La novia del diablo es una corrosiva y deliciosa parábola sobre el mal llena de humor soterrado y cruel. Justo es decir, eso sí, que esta suntuosa y moderna producción de la Hammer se encuentra llena de agujeros de guión y que en ella hay escenas mal rodadas y otras que son realmente inverosímiles no tanto por la impericia del gran Terence Fisher o la falta de precisión del guión de Richard Matheson sino por la ausencia de presupuesto. Pero el director inglés era tan intenso y eficaz, dominaba con tanta soltura su oficio, que logró que todos esos errores dieran absolutamente igual. Consiguió que fueran completamente enterrados gracias a la absorbente y explícita manera con la que fue capaz de describir los cultos satánicos y de realizar un socarrón retrato en primer plano de la Bestia.
Es muy difícil no quedarse subyugado con los decorados, los colores de los trajes, la envolvente fotografía, las habitaciones de las mansiones o las apariciones demoníacas (los diablos, por lo general, parecen geniecillos de Las 1001 noches) de este gótico conjuro de brujería con aires pop. Probablemente porque, a pesar de su aparente artificiosidad, hay algo profundamente real en la película. Algo que casi se puede sentir y oler. No creo que sea casualidad que se estrenara poco antes de los asesinatos cometidos por la familia Manson. El ocultismo hacía furor en la época. Figuras como Ailester Crowley (en quien, al parecer, se encuentra inspirado el maligno mago Mocata) prevalecían en medio de grupos de rock que invocaban a las más bajas pasiones en sus ruidosos y ensordecedores conciertos.
Cuando vi esta película, sentí que, aunque estaba rodada como si fuera un fantasía, era profundamente verdadera. Que había una verdad que subyacía en el trasfondo de sus imágenes que hacía que no pudiera quitarle ojo hasta el final. Percibí que Terence filmó algo de lo que había sido testigo o había experimentado y que esa sensación, unida a su espectacular planificación, convertía el visionado de esta obra en una cautivadora experiencia. No creo que sea necesario corroborarlo pero, por si hubieran dudas, lo ratifico. Sí, Christopher Lee está espectacular. Tanto que en ocasiones sostiene el solito la película sobre sus hombros y se encarga de convencer al espectador de que lo imposible es real. Shalam
andresrosiquemoreno
el noviembre 9, 2020 a las 6:32 pm
1ºimagen:….los dos nazarenos dicen: estamos espectantes para el culto que se producira encima de la piedra geniecillo de las 1001 n…………..
2ºimagen:…….esta vez voy a harold lloyd(el de los ojos abiertos)………..y en lugar del vaso y la jarra de agua estaria su canotier………………(sonrisa)………….(simbolo)
Me río con lo del Canotier. También muy buena la referencia a Harold Lloyd. Sí. Exacta. Y muy bien asismismo ver a dos nazarenos allí. En este caso, no es un geniecillo sino la Bestia. Una escena potente, chusca, salvaje y rara. Esta película es la bomba. jajajaj
1ºimagen:….los dos nazarenos dicen: estamos espectantes para el culto que se producira encima de la piedra geniecillo de las 1001 n…………..
2ºimagen:…….esta vez voy a harold lloyd(el de los ojos abiertos)………..y en lugar del vaso y la jarra de agua estaria su canotier………………(sonrisa)………….(simbolo)
Me río con lo del Canotier. También muy buena la referencia a Harold Lloyd. Sí. Exacta. Y muy bien asismismo ver a dos nazarenos allí. En este caso, no es un geniecillo sino la Bestia. Una escena potente, chusca, salvaje y rara. Esta película es la bomba. jajajaj