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El nacimiento de Damien

Sep 4, 2024 | 2 Comentarios

¡Qué sabor más agridulce me ha dejado la sofisticada y (probablemente) innecesaria precuela de La profecía!

He de reconocer que los treinta o cuarenta primeros minutos me gustaron mucho, casi que me fascinaron. La directora, Arkasha Stevenson, logra transportarnos a la Roma de los 70. Capta muy bien la atmósfera de la época y consigue introducirnos dentro de los oscuros recovecos de su filme con sutileza y maestría. El aroma que tienen los vestuarios y ciertas escenas a comercial de Dolce Gabanna no perjudican su obra. Arkasha hace un uso muy adecuado de la estética retro. Juega con lo natural y lo artificial con absoluto temple. Estéticamente, La primera profecía es perfecta.

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Por otro lado, la actriz (Nell Tiger Free) no sólo es una mujer sumamente atractiva sino que borda su papel. Está convincente. Entiende bien lo que se le pide y transmite la fragilidad y la inocencia necesarias. Por ahí no hay problema. Los excesos que se ve obligada a cometer no son responsabilidad suya sino del guión y de la directora.

En realidad, la mayoría de interpretaciones son bastante buenas, incluída, por supuesto, la de Sonia Braga. Mujer a la que yo al menos tenía perdido el rastro y ha sido muy grato reencontrarme ejecutando con sobriedad el papel de abadesa de un orfanato, tan apartado de su figura de sex symbol y de aquel por el que mayormente se le recuerda en El Beso de la mujer de la araña.

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Arkasha resuelve la papeleta que tenía (revivir un saga indiscutible, casi trascendente, del terror contemporáneo) muy bien durante casi una hora. La primera profecía iba para nota debido a su notable manera de combinar el manierismo de los filmes Giallo (y concretamente, los de Dario Argento) con las necesarias remembranzas y guiños  a la trilogía original.

A decir verdad, por momentos, Arkasha lo consigue. La primera profecía vuela alto. Contemplamos un filme nuevo, con sus propias sutilezas, que no traiciona el espíritu ni del filme de Donner ni de sus secuelas. Pero, de repente, como ocurre con un sinfín de películas actuales se desinfla. ¿Por qué?

Creo que porque la directora aborda demasiados frentes y al final deja a la mayoría muy desatendidos. Convierte, por ejemplo, a la madre de Damien en una innecesaria heroína feminista (¿A qué venía la escena final con el rifle?) muy alejada de la fragilidad que la hacía creíble en su papel de víctima.

Además, intenta dar una explicación al nacimiento de Damien que no sólo no tiene ni pies ni cabeza sino que atenta contra el sencillo (pero enigmático) espíritu del libro de Seltzer en el que se basó Donner. Supongo que lo que ocurre no es más que, culpando a la propia iglesia del nacimiento del Diablo, la directora consigue participar del zeitgeist de la época. Se convierte oficialmente en una directora moderna. Una directora de hoy en día. Una directora con talento (talento desde luego sí que tiene) que disfraza de transgresión lo que es pura obediencia. Y a la que por este segundo motivo no le va a faltar trabajo. En cualquier caso, por si tuviera algún que otro problema, Arkasha lo deja todo preparado para una continuación, otra secuela más. Ahí, desde luego no falla. Es fiel a los productores y coloca los cebos necesarios por si fuera necesario seguir removiendo esta saga de su tumba.

Ocurre también que al final, Arkasha no sólo intenta combinar Argento con el filme de Donner. Eso, repito, lo hace bien. Lo que pienso que sucede es que, debido a su juventud y a las presiones económicas, es consciente de que también debe dirigirse a la generación Netflix. Y esta tercera influencia (como suele ocurrir) desbarata por completo lo que podía haber sido un ejercicio de estilo notable, una película sumamente interesante, que al final termina en territorio de nadie. Un pastiche posmoderno que a veces remite al cine gore, otras al ya cansino cine de monjas, a veces a la trilogía original y en ocasiones al Gallio, al cine clásico e incluso al de acción.

