Ayer estuve terminando de hilvanar diversos pasajes de Ruido antes de enfilar su recta final. Y realmente, eliminé más de cincuenta páginas de ideas y apuntes del manuscrito que ya no me servían. La mayoría de estos párrafos o no estaban del todo conseguidos o ya no encontraban hueco en la novela pues de ser así, se alargaría hasta límites insospechados y correría el riesgo de convertirse en un pesado mamotreto. Y obviamente no es esa la idea.
Me parece interesante, en cualquier caso, conservar o dejar testimonio de varios de ellos en algún espacio. Y creo que averíadepollos es el lugar ideal. En los próximos días tal vez deje aquí muchos de estos pasajes que podrían aparecer o ser incluidos en la novela sin ningún problema. Y si no están allí es por eso que los cineastas llaman tareas de producción.
Aquí va el primero:
«El arte es una mentira que ha construido el hombre porque es incapaz de soportarse a sí mismo. Es necesario porque no somos sabios. No por otro motivo. Si lo fuéramos, lo sexualizaríamos todo. Pues, al fin y al cabo, esto es lo único que somos: sexo, sexo y más sexo. Ocurre que muchos jóvenes burgueses ya intentaron conseguir esta aspiración y la jugada les salió al revés. Intentaron liberalizar las costumbres y sin quererlo, ayudaron a instituir la represión y la opresión. Aunque al menos durante los meses en que lo intentaron sucedió algo. Hubo ruido. Un tremendo ruido que, por otra parte, no escuchó nadie, porque todos aquellos jóvenes, niñatos engreídos que jugaban a ser rebeldes, únicamente se escuchaban a sí mismos. Únicamente se tenían en cuenta a ellos mismos. Pero sí, al menos hubo ruido. Llegó el ruido a la política por un instantes. Desde la Segunda Guerra Mundial todo había sido frío y miedo. No había muertes, sangre y heridas. Ese ruido auténtico y sagrado. Y cuando las calles de París ardieron, volvió el ruido a Occidente. Un escándalo, por otra parte, sin importancia que fue reprimido por el poder con mucha facilidad porque aquellos jovencitos no estaban dispuestos realmente a sacrificarse. Perder privilegios. Ninguno de ellos iba a dar su vida allí por nadie y el egoísmo los paralizó. Prefirieron ser víctimas que héroes o mártires y finalmente se convirtieron en bufones. ¿Quién se acuerda de mayo del 68? ¿Cómo hacerlo si eso fue un arenal, un semillero de mentiras y embaucadores y falsos profetas, una farsa construida a mayor honra de la tiranía y los lobos asesinos? «. Shalam
الصبْر مِفْتاح الفرج
Entre dos males, no elijas ninguno
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