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La prensa

Mar 4, 2023 | 2 Comentarios

Aunque este avería se encuentra encabezado con la fotografía de tres míticos ciclistas, en realidad, no se ocupa tanto de este deporte como de la prensa, el periodismo deportivo. Intentaré explicarme.

Me encuentro actualmente leyendo (entre otros libros) la biografía de Laurent Fignon. Quien la conoce, sabe que comienza con un suculento repaso a uno de los Tours más emocionantes de la historia: el del 89. Un Tour que en España fue tristemente célebre por el disparatado despiste de Perico Delgado en la primera contrarreloj individual y su posterior pájara en la contrarreloj por equipos. Dos días fatídicos que le costaron una carrera en la que era el favorito.

Obviamente para la prensa, los medios españoles y las empresas que habían invertido enormes sumas de dinero en el Tour, aquel par de tardes supusieron un mazazo tremendo. Y no tuvieron más remedio que vender ilusión, humo. Todos aseguraban que Perico estaba en una forma tremenda (algo cierto) y podría tal vez recuperar el enorme tiempo perdido entre los Alpes y los Pirineos (algo improbable).

La gesta era difícil pero no imposible. Por tanto, fueron manteniendo la ilusión durante varios días. Llenando de combustible el alma de miles de niños y adolescentes que soñábamos día y noche con ese triunfo. Así que cuando en la quinta etapa, Perico realizó una magnífica contrarreloj (sólo superado por Lemond) y, sobre todo, cuando protagonizó junto a Charlie Mottet y Robert Millar una inmensa escapada en la etapa pirenáica de montaña que terminó en Superbagneres quedándose a escasos tres minutos del liderato, la euforia y la locura se desataron. Tanto que recuerdo los días siguientes bañándome en la playa con un ojo (o más bien dos oídos) pendiente de un enorme transistor que un señor solía transportar a la arena para no perderse un solo segundo en caso de que Perico lograrara hacer la machada, la heroica. Algo que finalmente nunca ocurrió y, obviamente, me dejó un regusto amargo. Por más que aquel Tour fuera maravilloso. Una frenética e inolvidable batalla que forma parte del libro de oro del deporte.

En fin. A lo que voy. Lo que más me ha llamado la atención leyendo la biografía de Fignon es que apenas le dedica un párrafo o dos a Delgado. Fignon sabia que el español era el favorito más temible antes de empezar el Tour pero, tras los dos célebres días malos del segoviano, lo da directamente por descartado y nunca vuelve a hablar más de él en su crónica (si no es de pasada). Es decir, (contrariamente a lo que anunciaba la prensa española) para Fignon su único rival real era Lemond y, concretamente, el casco areodinámico que lo hacía volar en las contrarreloj.

Fignon le dedica unas cuantas frases afiladas y varias palabras duras al ciclista norteamericano. Fignon se focaliza en Lemond. Analiza su forma de correr, su manera de defenderse, sus puntos débiles y fuertes. Reconoce enojarse con su actitud en carrera. También admira determinados detalles (pocos) de su comportamiento. Pero de Perico (a partir de la contrarreloj por equipos) no habla más. No le dedica una sola reflexión importante. Ni un dardo ni una caricia. Nada. Y ¿qué quieren que les diga? A mí concretamente este relato me parece mucho más verosímil que el de la prensa española. Porque mientras nosotros, simples aficionados al ciclismo, nos ilusionábamos inocentemente con una hazaña quijotesca, Fignon (un profesional) sabía con absoluta certeza que la distancia que le separaba del ciclista segoviano era suficiente. Así que básicamente se dedicaba a controlar a Lemond, a estudiarlo, a desafiarlo. Frente al mágico desempeño, por ejemplo, de Perico en la mítica etapa de Superbagneres, Fignon no muestra preocupación alguna. Sabe que dispone de mucho tiempo por delante para acortar la distancia de la escapada (y que tiene un mundo de ventaja en la clasificación general) y vuelve a poner el foco en Lemond, en Lemond, Lemond, Lemond. Y, efectivamente, su experiencia no le engaña. Su rival, su único rival aquel Tour fue el norteamericano. Quien le infringió la más dolorosa derrota de toda su vida.

En fin, leyendo la biografía de Fignon, compruebo, por tanto, que aquello que vivimos en España fue una tremenda ensoñación. Una apasionada locura por un hombre que había sido derrotado al segundo día del Tour. Obviamente, fue maraviloso creer en su posible triunfo. Pero ¿para qué continuar engañándonos? Si tuviera que apostar por cuál de los dos relatos es más verídico y ajustado a la realidad, (si el de la prensa española o el del ciclista francés), me decantaría sin dudar por el segundo. Shalam

يمكن للرجل أن يكون هو نفسه فقط عندما يكون بمفرده

Un hombre puede ser él mismo únicamente mientras está solo

2 Comentarios

  1. andresrosiquemoreno

    1imagen….cabeza de manifestacion contra la droga…jajajj…
    2imagen….llevame en el cuadro!!!….
    3imagen…riñones al jerez….
    4imagen…las bicis se quedan, los brazos tambien y los cuerpos se transforman en sacos…..se pueden sustituir por dos mujeres que van a la recogida agricola (amarcord de fellini)…total….
    PD….https://www.youtube.com/watch?v=rLlTAEJZ-_0&list=PLh3-icSKvfhm4ggXDrKqyuafvfZdW_wed&index=6….ciudadano kane…kane s new office……

    Responder
  2. Alejandro Hermosilla

    1) Los tres jinetes del Apocalipsis seguidos de cuatro escoltas y toda la desgracia que traen detrás. 2) Caballo de carreras saliendo al trote. 3) Tres señores después de la Guerra civil llevando capazos a la espalda. La fotografía en blanco y negro y desaparecen los espectadores. 4) Dos hombres y un destino: el Tour. PD: Desconocía esta banda sonora. O sea, maś bien nunca la había escuchado entera. Le dedicaré un tiempo en el futuro.

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Autor: Alejandro Hermosilla

Mi nombre (creo) es Alejandro Hermosilla. Amo la escritura de Thomas Bernhard, Salvador Elizondo, Antonin Artaud, Georges Bataille y Lautreamont.

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