Tal vez haya entendido mal el final del filme, pero creo que Arkasha incluso se permite hace un guiño a La Profecía IV. Un horrible producto en el que el testigo de Damien era recogido por una niña. ¿Qué más da a estas alturas? Yo al menos no tengo ganas de saberlo. Se me quitaron tras ver la inverosímil escena en la que la madre de Damien sobrevive, escapa de un incendio, tras haber dado a luz a dos gemelos, y haber sufrido dolores inenarrables. Un tormentoso martirio que a cualquiera hubiera tumbado en el primer minuto y que supongo que justificarán en futuras secuelas con la excusa de que es la madre del demonio. Lo dicho, una superheroína moderna.

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La verdad es que no sé si me estoy haciendo entender. Tal vez no. Los filmes clásicos, por lo general, agarraban una idea, una trama y no la soltaban. Profundizaban en ella con discrección. Iban al grano. Trataban al espectador con respeto e inteligencia. Actualmente, creo que hay demasiada desconfianza en la inteligencia del espectador y se intentan explicar todos los flecos de cada obra. Una paranoia que denominaría el efecto Lost porque fue, a raíz de esta serie, que se generalizó. ¿Quién cojones necesitaba saber lo que era el humo negro?

En vez de dejar que cada persona se haga su composición de lugar, los directores parecen tener la obligación de explicar todo para no sufrir acoso en las redes sociales. Un error porque sea cual sea la explicación nunca va a dejar satisfechos a todos. Así que al final no sólo no consiguen su objetivo sino que multiplican los efectos nocivos que se querían combatir. Al final, los creadores se convierten en esclavos de su público y el público de los creadores en una relación de dependencia que tiene muy poco que ver con la libertad artística y la responsabilidad. Justo lo que sí que era posible encontrar en el cine en la década en la que se estrenó el filme de Donner.

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No quiero despedirme siendo tan crítico. La primera profecía es interesante. Es incluso notable. De hecho, puede enganchar. Comprendo las buenas reseñas. Hasta el entusiasmo. Pero creo que es completamente innecesaria. Y eso la convierte en superflua. Nos merecemos más. ¿Qué será lo próximo? ¿Una continuación de La semilla del diablo? ¿Una precuela de El pueblo de los malditos? ¿Un remake de Los pájaros? ¿Una serie sobre La guerra de los mundos? Por si acaso no doy ideas. Shalam

لا تكمم الثور وهو يزيل الحبوب

No pongas bozal al buey mientras está sacando el grano

2 Comentarios

  1. andresrosiquemoreno

    1imagen … sustituyo la mujer por una bisagra (the first bisagra) …. 2imagen… monja que después de cursar geografía e historia cuelga los .. 3imagen… está sin embargo fue contratada para hacer «el perro andaluz» con su caja a rayas… 4imagen… madre mía, mía madre… 5imagen…cualquiera diría que no es una obra realizada a la luz de las velas (en plan rembrandt)…jajajj …6imagen… los primeros cubistas Picasso
    y Braque muestran las panzas de las guitarras… PD…https://www.google.com/url?sa=t&source=web&rct=j&opi=89978449&url=https://www.youtube.com/watch%3Fv%3Dr2S1I_ien6A&ved=2ahUKEwiTpczZmqyIAxV1RqQEHbg1IZIQwqsBegQILxAE&usg=AOvVaw2PjoTnZ1BtIg-REJNE-PFV…. Benny Goodman…sing,sing,sing…con mucho sabor chicle….

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    • Alejandro Hermosilla

      1) Parece más un homenaje a «La residencia» de Chicho Ibáñez que un cartel de «The Omen». 2) Yo pensaba que en el nombre de Dios no podían ocurrir estas cosas. 3) Monja feminista. Quiere que haya mujeres Papa en la iglesia. Voto por ello yo también. 4) Imagen de portada para un estudio moderno sobre las psicosis y paranoias. Juana la loca. 5) Medusa. La novia de una araña gigantesca disfrazada para seducirla. 6) Performance sobre el ocaso de la iglesia que se realiza en una iglesia abandonada mientras suenan guitarras y ruido. PD: impresionante cómo suena esto. Debería sonar en la entrada de Los picapiedra. Woody Allen y Robert Crumb entre el público de Goodman. Crumb, eso sí, a regañadientes.

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Autor: Alejandro Hermosilla

Mi nombre (creo) es Alejandro Hermosilla. Amo la escritura de Thomas Bernhard, Salvador Elizondo, Antonin Artaud, Georges Bataille y Lautreamont.

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