Debido a que suelo escribir habitualmente en avería, tampoco tengo mucho decir en fechas como la de hoy. Podría rememorar algunos de los mejores libros que he leído, algunas de las más inolvidables vivencias, pero, a decir verdad, prefiero guardármelas para mí. Cualquiera que me conozca personalmente (o siga avería) ya se puede figurar esos datos que, a decir verdad, tampoco tienen demasiada importancia.
Cuando leí Crimen y castigo con 15 años puedo asegurar que me no me importaba en absoluto si era el mejor libro de aquel año, de la década o del siglo. Y sigue sin importarme. La vida es demasiado importante, demasiado misteriosa como para reducirla a unos cuantos libros, películas, recuerdos. Está bien. Orientan. Pero la vida fluiría igual sin esas listas, sin esos nombres. Me acuerdo precisamente de una de las peores épocas de mi vida. Sentía deseos de morirme. Fantaseaba diariamente con el suicidio. Llevaba un cuaderno en el que anotaba los diez libros de mi vida, las diez películas. En la de filmes, siempre aparecían La mamá y la puta, Apocalipsis now, Sacrificio. Y en el caso de la dedicada a la literatura, Trastorno, La metamorfosis, Crimen y castigo, Auto de fe.
Probablemente si la hiciera hoy, seguirían apareciendo. Pero ¿a alguien le importa esto? ¿Me importa incluso a mí? Lo importante es que yo no sería lo mismo sin esos libros, sin esas película que no sólo me influenciaron. Me transformaron. Me ayudaron a no morir. Destrozaron mi mente. La abrieron. Me convirtieron en una persona distinta del que era antes de pasar por ellas.
Con eso me quedo. No con las listas. De hecho, no puedo evitar pensar que en cuanto recuperé las ganas de vivir, en cuanto realicé un hermoso y alocado viaje a Marruecos, en cuanto pisé Túnez y luego, con los años, cuando navegué por el Amazonas y me tiré en parapante desde los montes de Mérida (Venezuela) o convertí a Boca Juniors en mi equipo de fútbol para toda la vida, dejé de hacer listas.
Leía las de las demás. Pero yo al menos no volví a hacer ninguna.
Me olvidé de ellas porque yo estaba vivo, sentía y no necesitaba recopilar ni escribir lo que más me había gustado ni ese mes ni ese año. Ya no necesitaba hacerlo. Yo estaba vivo. ¡Vivo y coleando!, como cantaban Simple Minds en una canción («Alive and Kicking») que escuchaba una y otra vez en mi cabeza cuando saltaba en la Bombonera o me perdía en las playas colombianas o leía y leía y leía y volvía a leer libros que tal vez ya no me sorprendían tanto como a los 15 años, pero seguían siendo mi boca a boca, mi respiración para afrontar la realidad.
En fin. Durante uno de estos viajes, conocí en Buenos Aires a una muchacha colombiana (Adriana) gracias a la que pude experimentar una de las más grandes experiencias de mi existencia en un monte de Cali.
Han pasado casi dos décadas desde que esta muchacha y yo cruzamos nuestros caminos. Ella tiene dos hijos, vive en otro continente, sigue su vida. A veces pasan años pero siempre, antes o después, volvemos a compartir algunos mensajes: ¿Cómo te va? ¿Qué es de tu vida? ¿Has visto lo último que le pasó a Charly García? ¿Tus hijos?.
Por lo que sea, de tanto en tanto, me envía curiosas, hermosas fotografías de pollos, gallos, pájaros y con ellas ilustro algunas de las entradas de avería. Suelen ser las de la entrada del nuevo año. A veces ambos nos olvidamos. Pero otras llega la foto puntual. En este caso, ha sido muy emocionante porque la ilustración que reina en este avería de fin de año pertenece a su hijo Israel (cuyo instagram por cierto es @artstationanimals). Un muchacho de 14 años. Creo que sobran las palabras.
En fin. No sé si es necesario decir mucho más.
Cualquiera que me conozca un poco (sólo un poco) sabrá lo feliz que me hace escribir en avería. Salvo imprevista catástrofe, eso vuelve a estar asegurado otro año. Así que, en mi caso, lo de feliz 2025 sobra. Mi 2025 será feliz. Será dichoso.
Otro tema es cómo está el mundo. Yo, desde luego, no lo veo bien. Esto no tiene buena pinta. Precisamente por eso, porque oteo en el ambiente ciertos acontecimientos descorazonadores a nivel social, político, mundial, lo que más deseo a todos es que seamos capaces de mantenernos en calma, en paz. Es la única manera de pensar con lucidez y trascender a los acontecimientos. Si es así, seguro que lo de ¡Feliz 2025! no será un deseo. Será una realidad. ¡Feliz 2025! Shalam
الوقت لا يغير الأشياء، بل يكشفها فقط.
El tiempo no cambia las cosas, solo las desenmascara
andresrosiquemoreno
el enero 2, 2025 a las 4:19 pm
1imagen….cola sin terminar (israel se cansa)…..
2-3imagen….ave surrealista (huevero)….uno para ti y el otro para quien tu quieras….(ha dicho israel)…..
PD..kikiriki-kikiriki-kikirikivagabundo) …https://www.youtube.com/watch?v=PGkgw6_NcAA……radio futura.
el canto del gallo-live- (chasqueando los picos)….sonrisa….
Alejandro Hermosilla
el enero 2, 2025 a las 9:58 pm
1) Bastante paciencia para esa edad. Yo no hubiera aguantado ni unos segundos. Ja, ja, ja. 2) ¿Todos son el mismo gallo o son diferentes? Habrá que preguntárselo a Platón o a Aristóteles. jajajaj… PD: gran tema. Probablemente uno de los más originales y, al mismo tiempo, más tradicionales del pop español. Tal vez no suficientemente valorado ni escuchado. En fin. A cacarear..ajaaj
1imagen….cola sin terminar (israel se cansa)…..
2-3imagen….ave surrealista (huevero)….uno para ti y el otro para quien tu quieras….(ha dicho israel)…..
PD..kikiriki-kikiriki-kikirikivagabundo) …https://www.youtube.com/watch?v=PGkgw6_NcAA……radio futura.
el canto del gallo-live- (chasqueando los picos)….sonrisa….
1) Bastante paciencia para esa edad. Yo no hubiera aguantado ni unos segundos. Ja, ja, ja. 2) ¿Todos son el mismo gallo o son diferentes? Habrá que preguntárselo a Platón o a Aristóteles. jajajaj… PD: gran tema. Probablemente uno de los más originales y, al mismo tiempo, más tradicionales del pop español. Tal vez no suficientemente valorado ni escuchado. En fin. A cacarear..ajaaj