La verdad es que no tengo mucho que decir a día de hoy para despedir el 2022. Tal vez lo mejor que puedo indicar en el plano personal es que, aun con interrupciones, la meditación se ha convertido en una costumbre en mi vida. Eso ha provocado que maneje bastante mejor situaciones que antes me provocaban tristeza o ira. Aunque aún tengo mucho que mejorar y trabajar. De hecho, ese es mi gran objetivo del 2023. Lograr estar calmado en cualquier tipo de circunstancias. Transmitir algo positivo a aquel con el que me encuentre. Mantenerme lejos de las rencillas habituales que se producen el el mundo samsárico por más que mis libros, hasta ahora, se alimenten del odio, de las envidias, de las confusiones, de la hipocresía. ¡Y está muy bien que así sea!

Digo esto porque, por ejemplo, las presentaciones de Un reino oscuro me han sacado de mi zona de confort y me han provocado ciertos desequilibrios anímicos que me advierten de que por ahí debo continuar trabajando. Mi idea de felicidad radica en estar tranquilo y en paz conmigo mismo y eso debería ser un mandamiento sagrado a conservar por más que pueda encontrarme situaciones complicadas o personas que murmuran a mis espaldas, mienten o directamente puedan confrontarme. En realidad, he aprendido bastante meditando. Pero todavía queda mucho, muchísimo más por comprender y, sobre todo, asimilar y encarnar. En eso comenzaré a trabajar en un curso intensivo que iniciaré en febrero y que confío me conduzca a una aventura vital renovadora. Pues la idea es profundizar y modificar ciertos patrones de conducta emocionales. Trabajo que confío realizar durante los siguientes años. Ok. Sí. Seguiré siendo nihilista escribiendo. Al menos durante un tiempo. Pero no es esa mi idea de dicha personal. Me gustaría, jajaj, parecerme más a Leonard Cohen que a Thomas Bernhard. Al menos vitalmente. Porque el austriaco sigue siendo mi escritor favorito. Así que, repito, por ahí trabajaré este próximo año. En encontrar paz más allá de las circunstancias exteriores. Guerras, crisis económicas, locuras deportivas, masificación turística, atascos, etc..

Obviamente, me siento muy feliz de haber publicado mi última novela, Un reino oscuro. Creo que es consistente. Hay muchos rayos y truenos en ella. Ja. Y muchos reyes enloquecidos. También algunos poetas perversos. Imagen de la psicosis y el desquicie contemporáneos. Ese mundo en el que las ideologías han convertido la mente de los hombres en un campo de batalla.

Lamentablemente, tuve que cambiar la imagen de la web averíadepollos porque se había quedado desactualizada. Todavía sigo acostumbrándome a la nueva y echándo de menos la antigua. De hecho, aún hay aspectos que no me convencen. Puede que realice algún cambio en el futuro. Pero la verdad me siento en paz con avería. Este enero se cumplen 10 años de su surgimiento y puedo decir con sinceridad que hasta ahora ha merecido la pena el viaje. Mucho.

Por otra parte, creo que los videoaverías ya se acercan más a lo que yo quería o soy capaz de dar. Los primeros me daban vergüenza de mí mismo. Pero no conozco otra manera de hacer las cosas. Practicar, practicar, caerse, mejorar hasta alcanzar cierta destreza. ¡Roma no se hizo en un día!

Poco más que decir. Si estamos vivos es por algo. ¡Continuemos buscando el motivo! Eso, en cierto sentido, prentendo en averíadepollos. Entender por qué estoy aquí a través de las obras de arte que amo o al menos me gustan y entretienen.

¡Feliz 2023 a todos (averiados o no)!

Incluso al jardinero y al administrador. Shalam

الرجل ذو الكلمات الفاضلة ليس دائمًا رجلاً فاضلاً.

Un hombre de virtuosas palabras no es siempre un hombre virtuoso