My life in the bush of ghost fue una excursión. Un viaje por los ritmos de las ciudades modernas. Brian Eno y David Byrne se dedicaron a tomarle el pulso a la música contemporánea como si fueran agentes de tráfico. Sugiriendo qué sonidos podían pasar, debían renovarse o repensarse y cuáles debían inspirar el futuro. Componer el caleidoscopio del mañana.
En realidad, My life es más un ensayo que un disco. Es un tratado formado por una serie de canciones que podrían ilustrar perfectamente las reflexiones de Deleuze sobre el rizoma. Un teorema físico convertido en una obra de arte. Es un visionario diálogo con los espíritus de los aún no nacidos. Un reflejo en suntuosos y deformes espejos de lo que haría la tecnología con las tradiciones musicales antes o después. Una mirada insolente y crepuscular a los abismos del futuro
My life tiene mucho de invocación espiritual. Pues, al fin y al cabo, es un canal que pretende poner en contacto voces y secuencias sonoras pertenecientes a tiempos distantes. Une las viejas voces de la música pop -sin necesidad de samplearlas explícitamente- con las del futuro. Construyendo una utopía. Un disco imaginario y científico que condensa en su interior la pulpa de unos cuantos estilos musicales que harían furor en las décadas posteriores.
Mylife es un disco que anticipó el maremoto globalizador. Se convirtió en estandarte de la música del planeta global sin caer en excesos o vulgaridades. De hecho, Life es una joya minoritaria y arriesgada y difícil. Punta de lanza del sonido del siglo XXI. Una obra que mezcla el funk con el kautrock, el ambient y metálicos fragmentos de odas reggae con los bufidos de camellos y los cánticos de tribus africanas. Life, sí, es un virus. Recoge el espíritu decadente de la época y lo mezcla con la tecnología. Es más una performance o una serie de sonidos procedentes de una exposición de arte contemporáneo que un disco al uso.
Life es esquizofrenia mutante, cambiante y flotante. Es una imaginativa invocación a la experimentación y al riesgo. Una unión de fragmentos musicales aparentemente incoherentes que son reflejo del caótico flujo de pensamientos de los ciudadanos de las megalópolis modernas. Es pura alquimia contemporánea. Una exploración en el inconsciente artístico del ser humano realizada con la intención de cambiar tanto el pasado como el porvenir del ritmo. Shalam
Ilegales eran los perros del rock español pero, eso sí, no ladraban, mordían. Sus canciones eran directos frontales en la mandíbula de los "progres"...
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