Leo esta imaginaria y deliciosa anécdota en el prólogo de Félix de Azúa a las Memorias de Giacomo Casanova publicadas por la editorial Atalanta: «Cuenta uno de sus biógrafos, Guy Endore (…) que sobre su tumba, clavaron los lugareños un cruz tan pobre y malparida que cayó al suelo con la primera tormenta. Desde entonces, algunas mozas que acudían al camposanto de noche para encontrarse con sus amigos salían despavoridas cuando la falda se les enganchaba en los restos de la cruz derribada. ¡Qué éxtasis no habría supuesto para la mano de hueso del veneciano haber tan sólo rozado como una brisa aquella piel de veinte años, la dorada piel del mundo viviente!» Shalam
عندما تريد منح الحب ، هناك خطر واحد فقط: خطر تلقيه
Cuando se quiere dar amor hay un solo riesgo: el de recibirlo
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