la escena final del juicio. Su montaje es admirable. Impresiona. Por ahí no hay más que admiración. Aunque tal vez realiza una demasiado maniquea diferenciación entre «los buenos» y «los malos».  Algo raro en una obra tan monumental y, al mismo tiempo, sutil.

Stone es franco. No esconde en ningún momento el objetivo de su filme: intentar esclarecer quién pudo dar la orden de asesinar a J.F. Kennedy. Por qué y para qué. Y la verdad es que, aunque Stone, (que se basa en el libro del fiscal Garrison y en otro de Jim Marrs) no tiene todas las respuestas, (¿quién podría tenerlas?) lo deja bastante claro. Lo explica muy bien sin necesidad de abusar de los subrayados ni obviedades.

A nadie se le escapa tras ver el filme quién pudo hacerlo (el estamento militar en connivencia con algunos empresarios y políticos) o por qué (la tímida respuesta de Kennedy a la crisis cubana, sus dudas respecto a la Guerra de Vietnam y su voluntad de quitar poder y fondos al ejército). Otra cosa es que Stone pueda demostrarlo en la vida real o que haya obviamente algunos detalles que se le escapen. Pero, desde luego, hay que felicitar a Stone no sólo por la maestría al plantear el tema sino por su valentía. En cualquier otro país podrían haberlo degollado tan sólo por haber planteado este proyecto. Sería inverosímil haberlo rodado. Y cuando digo cualquier otro país me refiero, entre otros, a España.

Hace unos meses contemplaba la extraordinaria (o si no extraordinaria, sí al menos muy meritoria) recreación del asesinato de Aldo Moro realizada por Marco Bellochio en Exterior noche y volvía a preguntarme lo mismo. Por qué los norteamericanos y, en este caso, también los italianos pueden recrear con libertad y sin censura los cruentos acontecimientos políticos ocurridos en sus respectivos países en las últimas décadas y no así los españoles.

Como no deseo extenderme demasiado y creo que, aunque no soy un experto,  hay que al menos que intentar responder esta cuestión con la mayor claridad y precisión posibles, continuaré mañana este avería que no me resisto a terminar sin mencionar la magnífica banda sonora realizada por John Williams para el filme de Stone. Una deliciosa sinfonía que imprime tensión, misterio y, en algún caso, permite rememorar las clásicas sintonías con las que comienzan algunos telefilmes norteamericanos y alguna que otra melodía épica. Williams, de hecho, parece citarlas para imprimir familiaridad, lograr que sus oyentes se reconozcan en un espíritu común que va poco a poco tornándose  inquietante.

El mítico compositor combina sutilmente la luz y la oscuridad, lo familiar y lo siniestro, lo marcial y lo recóndito logrando dotar a JFK de una adecuada, diría que perfecta, impronta musical. ¿Podía ser de otro modo tratándose de Williams? Shalam

لديهم سحر معين يفتقر إليه الجهل

La estupidez tienen un cierto encanto del que la ignorancia carece

2 Comentarios

  1. andresrosiquemoreno

    PD…https://youtu.be/iGM7Kp5Qo7o?si=l2eRD7xD64VwnF2L.. chuck berry…come on…1963.
    1imagen… mira, fijate, ese es un idealista, no se puede hacer nada con él… 2imagen…estos vienen de la edad media con sus carrozas de oro…. 3imagen.. las conspiraciones de Shakespeare…. 4imagen… aquí donde señalo tenía el lunar el rey sol…..(la acción fue pie en pared)…jajajj

    Responder
    • Alejandro Hermosilla

      1) Pon la cara agria y seca y ya sabes.. habrá dos cámaras detrás y tres a cada lado. También en el techo, Kevin. 2) Eso no es un coche. Es un yate. Prohibido por los ecologistas ya mismo. Ja. 3) Dos sombreros y un destino incierto. 4) Frente clara.. ojos agudos. Me meto a estos en el bolsillo como quiero. Soy un hombre bueno, ¿Verdad? PD: ultimamente solo me llegan noticias malas de Chuck. Se ve que el tipo era un puto cabrón. Pero cómo tocaba, claro. Me parece a mí que Keith Richard ha escuchado unas cuantas veces esa guitarra..jajaj

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Autor: Alejandro Hermosilla

Mi nombre (creo) es Alejandro Hermosilla. Amo la escritura de Thomas Bernhard, Salvador Elizondo, Antonin Artaud, Georges Bataille y Lautreamont.

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