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Yo creo

Oct 8, 2021 | 2 Comentarios

Me acabo de quedar de piedra. Últimamente estoy leyendo muchos textos budistas. Y debido a ello pensé en releer aquel texto biográfico (¡en realidad, una novela!) con el que conocí el budismo cuando apenas tenía 18 años y descubrí algunos de sus secretos. No sólo yo sino un sinfín de adolescentes y jóvenes occidentales crecidos tras la Segunda Guerra Mundial, hastiados de nihilismo y violencia, que encontraron en El tercer ojo de T. Lobsang Rampa un bastión. Una frondosa rama que asir entre sus manos y agitar esperanzados. Y en el budismo, una disciplina de la que emergia un perfume misterioso que entroncaba con una espiritualidad perdida, prácticamente aniquilada de Occidente, la cual hacía latir de alegría los corazones y estimulaba las mentes por medio del cultivo del orden, la paciencia y la bondad.

En fin. A lo que voy.  Según parece, T. Lobsang Rampa no existió. Quien se ocultaba tras ese nombre era Cyril Henry Hoskin. Un hijo de un fontanero de Plympton (Devon) radicado en Londres donde trabajaba vendiendo instrumental quirúrgico. Por supuesto, no había estado nunca en el Tíbet, no sabía una palabra del idioma de los lamas y sus libros estaban llenos de todo tipo de errores y confusiones que conocían perfectamente su editorial y los investigadores serios que se encargaron a lo largo del tiempo (sin excesivo éxito) de airear y denunciar el fraude.

Acusaciones que fueron estrechando el cerco en torno a Cyril que se defendió de ellas con otra obra maestra de la fabulación (que muchos de sus lectores y seguidores creyeron y defendieron). Según la revista The Conversation: «argumentó que, en realidad, su cuerpo se hallaba ocupado por el espíritu del lama Lobsang Rampa. Explicó que, cuando vivía en Surrey, escaló a un árbol para fotografiar un ave, pero resbaló y cayó. Durante la inconsciencia se le aparecería en el plano astral el monje budista, que le pidió ocupar su cuerpo. Y aceptó. Así fue como accedió a todos los conocimientos y vivencias místicas y esotéricas biográficas de Rampa –no de sí mismo, que se diluyó en el proceso– que exponía en su libro superventas».

En fin. No sé si es posible o necesario añadir algo a lo que acabo de apuntar. Cualquier lector con un mínimo de claridad mental puede sacar sus conclusiones al respecto. Obviamente, la cuestión que se abre ahora radica en el hecho de si los libros de Rampa continúan siendo igualmente valiosos sabiendo que su protagonista no experimentó las vivencias que narra (al menos en el plano astral en el que la mayoría nos encontramos) o deberían ser completamente desacreditados.

Yo hace unos días me hice con El ermitaño y, obviamente, lo voy a leer de otro modo al que pensaba previamente a esta noticia (que al parecer, era de dominio público desde hace tiempo aunque yo la desconocía completamente). Supongo que las palabras que durante mi juventud creí llenas de consistencia y verdad si me seducen ahora será por su belleza y capacidad imaginativa más que por su pulso espiritual o existencial. Aunque nunca se sabe.

La tarea, supongo, ahora consiste en intentar valorar esos libros como obras creativas y no biográficas. Aunque no creo que haya que alarmarse demasiado. Al fin y al cabo, no hay filosofía que haya conocido mejor la naturaleza del deseo que la budista. Tal vez únicamente el sistema capitalista. Aunque, obviamente, hay diferencias entre ambos. El budismo lo estudia pormenorizadamente para aplacarlo y el capitalismo para multiplicarlo. El budismo nos pide renunciar a lo que más queremos y el capitalismo nos incita a consumir incluso lo que odiamos. Y resulta lógico que de su choque hayan surgido historias contradictorias como la de Rampa. Más aún teniendo en cuenta la naturaleza de Occidente y nuestros dos últimos siglos en los que, desde hace tiempo, mentira y verdad son indistinguibles hasta el punto de que no sería una exageración afirmar que nos encontramos en la era del fake.

Hoy mismo revisando un ensayo sobre Kafka, leía sobre las múltiples sospechas que hay de que el retrato que nos diera Gustav Janouch sobre el escritor checo no fuera exacto. Otro libro por cierto que me había encantado y que posiblemente tenga que engrosar la cada vez más amplia y larga lista de inverosímiles.

Algo que, a estas alturas, acepto con absoluta normalidad, sin rencor y casi con agradecimiento. Como una prueba del cambiante y confuso rostro de la realidad y de que vivimos bajo el Velo de Maya. Puesto que ni esa noticia ni ninguna otra van a poder sustraerme el buen sabor que me dejaron las imágenes que brotaron cuando leí El tercer ojo o La flor de loto. Como tampoco nada ni nadie entiendo que podría quitarme el delicioso aroma aventurero que dejaron en mi corazón las novelas de Enid Blyton o Emilio Salgari. De hecho, si quise saber más del budismo no fue por ningún texto escolar sino por Rampa o, mejor dicho, Cyril Henry Hoskin. Y con eso me quedo. Con esa verdad. Shalam

يمكن للرجل القوي أن يكون لطيفًا ، بينما يجب على الوديع وغير الواثق من نفسه التباهي

El hombre fuerte puede permitirse el lujo de ser amable, mientras que el dócil e inseguro suele verse obligado a fanfarronear.

2 Comentarios

  1. andresrosiquemoreno

    1ºimagen:….no se porque pienso en jose luis sampedro………..(el aspecto)……
    2ºimagen:…..en «la juventud» de sorrentino-2015, dice el director de orquesta:…. tu a mi no me engañas, no levitas!!.jajaj
    3ºimagen:…..el renacimiento italiano(un cromo) rodeado de conceptual (povera)….
    4ºimagen:…..leo:….humano-luz-circunferencias concentricas-fakir sobre ellas y la sombra……..
    5ºimagen:…..abajo la playa de ese hotel fantasma denunciado «el algarrobico» en la playa de los «genoveseses» cabo gata, almeria…….mucho……
    PD:…..https://www.youtube.com/watch?v=nTu14gKJmgg…..the last shadow puppets-aviation….en la camiseta: …»give a damn»…….traductor: «importa un bledo»………..

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  2. Alejandro Hermosilla

    1) Hooligan del Arsenal enfadado tras ver perder a su equipo la final de la Champions contra el Barsa. 2) Al fondo del dibujo se ve un ovni. ¿Es marciano meditar? 3) Me recuerda a los murales mexicanos donde en vez del Buda había una Virgen de Guadalupe. 4) Me recuerda a una escena que tenía prevista escribir en El jardinero y luego deseché. 5) Me recuerda a los majestuosos edificios mesopotámicos. Gengis Kahn el Buda. PD: No me gusta su voz pero sí su aspecto y su modo de moverse. Algo tienen. Sí. Sería bonito verlos en un club.

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Autor: Alejandro Hermosilla

Mi nombre (creo) es Alejandro Hermosilla. Amo la escritura de Thomas Bernhard, Salvador Elizondo, Antonin Artaud, Georges Bataille y Lautreamont.

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