Normalmente, no suelo colocar las reseñas sobre ninguno de mis libros en las entradas principales de Avería. Creo que no tiene mucho sentido. Pero de vez en cuando entiendo que está bien hacer excepciones. El domingo pasado, Eduardo Boix publicó una reseña sobre Un reino oscuro en el suplemento Arte y letras del Diario Información de Alicante en la que dice cosas tan bellas sobre la novela que es casi un deber hacerle hueco aquí. Pero además, debido al formato de la reseña, (la fotografía o el pdf de la página del periódico) no es posible publicarla en Instagram. Así que entiendo que este es el lugar adecuado para darla a conocer.

Sin más, ahí la dejo. Por supuesto, ¡Muchas gracias y Larga Vida a Eduardo!

Un reino

«La literatura sirve al escritor no solo para expiar fantasmas o monstruos que acechan, también es un método para analizar la sociedad que le rodea o la que podría venir en un futuro. Ese poder se ha ejercido en multitud de obras. Podríamos analizar textos y textos con la convicción de que cada lector sacaría una conclusión sobre el mismo. Existen tantas obras como lectores que las encuentran. No todos tenemos la misma visión de los asuntos, cosa que he analizado en infinidad de artículos. Esos distintos puntos de vista son los que conforman la literatura en mayúsculas. Quien pretenda la originalidad es que realmente no ha leído nada y, ciertamente, no le interesa nada la historia de la literatura.

Un reino oscuro, de Alejandro Hermosilla, publicado por la editorial Jekyll & Jill, es claramente una fábula, desde el sentido etimológico de la palabra, sobre la monarquía, la autoridad, el arte y la cultura utilizando una historia tan preciosista como atrayente. Llama la atención la forma en que Hermosilla aborda sus historias. No es un narrador habitual, donde la temática, la voz y la estética son medidas al milímetro. El autor de Cartagena nos envuelve en una historia donde lo que no se dice es tan importante como su contrario. La sinopsis nos lo aclara: «Dos arquitectos (padre e hijo) se adentran en los oscuros bosques a las afueras de su ciudad para supervisar las reformas y obras que dirigen en las mansiones y palacios de un paisajista, un duque, un pianista y un escritor. Con estos mimbres aparentemente sencillos, Alejandro Hermosilla entreteje una novela parecida a un fresco expresionista que refleja tanto la esquizofrenia del mundo contemporáneo, como las dos grandes pandemias —soledad y egoísmo— que se extienden actualmente por los parajes occidentales. A su vez, realiza un furibundo análisis sobre el estado del arte, la poesía y la cultura, tras el que se perciben ecos de la obra de Nikolái Gógol, Franz Kafka o Thomas Bernhard».

Podríamos decir que Hermosilla bebe de esa tradición de los escritores europeos, esos de grandes epopeyas que analizaban la sociedad de su tiempo. También le encuentro ciertas reminiscencias a Pierre Lotti y a los rusos. Se percibe y se puede palpar que las lecturas que ha atesorado Alejandro Hermosilla a lo largo de su vida han construido lo que hoy es esta obra. Son necesarias obras que analicen nuestra sociedad en estos tiempos tan oscuros, tan dados al extremo y a la oscuridad. Podríamos decir, sin miedo a equivocarnos, que Hermosilla es un autor analítico de su tiempo, preocupado por lo que vuelve y por todo lo que viene.

Un reino oscuro es una de las grandes obras de este siglo XXI que nos ha tocado vivir. El arte como una forma de embellecer el mundo podría ser un tema que, aunque parezca trillado, aún da mucho de sí. Los dos arquitectos de la obra son el vehículo que sirve al autor para dar forma a una historia que analiza lo que nos ocurre hoy y abre una puerta al futuro. Estamos ante el reto de desenmarañar una madeja que se va enredando cada vez más y más. Y es que la historia como periodos cíclicos, condenados a repetirse, es el motor que mueve todo. Si tuviéramos que decantarnos por una definición tanto de Hermosilla como de su obra es que estamos ante el Kafka español, dicho con todas las letras. Este autor tiene una asombrosa capacidad de análisis, en la que profundiza y no se queda en la superficie. Podríamos decir que estamos ante una novela que es como una cápsula en el tiempo, que dará las claves a la sociedad futura». Shalam

الطغيان عادة أصبحت في النهاية ضرورة.

Es la tiranía una costumbre que desgraciadamente termina convirtiéndose en una necesidad