2018 es el año de los últimos veinte que menos libros he leído. Sobre todo, porque me he dedicado en cuerpo y alma a cuidar de mi madre y a continuar corrigiendo tanto las entradas antiguas de averíadepollos como El jardinero. Tres trabajos creo que finalizados con éxito.
En primer lugar, mi madre atravesó una operación complicada y, después de varios intentos, encontré las dos cuidadoras adecuadas para ella. Dos personas que se ocupan de su bienestar durante toda la semana y me permiten a mí focalizarme en mis pasiones.
En segundo lugar, he de confesar mi satisfacción porque al fin averíadepollos tiene la forma y estilo que soñé cuando lo creé. He estado prácticamente dos años sin descansos corrigiendo faltas ortográficas, aclarando frases embarulladas, mejorando la puntuación, colocando fotografías con el tamaño adecuado y, en algún caso, reescribiendo en su totalidad alguna entrada y, a día de hoy, creo que puedo sentirme satisfecho porque el trabajo prácticamente quedó terminado. En unas horas me voy a poner a revisar los averías de los meses de octubre, noviembre y diciembre de 2018 y eso quiere decir que ya estoy en la recta final y posiblemente -dado que, obviamente, los últimos textos no necesitan, según mi punto de vista, casi correcciones- mañana alce los dos brazos en señal de victoria. Porque, realmente, ha sido un trabajo en la sombra durísimo. En mi facebook público no he mencionado muchos de los meses recientes corregidos y existe un motivo claro: que desde que entré en el año 2017 la revisión ha sido vertiginosa. Antes, un mes de averías me llevaba prácticamente 20 días dejarlo listo sino más y en las últimas semanas en dos o tres horas terminaba con uno. Pero bueno, aunque sea con retraso, dejaré constancia de estos avances en redes sociales durante enero hasta llegar al mes en curso.
Y en tercer lugar, obviamente estoy muy contento con la publicación de El jardinero. Muchos averías del 2013 y años posteriores estaban consagrados a esta novela y es un placer escribir lo que acabo de escribir en uno del 2018. La novela gustará más o menos -ahí no entro- pero no creo que haya muchos gazapos y errores gramaticales en ella debido a un extenuante y satisfactorio trabajo de edición del que aprendí mucho.
Dicho esto, se supone que ahora tendría que apuntar la lista de los mejores libros del 2018. Pero, como es habitual en mí, la dejaré desierta. Hoy he revisado en mis cajones y computadora y, realmente, no creo haber leído más de siete u ocho (tal vez nueve o diez) libros publicados durante este año. Desde luego, ninguno de los que todos citan. Más que nada por salirme del lugar común (¿qué podre aportar en averíadepollos si leo lo que todos leen y recomiendan y compran?) y porque en mi lista de lecturas había acumulados muchos otros pertenecientes a años, décadas o, en algún caso, siglos pasados y me parecía una descortesía abandonarlos para seguir la actualidad.
No quiero que nadie se confunda. Yo amo el presente. Amo la tecnología. Amo internet. Amo los teléfonos móviles. Acabo de gastar 200 euros precisamente en novedades. Y suelo hacer bastantes reseñas en este espacio. Pero intento, ante todo, respetar mis tiempos. Intento no leer un libro por obligación jamás. Ya fui a la escuela. Y actualmente ni recibo ni imparto clases. Mis tiempos los dicto yo. Y como la literatura me parece todavía un placer prohibido que pierde su sabor si se comparte, escojo guardar silencio sobre los cofres literarios que me han marcado durante este año. Prefiero, sí, recordarlos eternamente en mi interior hasta que llegue al cielo, al infierno o a donde dios dicte. Shalam
0 comentarios