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El Edipo del soul

Jul 20, 2024 | 2 Comentarios

Dejo a continuación un nuevo avería dedicado en esta ocasión a una obra central de la trayectoria en solitario de Barry Adamson: Oedipus Schomoedipus. El cual recomiendo leer escuchando uno de sus temas. El que creo que recoge mejor la esencia del disco: «Dirty Barry».

El Edipo del soul

Oedipus Schomoedipus no es una obra sencilla. A mí me costó entenderla. Más que nada porque esperaba un trabajo de jazz abstracto, nocturno y vicioso y el disco tenía demasiado soul y tintes clásicos (o incluso bailables) como para terminar de poder clasificarlo en la categoría de infeccioso. De hecho, tal vez tan sólo a la nocturna «Dirty Barry» (ok, probablemente también a «It’s business as usual») se le podía dar ese calificativo.

Ciertamente, Oedipus Schomoedipus era demasiado lounge como para equipararlo con esos Lps parecidos a cigarrillos de marihuana y crack que grababa Tricky por aquel entonces. Cuando aún tenía flow y parecía un personaje de The Wire, un superviviente de los suburbios o un heraldo del demonio. Pero también era lo suficientemente espectral y perverso como para poder emparentarlo con las obras clásicas de Trip hop (hay momentos incluso en los recuerda a Soul to Soul) o para considerarlo una especie de  banda sonora de los 90, aunque algunos de sus temas podían perfectamente aparecer en una película protagonizada por James Bond o en Misión imposible. De hecho, teniendo en cuenta la violenta tristeza y el vanguardista desarrollo de muchos de los temas, su lugar estaba (como David Lynch bien supo comprender) en filmes tipo Lost Highway, 

Lo que no se discutía en cualquier caso era ni el talento de Adamson ni la faceta bailable, áspera y corrosiva de un disco semejante a un batido de alcohol que era de todo menos monótono. Siempre sorprendía con alguna melodía pegadiza en los momentos más inesperados, con un evanescente solo de saxo o unos opalescentes teclados que ahondaba en la vibrante dimensión sonora de canciones que lo mismo podían sonar en clubs de jazz, en medio de una sesión de house, en un prostíbulo, un bar de alto alterne o en un taxi recorriendo a media noche Nueva York. Eran ropa de interior de lujo. Un polvo caro.

En realidad, el secreto de Oedipus Schomoedipus radicaba en que, como su mismo título anunciaba, era un reflejo edípico de la relación de Barry (más que con su propia madre) con la música negra. De hecho, Oedipus era en parte una declaración de amor incestuosa, llena de sensualidad y sexualidad, a la música pero también un intento de liberación de la misma. Lo que explica en parte por qué por un lado el disco tenía momentos en los que parecía un clásico de Issac Hayes o un soundtrack de un filme de la Blaxplotaiton y por otro había momentos espamódicos en los que los temas se disolvían en una especie de flashes abstractos en medio de los que la trompeta, el bajo y los teclados se convertían en una especie de estelas mortuarias. Incandescentes llamas que anunciaban la desintegración de la conciencia y de la civilización.

De alguna forma, repito, Oedipus era la crónica de la relación de amor de Barry con la música. La madre. Así que no dudaría (cuando se pudiera) en mezclarla en una sesión con aquella bestialidad dedicada a su progenitora que grabó Goldie en Saturn Return. Me refiero, claro, a «Mother». En realidad, por momentos, más que un disco, Oedipus parecía el contorneo de dos amantes a altas horas de la madrugada. Lo que explica el que sea en determinados momentos indefinido e irregular. Un hecho achacable a la voluntad y necesidad de Barry de abarcar decenas de estilos distintos (sí, también el hip hop). Aunque ahí también radicaba precisamente parte del embrujo de un álbum inasible, difícil de definir, que huía de los tópicos y lo mismo se mostraba divertido y juguetón (casi vacilón) que nos salpicaba en tristeza o en ira, pero siempre lo hacía de forma elegante o incluso épica, tal y como ocurre con el tema entonado por Nick Cave.

Oedipus Schomoedipus era una extraña mezcla entre las melodías de Lalo Schifrin y las de Angelo Baladamenti con algo de Curtis Mayfield, Miles Davis y de bases bailables perfectamente utilizables por un Dj durante un desfile de moda. Una mezcla tan alucinada como contundente en la que destacaban especialmente los lúnaticos momentos protagonizados por el saxo de Pete Wyman. Una combinación que no era igual lógicamente a la suma de las partes pero sí que era lo suficientemente sugestiva como para abrir caminos. En realidad, Oedipus era, de alguna manera, un disco en el que confluían diversas vías y senderos estilísticos de la música negra que parecían haberlo dicho todo. El disco era tanto una despedida como una invitación a recorrer nuevos caminos. Era, sí, por momentos ambient abstracto pero, sobre todo, una oscura acuarela que intentaba retratar las posibilidades estilísticas de la música negra en el siglo XXI.

En gran medida, Oedipus era un lúgubre cuento de hadas musical. Era una obra ideal para retratar la decadencia elegante de toda una época. Una especie de neblina pictórica que descomponía un sinfín de estilos conocidos y los devolvía fragmentados, renovados o descompuestos, tras haber pasado por una reelaboración. Haber saltado al otro lado del espejo. En cierto sentido, era la demostración de que no hay amor que no sea oscuro ni música que no sea consecuencia de algún desequilibrio o que no esté conectada íntimamente con la locura y el sexo. El vicio. Al fin y al cabo, eso es lo que hacía Adamson en cada una de las canciones de su disco: follarse a su madre, a la música negra en todas las posturas y de todas las maneras posibles. Shalam

لحب هو المرض الذي يشفي كل الآخرين

El amor es la enfermedad que cura todas las demás

2 Comentarios

  1. andresrosiquemoreno

    1imagen…..el edipo de la vecina…de la vecina de sam cooke….y de la cerveza heineken (ojo guiñado)……reparare la sirenita de copenhague……sonrisa…..
    2imagen….barry como experto en sol y nieve…..magazine-1980- the correct use of soap….
    3imagen….gallo apoyado en la tela metalica (gallinero)……

    PD…https://www.youtube.com/watch?v=n5BD8siUpQ4&list=OLAK5uy_kWHDdM2WCbQHdDKFr3Aon-26CucNs6bkk&index=14…..The Light Pours Out Of Me….1980…magazine…the correct use of soap….

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    • Alejandro Hermosilla

      1) Sexo negro, negro, negro hasta convertirse en oscuro, oscuro, oscuro. Parece la portada de un disco de A nurse with a wound. 2) Promese de gran jugador de beisbol que fracasó y se metió a traficar con droga. 3) Dabuti, tío. Soy el colega flipao de tu barrio. PD: temazo. Algún día habrá que hacer un avería a Magazine. Ciertas conexiones con el Bowie berlinés.. esa guitarra. tan lodger.

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Autor: Alejandro Hermosilla

Mi nombre (creo) es Alejandro Hermosilla. Amo la escritura de Thomas Bernhard, Salvador Elizondo, Antonin Artaud, Georges Bataille y Lautreamont.

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