Dejo a continuación una de las pequeñas piezas de cámara que aparecen repartidas a lo largo de Ruido:
«Hay una negra anciana con las piernas abiertas y la falda bajada leyendo un texto llamado La baronesa alemana en una suntuosa habitación donde se encuentran un piano sin teclas y un incontable número de muñecas descuartizadas. A algunas les brillan los ojos y otras mueven la cabeza insistentemente de un lado a otro y la mayoría se pelean entre sí para lamer el clítoris de la negra anciana que aguarda el contacto ansiosa». Shalam
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