Acabo de terminar de leer Hormigón de Thomas Bernhard. Otro maleficio inolvidable. Otro atentado terrorista en contra de la literatura. Otro delirio memorable. Otro puñetazo en los intestinos de los cobardes, los burgueses, cualquier profesor de filosofía o de Universidad o de Instituto y de cualquier ser humano. Otra alucinación diabólica en contra de la existencia y la vida y las mujeres y los hombres y los niños y los ancianos. Otro animal salvaje, rabioso que clava los colmillos hasta el fondo. Otra ametralladora para asesinar a todos y cada uno de los que piensan vivir, cobrar o ganarse la vida con la cultura y no permitir que se levanten de sus tumbas jamás. Otra obra maestra, en definitiva. Shalam
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