AVERÍA DE POLLOS: Inicio E Música E El mundo perdido

El mundo perdido

Dic 28, 2024 | 1 Comentario

Resulta difícil encontrar más unanimidad con un disco en los últimos tiempos. Prácticamente todos los que lo han escuchado un mínimo de cinco veces Songs of a lost world están de acuerdo en que es una gran obra, de esas que dejan poso, de esas que dejan huella, trascienden.

Lo cierto es que la primera vez que escuché Songs me pareció más de lo mismo. Un disco tal vez notable y ya. Pero días después, volví a escucharlo y ya me gustó más. Y una semana más tarde, volví a adentrarme en sus surcos y, desde entonces, no hay día en el que no suene dos o tres veces en mi casa esta especie de milagro que no sólo hace justicia a la trayectoria de un grupo único sino que (a la espera de las otras dos piezas que la completen) termina de dar sentido, conferir trascendencia a su legado.

Antes de Songs of a lost world, The Cure eran uno de los mejores grupos de pop o dark pop de la historia. Eran el grupo gótico (aunque este calificativo tal vez se les quede corto) por excelencia. Ahora, me atrevería a sugerir que han dado un paso de gigante para no ser borrados jamás de los libros dorados del rock y el pop. De repente, se han convertido en un grupo sin el que no se pueden entender ambos estilos. Si alguien hace un libro sobre pop y rock y se olvida de The Cure, ese nunca será un buen libro. Ya tienen en propiedad las llaves de la mansión presidida por Bowie y Bolan y pueden, cuando lo deseen, tomarse una copa de vino con ambos y Syd Barrett.

En realidad, Songs es más que un disco. Es casi un flujo, un poema recitado en los abismos, un libro que dialoga con el mundo romántico, con los versos de Coleridge, Byron, Worsdwooth o las fantasías monstruosas, decadentes de Shelley. Es un disco que refleja muy bien ese insistente, angustiante paso del tiempo sobresaliente en tantas narraciones de la era previctoriana y en los comienzos de ésta. Songs of a lost world, de hecho, es una especie batalla con el tiempo. Cada una de sus canciones podría dar lugar a una nueva saga (o distintos episodios) de Sandman. Todas parecen sueños. Haber sido escritas en el purgatorio. En un arrebato de furia de Morfeo. A medias entre Robert Smith y Neil Gaiman.

Songs of a lost world es igual a la combinación, al resultado, a la síntesis perfecta entre la gelidez y consistencia de Faith, la onírica modernidad de Desintegration, unas gotas de locura pop esquizoide de Wish y la atmósfera telúrica de Blodflowers.

Los dos anteriores discos de The cure (publicados casi dos décadas atrás) eran terrenales. Cualquiera podía haberlos grabado. A ver si me explico. Un compositor inspirado, un buen compositor podría haberlos forjado. En realidad, eran obras notables que hablaban sobre temas distintos pero cotidianos: la soledad, la rareza, el inconformismo de los adolescentes, la extrañeza de los excluidos. Eran obras que reflejaban crisis existenciales. Muy terrenales. Pero Songs sólo lo podía haber grabado Robert Smith. Es una obra personal que parece hablar desde el purgatorio. A las almas perdidas.

Songs of a lost world es un álbum que niega el presente, que niega el liberalismo, que niega el consumismo. Que rebate todos los cánceres de nuestras sociedades actuales porque Songs es un disco entregado a la eternidad. Es un disco que dialoga con el más allá. Esa es su grandeza. El ser digno de reflejar una conversación con el tiempo y las almas que han superado sus rigores.

Sólo tengo un pero. Dice Robert Smith que por consejo de su mujer, Songs es un poco menos angustioso de lo que tenía pensado publicar. Tenía miedo de quedarse solo en medio de los fuegos del infierno que deseaba retratar. Que nadie lo entendiera. No obstante, confío que cuando se reedite el disco podamos escuchar algunas de esas grabaciones. Los momentos en los que Songs era un violento exorcismo personal.

Precisamente lo que destaca de esta escultura nocturna es que refleja bien la agonía de las almas en su lucha contra el tiempo, la vejez.  La caída, la pérdida de las ilusiones. Así que sería delicioso poder escuchar cómo había originalmente concebido Robert Smith un disco que se cierra con sensación de duelo y viaje solitario. Con unos sintetizadores, una batería y una guitarras parecidas a armas, a heraldos angélicos, que parecen abrir compuertas de ultratumba y resuenan como viejos tambores, conduciendo el sonido de la banda más allá de donde llegó en Desintegration. Algo que explica el por qué hay una versión extendida del disco (la deluxe) que recoge su faceta únicamente instrumental. La producción de Songs es tan cuidada, posee tantos matices, que si bien la obra no termina de comprenderse sin sus letras, es igualmente disfrutable sin escuchar la voz de Robert Smith. A veces, incluso más. ¡Qué abismo, qué locura! Shalam

ن رفض النمو هو، بطريقة ما، رفض قبول القيود. ولهذا السبب لن أكبر أبدًا.

Negarse a crecer es, en cierto modo, negarse a aceptar las limitaciones. Por eso nunca creceré.

1 Comentario

  1. andresrosiquemoreno

    1imagen…obra de un escultor renacentista(representacion de la polinesia durmiendo)
    2imagen….maneras cansinas , repetitivas, conocidas desde 1989 «desintegration»(para que gusten a cuantos mas mejor), la chica de la derch se muestra como una «quedabien»….sonrisa….
    3imagen….se que mucha gente no entiende mis letras(idioma) y mi musica es mi ombligo tardio…..(se nota demasiado que the cure nunca fueron de mi devocion, verdad?….unos pesahombres importantes…(los aligera la presencia de reeves gabrels)………. drone:nodrone sustituyendo a las balas…….
    PD….https://www.youtube.com/watch?v=gWR0ZirhK-0…el hombre mas viejo del mundo….

    Responder

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Autor: Alejandro Hermosilla

Mi nombre (creo) es Alejandro Hermosilla. Amo la escritura de Thomas Bernhard, Salvador Elizondo, Antonin Artaud, Georges Bataille y Lautreamont.

Contenido relacionado

Videoaverías

Averías populares

Vino, arlequines y poetas

Cada vez que escucho cualquiera de los primeros cuatro discos de Marillion, siento deseos de tomar una copa de vino, caminar por las calles borracho...
Leer más
Share This