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Caminando entre dos épocas

Jun 17, 2024 | 2 Comentarios

Hay quienes consideran que este pasado Roland Garros ha tenido un nivel impresionante. No seré yo. Entiendo que muchas personas puedan tener esta percepción pero no estoy de acuerdo. Yo más bien me inclino a pensar que las características de la tierra permiten que los puntos (por lo general) se alarguen más y que eso provoca que (en caso de que los partidos se vayan a cinco sets) asistamos a batallas épicas de mayor emoción y dureza de la habitual. Pero creo, repito, que esto es más una característica propia de la superficie que del nivel de los jugadores.

A este respecto, creo que muy pocos de los tenistas han dado su mejor versión en este torneo en el que se ha comenzado a notar el tremendo vacío que deja el Big Three cuando ninguno de sus integrantes disputa las rondas decisivas. Con Federer disfrutando de un retiro dorado desde hace años, sólo quedan en disputa Nadal y Djokovic.

Nadal parecía estar a punto de retirarse antes del comienzo de Roland Garros pero probablemente se dé a sí mismo una oportunidad más. No hay dudas de que se la ha ganado a pulso. Si en primera ronda se hubiera enfrentado contra un tenista de un nivel medio (y no con Zverev) es muy probable que hubiera ganado. Precisamente lo que necesita Rafa son partidos. Sumar partidos y partidos sin lesionarse. Si esa circustancia se produjera (y el sorteo del cuadro fuera beneficioso) tal vez aún le quede una vida en Roland Garros. La última. Muy difícil pero no imposible. A esa bala (y a los Juegos Olímpicos) va a apostar. Bien pensado. Si lo logra, su hazaña pasaría a los más dorados anales de la historia del deporte. Si no, no pasará absolutamente nada. Rafa, desde luego, lo intentará. Cualquiera que lo conozca sabe que no se va a retirar sin luchar. En la vida hay que, sobre todo, ser fiel a uno mismo.

Djokovic no ha vuelto a ser él mismo desde su fatídica derrota en la Copa Davis contra Sinner. Debe ser muy duro perder un título tan deseado para el serbio tras desaprovechar tres match point a su favor. Seguro que el mal sabor de aquella derrota le ha continuado persiguiendo durante parte de este año.

Su deambular por el circuito ha sido parecido al de una sombra. En las semifinales de Australia sufrió un bloqueo mental pocas veces visto en un tenista de su categoría (probablemente el mejor de la historia). Y el resto del año su rendimiento ha sido muy irregular. Algo sin demasiada importancia porque Djokovic es una roca mental y es obvio que los grandes retos le motivan. No obstante, los años pesan. A Roland Garros llegó sin la preparación adecuada. Un Djokovic varios años más joven hubiera llegado a la Final. Pero debido a su edad, el típico partido a cinco sets que le sirve para engrasar (su duelo contra Musetti) se convirtió en una trampa cuando Cerundolo lo llevó al límite dos días después y su físico se resintió del esfuerzo continuado. Ni tan siquiera él puede ganar con una sola pierna.

Su retirada dejó un vacío inmenso porque había ganas de ver qué podía hacer este irregular Djokovic contra Alcaraz o Sinner. Todos tenemos claro que con que se hubiera entonado un poco podía aspirar a todo pero los años no pasan en balde.

 

En lo que se refiere a las grandes figuras actuales, creo que ambos llegaron a instancias finales más por talento natural que por consistencia en su juego. Ni Sinner ni Alcaraz estaban en su mejor versión. En parte por su juventud pero, sobre todo, debido a las lesiones, que no les habían permitido realizar una gira de tierra en condiciones.

Sinner además, todavía está adaptándose a la tierra. Cada año mejora más pero aún no domina del todo los secretos de la superficie. Es precisamente ese detalle (y algún otro) el que decantó el duelo que mantuvo en semifinales contra Alcaraz del lado del español.

Un enfrentamiento que tuvo más emoción que calidad porque ni el uno ni el otro estaban al cien por cien. Alcaraz pasó por una crisis en el tercer set. Unos calambres casi lo tumban. Pero la experiencia de lo ocurrido el año anterior contra Djokovic, le sirvió para superar el mal trago. En realidad, a excepción del primer set, el partido siempre estuvo en su tejado. El que llevaba la iniciativa era él. A Sinner no se le notaba tampoco en las mejores condiciones físicas. Y en cuanto Alcaraz pudo conectar su derecha y centrarse, se hizo con el partido. Demostrando, eso sí, tener un temple impresionante en los momentos decisivos. En eso Alcaraz es único. Un tenista muy diferente a los de la Next Gen. A estos últimos (como fue el caso de Zverev en la final) siempre les tiembla la mano en los momentos decisivos. Tienen calidad, buena preparación, excelentes golpes, van mejorando pero siempre, siempre (hasta día de hoy) cuando tienen que rematar el partido de su vida, sufren un bajón mental o la mano se les agarrota. Se quedan suspendidos en el vacío. Algo que, desde luego, no le ocurre a Alcaraz. Yo al menos me di cuenta de que iba a ganarle a Sinner cuando vi la tranquilidad con la que disputaba los momentos más tensos del partido. En eso, desde luego, es único. Se sabe llamado para grandes retos y afronta las finales (y la de Sinner era un final) con naturalidad y tranquilidad. Lo que no significa, claro, que no le duela perder ni en determinados momentos, un Djokovic o un Sinner puedan desestabilizarlo.

