Tengo la impresión de que, lenta e inexorablemente, el mundo se está encaminando hacia el dominio absoluto de las corporaciones y empresas. Que no importan ya ni los gobiernos ni los ciudadanos ni los países. No importan los sentimientos, dramas o enfermedades frente a lo que tenemos ante nosotros: una agresiva, violenta montaña de dinero deuda y tratados comerciales que crece y crece delante de una ciudadanía sumisa, separada y en su mayoría, desinformada que no puede ni sabe responder eficazmente ante el problema. En parte, porque sus gobernantes son sus opresores, los legisladores del dinero y en vez de obstaculizar el proceso, lo están acelerando y de otra parte, porque -ya sea por sus propios compromisos (hijos, hipotecas, deudas, ilusiones) o por la manipulación sufrida- no es capaz de construir una respuesta común y contundente al problema.
Hay quienes piensan que Podemos es esa respuesta. Pero yo no lo creo. Podemos es ya un partido más del sistema. Con su líder Alfa, contradicciones y futuras promesas incumplidas. Y es imposible que, formando parte de esta estructura, pueda reventarla o más bien regenerarla. De hecho, no es ese el cometido para el que nació. Según mi punto de vista, la misión que este sistema le ha encargado es repartir las migajas que caigan de los bolsillos de los poderosos empresarios mientras el nuevo mundo de las corporaciones se termina de implantar. Aunque tal vez tan sólo haya sido canalizar el descontento de las masas desocupadas durante un tiempo.
Las élites son astutas. Saben que si continúan a este ritmo, pueden enfermar y casi que exterminar totalmente una población que necesitan esclava. Pueden hasta generar rebeliones masivas. Y para ello, aparece Podemos. Para que la aceleración con la que están implantando el Nuevo Orden Comercial no termine de traumatizar a la sociedad. Su función, por tanto, no es la de atentar contra este sistema que nos ha llevado a una situación límite y es capaz de conducirnos a la autodestrucción sino la de velar porque la transición hacia la nueva era no sea tan traumática como hasta ahora. Se lleve a cabo con cierta tranquilidad y generando esperanza en la sociedad. Una nueva confianza. Algo de brío y júbilo. Pero poco más. Porque, al fin y al cabo, Podemos nace y es generado dentro de un sistema que es cualquier cosa menos justo y si desea imponerse, debe jugar con las mismas armas que los poderosos. Es decir, ha de mancharse las manos sí o sí y por tanto, antes o después, caer en los mismos fosos en los que se han introducido tantos otros partidos.
Es posible que el primer gran ataque y desembarco de este nuevo mundo -por otra parte, ya bastante consolidado- en Europa sea el TTIP. Por lo poco que he podido leer del mismo, puedo afirmar que este tratado de libre comercio es una auténtica locura y disparate. Un atentado criminal contra la ciudadanía. Tanto que si he comprendido cómo actúan las grandes corporaciones comerciales, presupongo que, tal y como actualmente se encuentra actualmente redactado, no se va a aprobar ni aceptar. ¿Qué puede suceder? No lo sé. Pero no me extrañaría que la población europea renegara de muchos de sus más polémicos puntos y finalmente, no se aprobara o de serlo, que lo fuera bastante rebajado. Lo que tampoco creo que afectase demasiado a las corporaciones teniendo en cuenta sus estrategias: apuntar a la esclavitud para conseguir la sumisión, y al infierno para quedarse con el purgatorio entero. Algo que me hace pensar que, en cualquier caso, se verían satisfechas con este aminorado tratado conscientes de que ya sólo sería cuestión de años el que impusieran las medidas que desean.
De hecho, visto desde una perspectiva amplia, por un lado, la población se sentirá feliz y orgullosa de haber podido eliminar estos artículos del tratado y ellos, satisfechos, continuarán con sus planes en otras partes del mundo, esperando el momento para dar el carpetazo final. Todos ganarán. Y en la medida en que todos ganen, la sociedad española se recuperará pues habremos pasado del sadismo absoluto, del «sólo gano yo y los míos», (el antipatriota y neoliberal PP) o de la mirada irónica a la realidad y la creación de una ilusión y placenta falsa de prosperidad (PSOE) al «podemos ganar todos realmente». Pero no por otro motivo, creo y advierto, que porque las corporaciones saben, entienden que implantar su idea del mundo lleva su tiempo.
En fin. Por todo lo dicho anteriormente, pienso que esa posible recuperación que podría traer Podemos, no será duradera. Ok. Todo es un proceso. Nada es eterno. Pero en este caso será más fugaz de lo necesario (no tanto, eso sí, como aquellos años de «primavera neoliberal» vividos con Zapatero pero casi) en la medida que este partido no afronte varios temas de los que no le he visto hablar: el decrecimiento, la reforestación, el abandono del modelo petrolífero y eléctrico y sobre todo, la necesidad de instaurar un período para repensar el sistema político. Sentar las bases de la libertad política colectiva. De una democracia representativa donde haya una verdadera separación entre el poder ejecutivo, el legislativo y el judicial.
Ok, sí, Tal vez Podemos sí tenga un programa claro para este último tema pero creo que si lo tuviera y lo dijera, no le permitirían introducirse en el sistema porque sería dañino para el propio sistema. Lo que significa, en suma, que el ascenso de Podemos se debe al sadismo del PP, a la psicopatía de unos políticos que, obedientes a los poderes económicos, se han dedicado a gozar del pueblo (para ellos, plebe) al máximo, más que a sus propias propuestas. A la imperiosa necesidad de acabar con rufianes y estafadores del tamaño de Rodrigo Rato que a una motivación o deseo de cambio profundo por parte de la sociedad española. En este sentido, los miembros de Podemos saben muy bien que si dijeran lo que realmente piensan y ha de hacerse para solucionar esta situación de emergencia, no se les permitiría acceder al poder. En buena parte, porque la mayoría de esas medidas deberían pasar por levantar muros de resistencia para que la era de las corporaciones no llegue y no creo que Podemos sea más que el partido que va a permitir que esta transición se produzca sin tanto dolor e injusticia como existirían, de continuar gobernando los nietos de Franco. Además, repito, que posiblemente las medidas necesarias para instaurar un cambio beneficioso global sólo se pueden trazar y construir o bien desde fuera del sistema o desde los puntos más alejados de su centro. Ese centro que planea asaltar Podemos y en el que, antes o después, se encontrará. Shalam
Últimamente estoy absorto con la lectura de los ensayos históricos de Francisco Gijón. No creo que sea el momento de escribir en avería sobre ellos....
0 comentarios