En cualquier caso, a Alcaraz le bastó estar al ochenta por ciento para dar una muy buena versión de sí mismo. Esa es una de las grandes enseñanzas que saca de este torneo. Que si es capaz de controlar su cabeza tiene mucho hecho. En este sentido, Roland Garros ha sido una clase a marchas forzada para crecer mentalmente. Algo que necesitará sí o sí para disputarse con Sinner el trono del tenis actual porque de lo que no hay dudas es de que el italiano seguirá insistiendo, creciendo, madurando.

Es por los motivos antes apuntados, que creo que el único partido realmente memorable de este Roland Garros ha sido el Zverev-Rune de octavos. Aunque no sé si memorable es el adjetivo adecuado para calificar este encuentro. Más adecuado tal vez sería denominarlo como divertido, intenso, espectacular. Uno de esos encuentros que hacen afición. Estoy seguro de que cualquier niño tendría ganas de dedicarse al tenis después de verlo.

Existe por cierto un deseo velado entre los aficionados al tenis porque Rune dé un paso adelante y se convierta en un jugador más regular. Más que nada porque cuando se entona, transforma las canchas de tenis en un concierto de rock. Rune es tan intenso y posee tanta calidad que sería una pena que su desaforada psique no le permitiera competir de tú a tú con Sinner y Alcaraz.

Cuando está inspirado hay momentos en los que Rune recuerda a McEnroe. Es obvio que entre el norteamericano y el danés hay un abismo. McEnroe era un genio que cuando aún tenía granos en la cara, fue capaz de subírsele a las barbas al mismísimo Björn Borg. Rune de momento sólo ha tenido destellos, momentos. Aquel torneo en París. Algún set que otro en determinados Grand Slam. Pero cuando juega se crea un clímax en los estadios muy distinto al que logran conseguir la mayoría de jugadores del circuito. Es osado, es rebelde, tiene alma de popstar (a veces resulta más fácil imaginárselo en un vídeo junto a Robbie Williams que entrenando para los torneos) y posee la innata capacidad de irritar y entusiasmar a público y rivales.

No sé si algún día alcanzará la regularidad necesaria para dar una notable versión de sí mismo diariamente. Tal vez si lo hace pierda explosividad. Pero si lo consigue creo que tenemos entretenimiento asegurado por un tiempo. Pienso en Rune jugando al máximo de sus posibilidades y sin desconexiones mentales contra Alcaraz o Sinner en las grandes citas y no puedo evitar relamerme.

En realidad, el magnetismo de Rune no es total pero sí lo suficientemente consistente como para hacer olvidar, por ejemplo, el buen desempeño de tenistas como Casper Ruud. La antítesis de Rune. Un jugador regular, amable y tranquilo que, sin embargo, por esos imponderables de la vida, no resulta atractivo al público en general. Resulta más fácil imaginárselo en las gradas (como uno más) que en la cancha. Dicho esto, fue una pena que se lesionara en su semifinal contra Zverev. Su primer set fue de libro y tal vez podría haber incomodado mucho más al germano. El año pasado, de hecho, lo destrozó.

Resumiendo, creo que este Roland Garros ha sido un torneo de transición. La vieja guardia no termina de irse y la nueva todavía no ha madurado ni se ha consolidado del todo. Tengo la impresión de que (más allá del triunfo de Alcaraz y el regreso de Nadal) si volvemos a recordar esta edición en el futuro será porque tal vez algún joven muchacho eliminado en las primeras rondas ha despuntado y se ha convertido en un top 5. Dicho esto, Roland Garros son siempre palabras mayores. Arte clásico en medio de la era del consumismo vacío. Shalam

من الوقوع في الحب إلى التنويم المغناطيسي ليس هناك مسافة كبيرة

Del enamoramiento a la hipnosis no hay gran distancia

2 Comentarios

  1. andresrosiquemoreno

    1imagen…obra de piet mondrian (gran bailarin de boggie) enmarcada en el suelo del estadio
    2imagen….tres redes con dos peces(uno de ellos del cuaternario superior)…
    3imagen…parece que el tumbado se ha cortado con las concertinas de la «p» ……
    4imagen….abrazo y palmaditas (el homoplato azul y el pikito triangular naranja)…..
    5imagen….este con la gorra pá-trás parace un ciclista del legendario «kas»(sonrisa)…..
    6imagen…invasion de campo….en las manos sueltas llevan las armas…..(mortal de necesidad)….
    PD…https://www.youtube.com/watch?v=nqxVMLVe62U…echale la culpa al boggie….

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    • Alejandro Hermosilla

      1) Pista de tenis con aspecto de parte frontal de un automóvil futurista. Muy racionalista además. De esta foto Dalía sacaría millones de hormigas. 2) El abrazo de los competidores. Sólo ellos comprenden lo que el uno y el otro están experimentando. Escultura griega. Manierismo. 3) Gimnasta se ha caído al hacer una acrobacia. 4) La relajación de quienes se saben privilegiados. Se pueden permitir el lujo de ser amigos. 5) Me gusta tanto ganar que no puedo ganar. Me gustaría tanto ser el número 1 que no sé si llegaré al 1. 6) Dos caballeros cristianos viendo cómo hacer para obtener el Santo Grial. PD: maravillos videoclip. Esa actitud fresca porque todos ellos eran tan, tan frescos y talentosos….

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Autor: Alejandro Hermosilla

Mi nombre (creo) es Alejandro Hermosilla. Amo la escritura de Thomas Bernhard, Salvador Elizondo, Antonin Artaud, Georges Bataille y Lautreamont.

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